domingo, 1 de mayo de 2011

WOLFSSCHANZE (Meditaciones)




 
Para Alesia,
cuya ternura me embriaga
en cada abrazo, en cada beso,
en cada momento de su vida.


       ÍNDICE
·         Homenajes
·         Nostalgia
·         Grato recuerdo
·         Niños y leones
·         Inventiva y creatividad
·         De la naturaleza de la superficialidad
·         De la verdadera naturaleza del hombre
·         Ser o no ser
·         Schumann, el vuelo del águila
·         Poetas y filósofos
·         Esa liviandad que raya en la ignorancia
·         Punto sobre las íes
·         Un hombre
·         Punto de quiebre
·         Trinidad
·         Viendo el futuro
·         Humildad
·         Ese hermoso sonido llamado silencio
·         Abogados
·         Condición Humana
·         apariencias
·         Autodestrucción
·         Boutade
·         Mártires Masoquistas
·         Retrato Presidencial
·         Periodistas
·         Opiniones y juicios
·         Hombre de méritos




HOMENAJES
Muchos homenajes a tal o cual poeta - vivo o muerto – me recuerdan a la hiedra que, desesperada, busca una tapia por donde trepar.


NOSTALGIA
El recuerdo tiene el tamaño de la felicidad o la tristeza que lo engendró.


GRATO RECUERDO
La primera vez que leí “El caballero Carmelo” tenía siete años, y su lenta agonía fue acompañada de lágrimas en un último duelo. Mientras escribo estas líneas después de releído el bellos cuento de Valdelomar, hoy, en el recodo de la vida, aún mis ojos no recuperan su mesura, aún yacen rojizos; las lágrimas pueden haber envejecido, pero el sentimiento de tristeza que me embargó la primera vez, sigue latente, como un botón de rosa negra que florece innumerables veces.



NIÑOS Y LEONES
Un león vive 15 años aproximadamente; duerme 20 horas y está despierto 4 horas, las cuales emplea en acicalarse, comer y de vez en cuando ayudar a las leonas del clan a cazar. Según estudios realizados en Gran Bretaña, un niño promedio de aquellos lares habrá pasado un año entero viendo la televisión para cuando cumpla seis años; otro dato interesante:
Más de la mitad de los niños de tres años tienen un televisor en su habitación.
Por lo visto, estamos más cerca de los leones de lo que creíamos.




INVENTIVA Y CREATIVIDAD
Los chinos han demostrado que carecen de imaginación y creatividad. Una encuesta nacional realizada en el 2006 reveló que entre un 85% de sus 1400 millones de habitantes solo disponen de 100 apellidos diferentes. Deberíamos enviar una comisión a ese vasto y prolífico país asiático para darles una verdadera lección de imaginación en lo que a poner nombres a nuestros hijos se refiere. Para muestra tenemos nuestros Ben Hur, Josmell, Clifford, Johnny en todas sus variantes (Joni, Jony, Yoni, Jhoni, Jhony, Johnni, Yonni, etc.), nuestras Giovanna con sus (Giovana, Giovanna, Yiobana, Yiovana, Giovana, Jiovanna, etc.).

Es decir, toda una denominación de nombres de pila con la cual podríamos bautizar a todo lo existente en el universo. Nos podrá faltar todo, pero nunca una chispa de creatividad onomástica.




DE LA NATURALEZA DE LA SUPERFICIALIDAD
La estupidez más grande es el hecho de que otros nos hayan visto tantas veces: nuestro rostro, nuestro cuerpo, nuestros ojos.

95% más de las veces de lo que nosotros nos hemos visto físicamente. ¿Pero cuanto de nosotros conocen realmente? De nuestro pensamiento, de nuestros amores y sufrimientos, de nuestra forma de ser o de nuestra bondad, de nuestra sapiencia. Nada o casi nada clama una voz en mi interior.


DE LA VERDADERA NATURALEZA DEL HOMBRE
Un hombre de verdad no se puede analizar en un instante, requiere una eternidad. La mayoría  se lleva de él una migaja, un grano que un pájaro levanta en su vuelo fugaz. Toda la grandeza queda en él a su paso por la vida, en su obra, en su hablar y en su actuar cotidiano.


SER O NO SER
Los hombres se dividen en águilas y gusanos.
Cuanta claridad hay en el cielo.




SCHUMANN, EL VUELO DEL ÁGUILA
Llevo tres meses trabajando en mi monografía de Schumann. Tres meses de agotadoras jornadas leyendo tratados de música y biografías del músico alemán. Junto a las interminables tazas de café para robarle algunas horas al sueño y, entre volutas de humo, me acompaña su música. Como me apasiona y conmueve hasta las lágrimas su Aufschwung (“El Vuelo”). Allí Schumann parece mostrar sus momentos de lucidez y sus tormentos, esa lucha titánica entre la razón y la insania que lo perseguiría hasta la muerte.

Que grandeza la de este hombre que, a pesar de haber muerto a los 46 años, nos ha dejado un legado musical tan admirable. Una existencia de gloriosa vida que alimenta nuestro espíritu en un mundo como el de ahora cubierto de una pátina de mediocridad hasta las heces.



POETAS Y FILÓSOFOS
La naturaleza está ahí, frente a nosotros. ¿Pero todos la perciben con la misma intensidad?

¿Pueden todos penetrar la dura cascara de la nuez para llegar al fruto preciado y sentir las delicias de su pulpa? Hay un grupo de seres que se sienten conmovidos por la recóndita dulzura de la naturaleza y se niegan a resignarse al sueño; unos, son los poetas.

Ellos dialogan con las ondinas a la orilla de la playa en plácida armonía. Otros, y esos son los filósofos, echan al trasto sus problemas y, apoyados en el alféizar de una ventana, se entregan a reflexionar sobre los misterios del universo. Poetas y filósofos comparten la misma habitación sin saber que está juntos dentro de ella.



ESA LIVIANDAD QUE RAYA EN LA IGNORANCIA
Me asombra la facilidad con que la mayoría de los hombres se expresan de las mujeres con frases trilladas como la famosa “todas son iguales”. Considero que conozco poco de estos seres con los cuales he encontrado una igual a otra. Las mujeres son como los perfumes: tonalidades y aromas disimiles, pero todos agradables al gusto. Son flores que embellecen los campos  y dan vida a los bosques. Tienen la fuerza de las flores del cactus para sobrellevar las adversidades; seres que seducen al varón como una rosa que revolotea una abeja.

En la lucha ornitológica por la supervivencia de la especie, las mujeres encuentran en las rapaces su acomodo, pues, siempre están los halcones de calandrias a la espera.

En el campo de la solución, es una locura querer seducir a quien ya por historia nos ha seducido. Las mujeres no son culpables de que las raíces del machismo haya surgido de las páginas de ese manual de virilidad llamado Antiguo Testamento, mamotreto creado para afeminados de sotana y ribete con cerebros carcomidos por la frustración atávica de no poseer una hembra.





PUNTO SOBRE LAS ÍES

El poeta duerme, inverna en su creación, no en la contingencia de su vivir o en la anécdota efímera de su transcurrir; esta última debe der percibida por su intención significativa más que por su veracidad.




UN HOMBRE

El hombre agradecido respira cielo y aspira nube; las águilas se regocijan en su modestia mientras disfruta de la lluvia del invierno frío. Ve pasar las cometas frente a sus ojos, brillar las estrellas bajo sus cejas. La nieve de las cumbres cuaja sus malos pensamientos. Guarda su saber, no lo pregona; sólo lo ofrece al que lo necesita. Recibe las alabanzas con la frugalidad con que recibe un saludo. Invierte su tiempo conociéndose a sí mismo, buscando pulir sus defectos, no se preocupa por los de sus semejantes; sólo ve en ellos las virtudes que pueden echar raíces en él. Su corazón descansa siempre en la paz del mediodía.




PUNTO DE QUIEBRE
¿Cómo cambiar el entorno de mediocridad y rahez que nos asfixia, cuando la cobardía y la mentira corroen los cimientos de cualquier intento por edificar algún bastión de moral y dignidad?  

No se podrá hacer nada inmediato y directo mientras en el aire pululen las hordas de un pueblo ignorante que no desaprovecha ninguna oportunidad para celebrar una estupidez.



TRINIDAD
Para las cuestiones de amor se necesita tener cabeza fría para afrontar las desavenencias que acontecen, inevitablemente, en toda relación; corazón ardiente para amar a la mujer sin ningún tipo de restricciones; mano de acero para protegernos de aquellos que busquen empañar lo que con tanto sacrificio hemos edificado.




VIENDO EL FUTURO

Las clepsidras fueron inventadas para que veamos en lo que nos convertiremos con el paso del tiempo.




HUMILDAD
El vulgo, que es la mayoría, gusta celebrar lo superficial, lo frívolo, lo grotesco, lo rimbombante; yo prefiero celebrarme a mí mismo.


 

ESE HERMOSO SONIDO LLAMADO SILENCIO

En sus Dísticos Morales Catón dice que el silencio es la prudencia del tonto: es que el idiota como no tiene nada bueno que decir se queda callado.

La gran mayoría aborrece el silencio para no ser consumido por su soledad.

El hombre que no lee se sentirá tan solo como Napoleón en Santa Helena; el hombre que no lee no piensa ni reflexiona sobre el mundo que lo rodea, entonces necesita del ruido como una forma de disimular su mediocre soledad. De esta crisis demencial nacen las emisoras bulliciosas como una suerte de panacea para esta jungla de seres estériles que manipulan idiotamente el celular entre las manos casi todo el día, colocan en sus cerosas orejas unos audífonos con música estridente, los choferes del servicio público que confunden sus unidades con fiestas de callejón, los borrachines domingueros apostados a sus carros con la salsa a todo volumen, el torso desnudo, bebiendo y escupiendo cerveza en medio de la calle, meandose en los jardines y hablando y discutiendo de fútbol entre otras cojudeces, mientras disparan  lisuras como el mejor mercenario que dispara metrallas en Irak sobre gente inocente a nombre de la democracia. En este país, si se puede llamar así a un lugar donde gobiernan ladrones y obedecen borregos, el ruido y la bulla estruendosa es sinónimo de alegría, diversión, el Sí a la vida.

 ¿Es este país que añoró Arguedas o visionó Manuel Gonzales Prada? Acá no se habla, se vocifera, no se levanta la voz para enfatizar algo importante, se grita. Aquí predomina la voz cachaquera y mandona. Se grita en el congreso como la verdulera que promociona sus productos en la paradita de barrio, grita el cobrador de microbús, grita el que habla por nextel sin importarle quien carajo esta a su lado, grita el cura simoniaco desde su púlpito y se le oye en los altavoces instalados fuera de su iglesia. Acá se odia la calma del océano, la paz antártica del esquimal, el silencio nocturno de los bosques. Aquí sentimos vértigo cuando nos asomamos a las profundidades de nuestra conciencia, como si en el corazón de ella nos esperaran las gorgonas, quizá allí esté el hecho de que nos embutamos de ruido hasta el aturdimiento. Cuando callamos despierta el alma y se manifiesta ante nosotros con toda libertad. Tras el silencio prolongado y profundo se escucha la voz del alma. ¿Es que vivimos en un mundo de desalmados? Si es así, el resto es silencio, dice Hámlet.


ABOGADOS

Cuantos abogados han fracasado en emular a tan dignos actores en sus papeles de abogado y juez.


CONDICIÓN HUMANA

Vivimos como en La Condición humana de Magritte, donde un lienzo es colocado delante de una ventana abierta, y sobre él, se pinta detalladamente el paisaje que oculta. De esta manera el paisaje está cubierto y reemplazado por la imagen pintada.

¿Y cuál es más real? Tantos años de barbarie y latrocinio consentido nos ha hecho perder el sentido de la realidad. Colgados en una mísera pared, contemplamos el mundo sin preocuparnos por entenderlo.

Cuanta culpa debe recaer sobre Raymond Burr en su papel de Perry Mason o del legendario Spencer Tracy haciendo de Juez en el clásico de Stanley Kramer El Juicio de Núremberg por haber inspirado o cautivado a muchos adolescentes de la década del sesenta a seguir la "digna" carrera de la toga y el birrete.



APARIENCIAS
Muchos creen que el pensamiento de un hombre está reflejado en su apariencia; ignoran que es común ver al lobo disfrazado de cordero.


BOUTADE
Mantén a tu mujer lo más cerca que puedas de tu corazón, para que sus manos no puedan llegar a tu cartera.


AUTODESTRUCCIÓN
Un bosque que necesita del fuego para destruirse; un tigre del tiro preciso del cazador; el árbol, del trajo certero que le inflige el acerado destral. ¿Quién  se atrevería a decir que el hombre necesita ayuda para aniquilarse cuando durante siglos ha echado mano de toda su sabiduría para poner fin a su propia leyenda? En ese repudio a la vida, en ese desprecio por sí mismo estriba su “grandeza”.


MÁRTIRES MASOQUISTAS
La iglesia está llena de mártires, de esos que andan por ahí buscando suplicios para aplacar el ardor que sienten por la hembra, obstinados por el sufrimiento como un lenitivo a sus  frustraciones. Compiten entre ellos en la búsqueda de tormentos; acumulan en el cuerpo pústulas y llagas como el militar que amontona medallas en el pecho. Paladines de la autoflagelación, mueren en el convencimiento de que algún Papa bonachón evaluará sus martirios y terminará canonizándolos para el beneplácito de una grey santurrona sedienta de santitos.



RETRATO PRESIDENCIAL

Ollanta Humala deslumbró a tirios y troyanos con ese porte varonil que Patton en las Ardenas, con esa estampa de estadista que le daba su uniforme verde oliva.

Su repetitivo discurso (anticorrupción - moralizador), convenció a todos quienes lo escucharon. La mano rígida y sin guante apaciguador que esgrimía en cada discurso disipó la duda de los indecisos que veían en la hija de Fujimori el regreso a la violación de los derechos humanos y al antro de corrupción que implanto su sicario Vladimiro Montesinos. La niebla densa y engañosa de la vacilación se evaporó para mostrarnos un horizonte límpido, donde el futuro se mostraba justo y equitativo.

Muchos pensaron entonces que la reencarnación no era patrimonio exclusivo del barbado nazareno, y que el espíritu de napoleón había decidido, después de vagabundear durante más de siglo y medio por los reinos de ultratumba, reencarnarse en un gobernante de este lado del mundo, en un andino de nombre sugestivo que despertaba las reminiscencias de un general del glorioso Imperio Incaico. De ahí quizá la mirada decidida con que el comandante dado de baja lanzaba sus arengas moralizadoras, sus promesas de justicia e inclusión social. Un hombre que el lenguaje del vulgo califico “de huevos” y que el argot coproláico tildo “de cojones”. A más de ciento cincuenta días de gobierno flota en el ambiente la desilusión.

Verlo ahora metido en sus ternos desaliñados e impartiendo ordenes escondido tras las faldas de la Primera Dama (esa denominación huachafa que suena tan hueca como Reina de Inglaterra o Príncipe de Asturias), tenemos la sospecha de que esos huevos eran de pascua y los cojones de malvavisco.

Este hombrecillo cuando habla se emparenta lingüísticamente con Fujimori, asume las poses de Sánchez Cerro caricaturizadas al mejor estilo Humala y pone la mejor cara de cojudo al estilo Belaunde cuando alguna pregunta le resulta incómoda. Al escuchar las tonterías que dice, nos da la impresión que en política se encuentra más perdido que esos cuyes de feria que no saben en qué caja meterse. Cuando tiene que encarar a los hombres del dinero los pantalones se le aflojan más que a un payaso.

No hay duda de que los fantoches no saben cómo llenar esa ropa interior extra large que, parecen llevar desde que asumen las riendas de este desgraciado país.



PERIODISTAS

Especie de péndulos catedralicios, nuestros diaristas transitan por el anarquismos el día lunes, por el conservadurismo el jueves y rematan la semana convertidos en ultramontanos. Se trasladan del izquierdismo al derechismo más recalcitrante con la destreza de un chimpancé entre los arboles de frondoso bosque. Aunque los privásemos de la visión, enfilarían con exactitud milimétrica a la oficina de repartición de coimas. Con precisión de banderilleros, Gonzales Prada escribió sobre nuestros periodistas y diarios hace más de un siglo en “Horas de lucha”: “Los males causados por la falta de sinceridad y honradez resaltan en los diarios de Lima, casi todos sin opiniones fijas ni claras, defensores sucesivos del pro y del contra, apañadores de los más odiosos negociados fiscales, voceros de bancos, empresas de ferrocarriles, compañías de vapores y sociedades en que imperan el agio y el monopolio.(…) Sin obedecer a un pesimismo exagerado y hasta de mal gusto, nos parece que el diario limeño no da esperanzas de evolucionar. Rara vez el buen ejemplo salió de nuestra Capital. Si un pueblo se figura por individuo, Arequipa es el soldado varonil que empuña el rifle, se cuelga el detente, sale al campo de batalla y regresa teñido en sangre a la vez que rodeado por un tufo de chicha y pólvora; Lima es la zamba vieja que chupa su cigarro, empina su copa de aguardiente, arrastra sus chancletas fangosas y ejerce el triple oficio de madre acomodadiza, zurcidora de voluntades y mandadera de convento”.  



OPINIONES Y JUICIOS

Siempre me cuido de dar opiniones sobre otros; hay lenguas maledicientes que suelen tergiversar lo que hemos dicho para herir a terceros a costa de palabras que no hemos dicho. Espada de doble punta, nos hieren a nosotros y a sus enemigos. La batalla, vista así, les salió gratis.



HOMBRE DE MÉRITOS

Tiene el mérito de haber escrito los versos más mediocres y la prosa más aburrida que pueda imaginarse. Nadie puede arrebatarle ese preciado lugar.



MAGÍA MALIGNA DE LA TELEVISIÓN Y OTRAS TECNOLOGÍAS

El sinvergüenza ya no necesita encontrar excusas para salir de su casa para verse con su amante, un televisor de pantalla plana, obsequiado a su mujer, es suficiente para entretenerla, para embobarla, el mejor biombo para tapar su fechoría.

Los hijos cuando son pequeños ya no nos molestaran con sus peticiones “tontas” e impertinentes de “cuéntame un cuentito” antes de dormir; un buen televisor en la habitación, instalado estratégicamente frente a la cama con sus dibujos animados respectivos, lo entretendrán hasta adormecerlo, hasta doparlo.

¿Y para los púberes y adolescentes?

Para ellos está la computadora con su Facebook, Messenger, Twitter, Google, la laptop para continuar la “pachanga” en la cama, el iPod, el celular, el BlackBerry, el Mp3 y todos esos buenos compañeros para esa soledad de nuestros tiempos, esa hija de la incomunicación familiar nacida en las entrañas más rancias y reaccionarias de la moderna tecnología. Nuestros hijos ya tienen en el cerebro un espacio reservado para la publicidad. Si metiendo a un abogado entre 20 personas que viven en armonía tenemos en 24 horas 19 juicios; basta con que pongamos un televisor en cada habitación de nuestra casa y tendremos un hogar en “armonía” total: nadie discutiría, nadie hablaré en voz alta ni cantará perturbando a los otros. Cada uno habrá logrado la perfección en su mundo privado.



SOLEDAD DE VIDA
La vida en solitario es la que mayor se acomoda a mi naturaleza, me protege para no caer en las zarpas ponzoñosas de algún ingrato, de algún oportunista, de algún parásito que pretende apoderarse gratuitamente de mis conocimientos en una supuesta conversación que termina siendo un monólogo de mi parte y en una cátedra gratuita para ese chupasangre de intelectuales.




DESPERTAR

Cuanto más insulsas me resultaban las pocas satisfacciones que la vida me brindaba, más me convencía que los libros eran el manantial donde podía satisfacer mi sed de alegrías y felicidad.



IMPRESIONES

Los traumas que se arrastran toda la vida sirven de impulso al autor creativo: un artista posee tal sensibilidad que podría decirse que recibe cien impresiones por minuto; el que no lo es no llega ni a diez, pero lo peor de todo es que de esas diez ninguna logra siquiera arañarle la epidermis.

Las impresiones atraviesan la carne del artista y se instalan en su “corazón”; ahí permanecen, recónditas y latentes, esperando el momento propicio para emerger con tal fuerza que al creador no le queda más que trasladarlas a la página en blanco donde permanecerán embriagadas por el don de la inmortalidad.



LA MENTIRA QUE ATURDE

La mentira jamás se va a convertir en una verdad, eso lo sabe bien gente como Alan García, Toledo, Fujimori y Ollanta Humala, el fin de ella es confundir. Dentro de esa confusión que el mentiroso saca provecho, pues, gana tiempo para ir creando otras mentiras que serán el germen de nuevas confusiones. Llega un momento en que el confundido se aburre de navegar en ese mar de caos, en viajar en ese tren que va a ninguna parte y entonces abandona el carro y ya no le interesa el llegar a la verdad, se conforma así con la cáscara de la fruta y deja al político sinvergüenza que siga disfrutando de la pulpa.




AQUEL LUGAR SIN NOMBRE


Cuando me echo a dormir siento el gran placer de que voy a soñar, a percibir algo bello, a vivir en lo inefable, a reencontrarme con mis muertos con los cuales puedo hablar, reír, disfrutar de un momento placentero. Sé que al despertar el recuerdo de ese sueño se irá desvaneciendo y que con el tiempo se irán perdiendo las imágenes por siempre.



Porque a diferencia de la realidad en ese mundo irreal que son los sueños, las vivencias parecen ser más livianas, casi gaseosas, de ahí la fragilidad que tienen para posarse en la memoria. Aun así, atesoro cada noche ese mundo tan personal que nadie puede perturbar, esa felicidad en imágenes donde la lógica no cabe, donde la interpretación no hace más que profanar esa connivencia entre sueño y soñador, entre creador y lo creado.



Los sueños traen consigo también revelaciones; en la realidad, estas vienen lentamente, se llega a ellas ascendiendo por peldaños de cristal, y cuando ya las percibimos, nos da la sensación de que las hemos alcanzado en un abrir y cerrar de ojos. Estas experiencias son demasiado personales, sagradas, amadas, tan delicadas que no podrían ser transcritas en un papel ni compartidas siquiera con nuestro ser más íntimo.









ESGRIMA DE AMOR



En las cosas del amor soy como mi madre: me destrozan el corazón una sola vez. Ante el horror de una nueva desgracia… ¿Qué podría hacer?



El saber que he quedado con la fragilidad de una copa de cristal me hace alejarme del mal vino. La fuente de la vida en el amor es el corazón y, como este último es comprensivo y débil ante los caprichos femeninos, dejo que mi inteligencia tome la espada para evitar cualquier nuevo touche.








ORIGINALIDAD



Todo parece estar ya escrito, y que no hacemos más que repetir lo que proviene de un eco. Lo que hacemos es buscar nuevos matices a una idea que ya ha sido concebida con anterioridad.



Basta revisar los catálogos de pintura, la música, la escultura, la literatura o la arquitectura para darnos cuenta que la originalidad fue perdiendo su consistencia con el paso de los siglos.





ENTRE RATAS Y BABOSAS

Los políticos han desarrollado un antídoto contra la indignación y el enardecimiento del pueblo, al punto que, cualquier asalto a las arcas del Estado o cualquier caso de corrupción política, nos resulta tan natural, que ni siquiera nos inmutamos ante los titulares donde se denuncian estos hechos. Cogemos el diario y nos vamos de frente a los deportes, a los chismorreos del espectáculo, a las páginas delictivas; la política con sus miserias y sus latrocinios nos importa un carajo.

Hemos llegado al hastío. Los ratones se pasean bien campantes ante el gato remolón que duerme la siesta con la panza llena. El aroma varonil y justiciero que despide el hombre digno y probo ha sido opacado por las flatulencias que brotan del tubo digestivo de organismos putrefactos.

El hombre decente que entra en la política termina privándose de la decencia como el musulmán que se quita las babuchas para entrar a su Mezquita. Cuando un político se resiste a ser privado de su honra, termina como los cangrejos en la sesta de un pescador: por más que se esfuerce por salir de ella trepando afanosamente, los demás se lo impedirán agarrándolo con las tenazas.

En el Perú escasean los tigres y los leones; nos hemos saturado de ratas y babosas: los García y los Fujimori se cuentan entre los primeros, Ollanta Humala encabeza la lista de los segundos.

Tener la ilusión de que las cosas cambien en el Perú es como introducir la mano en una alberca para coger una estrella reflejada en el agua.


Los políticos (Presidente, ministros y congresistas) tratan de esconder sus fechorías, pero estas son como la tos que tiene que salir, por mucho que se intente contenerla. ¿Pero qué efecto pueden producir estas convulsiones sonoras en un país de sordos? Ninguna. Aquí la indiferencia es pavés del egoísta, espada del apasionado, consuelo del despreocupado, refugio del soñador y riqueza del tonto.





ESCEPTICISMO

Cuando releo la Biblia, el Corán, el Talmud o el Bagavat – gita, viene a mi mente, mientras reviso algunos pasajes, eso que Carlyle llamaba la enfermedad negra. Para el moralista escocés, el escepticismo es enemigo de la vida.


Yo creo que el escepticismo es una barrera que nos protege de los cánones que muchas veces se nos quiere imponer como verdades absolutas, verdades que en las religiones vienen ya con un rótulo no cuestionable. ¿Cuánto se ha avanzado en el pensamiento filosófico desde Sócrates a Sartre? ¿Cuánto en el pensamiento histórico y científico gracias al escepticismo? En los libros están los resultados. El escepticismo es un duro tamiz que nos protege de que nos quieran pasar gato por liebre. Durante diez siglos de oscurantismo la Iglesia Católica mantuvo su prepotencia en base a creencias que con  el pasar del tiempo resultan hoy inadmisibles. Muchas veces un error resulta más peligroso cuanto más verdad contenga, más todavía si esta verdad quiere ser impuesta sin cuestionamiento alguno y las religiones están plagadas de estas imposiciones. Savonarola, Juan Huss, Giordano Bruno y Miguel Servet fueron víctimas de la intolerancia religiosa, de ese fanatismo que caracteriza a la mayoría de las religiones.





FUGA DE TALENTOS

En un país donde el caos ha reemplazado al orden como algo natural, donde el nivel cultural del pueblo y la clase media orilla en la barbarie, donde las instituciones gubernativas y en algunos casos educativas se ha derrumbado por los termes de la corrupción, no es extraño el encierro en la torre de marfil a la que voluntariamente se ha confinado el intelectual. La repugnancia que les provoca la descomposición de la sociedad ha superado largamente sus fuerzas, esas que alguna vez lo llevaron a incorporarse a su núcleo social, participando en conferencias, presentaciones de libros o impartiendo cursos de capacitación.



EQUILIBRIO

Si el espíritu no está tranquilo de nada vale un cuerpo sano. La salud de un hombre se rige por la armonía que debe haber entre lo corporal y lo espiritual. Ambos se hallan conectados de tal manera que si uno falla, falla el otro.



MODESTIA ESPIRITUAL

Si hubiera nacido con las manos de Miguel Ángel para esculpir, con la magia de Schumann para el piano o poseído por la imaginación de Esquilo para las grandes tragedias no habría sido yo. Eso sí hubiera sido trágico para mí.




PENSAMIENTO Y MEMORIA

El pensamiento se almacena en nuestra memoria, ahí se mantiene hasta que, a través de la evocación, lo sacamos de ahí y lo comparamos o lo mezclamos con otro pensamiento nuevo relacionado con él; entonces podemos afirmar que el pensamiento anterior sufre una profunda o ligera transformación, una evolución para ser más preciso.

En la mayoría de los “humanos” el pensamiento muere a los pocos minutos, como esas moscas que pululan en un basural.



UN FUTURO DIFERENTE

Estamos ante una generación de jóvenes con una ceguera cultural que espanta. En vez de un libro, los jóvenes llevan el celular, cada día con avances tecnológicos más sofisticados. Aquellos que ya transitamos la adultez, nos quedamos asombrados de la forma como la tecnología ha atrapado a los jóvenes hasta hacerlos prisioneros del entretenimiento. Muchos vivían esclavizados a la computadora, y sólo la dejaban porque tenían que salir y no podían llevarla con ellos. Pues, bien, los creadores de tecnologías han puesto hoy al alcance de los jóvenes, internet en los celulares. Es decir, todo el día podemos estar conectados a la máquina, facebook, twitter, chat y etc, etc.

No estoy contra la tecnología, estoy contra aquellos que en vez de ayudar a formar jóvenes con aspiraciones culturales, humanísticas y científicas están formando una generación de cretinos de pensamiento ralentizado y entendimiento bovino.


El futuro es desconsolador viendo las tinieblas que se avecinan, sin luz espiritual e invadidos por los escombros de una generación que no promete dejarles a sus descendientes absolutamente nada.




LIBRERÍAS Y LOBRÓDOMOS

Los años en que uno podía recorrer las calles del centro de Lima en busca de algún libro de calidad es ahora una suerte de lotería. Ahora no abundan las librerías, sino las casas de juego, esos centros donde muchas personas buscan entretenimiento y uno que otro ingenuo cree que saldrá por esas puertas por donde entró con veinte soles hecho un nuevo millonario. Ahora abundan los libródomos, aquellos locales donde se lucen los últimos best sellers, con sus llamativas caratulas policromáticas, y los proliferantes libros de auto ayuda.

Esos adefesios son lo que la gente común y corriente consume, y los vendedores de libros (no libreros) obtienen en ello ganancias que los libros de contenido cultural, por la escasa presencia de lectores, no les dan la rentabilidad que esperan. Que lejos han quedado las librerías como Época, Studium, La Familia, ABC y otras, que en la década del sesenta y setenta nos hacían delirar con sus novedades o con sus ediciones venidas de Europa, Estados Unidos, Chile o la Argentina. Recuerdo la librería de don Juan Mejía Baca, en la calle Azángaro, donde sí se tenía suerte, se topaba uno con Martín Adán, Luis Jaime Cisneros, Estuardo Núñez, Luis Paco Bendezú, Pepe Bonilla o Eleodoro Vargas Vicuña. Don Juan, siempre tan generoso y comprensivo, nos daba libros a crédito a muchos estudiantes de la Católica, Villarreal o San Marcos. Los estudiantes de esa época no practicábamos ese deporte tan común en nuestros tiempos, el cabezazo.

Y ahí no quedaba todo, también habían librerías con ediciones extranjeras como Plaisei de France, en los portales de la Plaza San Martín, donde la señora Ortiz de Zevallos había colocado hermoso cuadros de Flaubert, Víctor Hugo, Péguy, Sartre o Simone de Beauvoir.

Aún conservó muchos libros de Alianza Editorial adquiridos a comienzos de los setenta en la librería Época del señor Rojas, en la calle Belén. Ahí acudía religiosamente a fin de mes a cancelar los libros a crédito que, tan noble como bondadoso, el amigo Rojas me brindaba.


Lima era entonces una ciudad donde se podía respirar cultura y buena educación. Pero este no es un mal que aqueja sólo al Perú, también sucede en países como Argentina, Chile, Inglaterra, España y Francia. Son los tiempos de ahora, la época de la banalidad y la frivolidad, y los libródomos están prestos a poner sus estanterías al servicio de la mierda impresa.




HISTORIA DEL HOMBRE

Muchas historias han sido escritas sin la consistencia y la solidez de los buenos caminos. Estas historias son senderos plagados de huecos y grava cuarteada, calzadas con pedruscos que se van desprendiendo de la grava apisonada. Los huecos son verdades a medias, esas que hacen que el historiador se convierta en un experto cosmetólogo y maquille los hechos a su conveniencia; las grietas son las inexactitudes que provienen de una mente frágil y poco leída; de un acomodo cronológico; los pedruscos son la plebe que se regocija en lo falso, en lo desfigurado, en lo  mediocre, en el conformismo retrógrado. De esa historia raquítica y cancerosa brotan héroes de barro, eminencias de estiércol seco, congresistas de aliento cuesco, presidentes anquilosados de uñas largas para una juventud derrotista, acéfala, condescendiente, borreguil, acrítica y hueca. La historia que debería ser el fiel testigo de los hechos ocurridos en el tiempo, se convierte en manos de asalariados, alcahuetes y áulicos, en un talego de mentiras. La vida de la memoria se transfigura muchas veces en un cuerpo momificado y purulento: el mediocre maestro de escuela.


La historia cuando es escrita por alguien que tuvo partido en los acontecimientos es un buen síntoma de objetividad y veracidad, siempre que quien haya registrado los sucesos se haya mostrado imparcial a la hora de juzgarlos. La historia debe mostrarnos lo acontecido; seremos nosotros, en plena libertad, quienes juzguemos, analicemos, reflexionemos y deduzcamos nuestras conclusiones según nuestro parecer. Preparémonos, eso sí, a descubrir que la historia de la humanidad parece una enorme garrapata, algo despreciable atiborrada de sangre hasta las heces, un cúmulo de crímenes, crueldades y vesanias. 




HIMNOS Y SÍMBOLOS PATRIOS
No me llama al espíritu cantar himnos, ni rendir culto a “símbolos patrios”. El patriotismo y el patrioterismo han sido incubados en el mismo útero de la conveniencia, el arribismo y el fanatismo. El patriotismo nos ha llevado a guerras inútiles como sangrientas, a la mutilación del territorio, a perder a una juventud que pudo haber dado otro cariz a esta Nación, a perder la dignidad y las ilusiones debido a una dirigencia y a unos políticos ineptos y corruptos. Durante mi vida he ido corrigiendo conceptos que me parecían justos y que no eran otra cosa que cánones inhumanos disfrazados de santidad. Hace muchos años que no creo en religiones fanáticas, parasitas, retrógradas y rencorosas.


Del patriotismo no me queda ni mi partida de nacimiento. No me considero, ni siquiera, ciudadano del mundo. Soy una ínfima parte de un universo donde ningún Dios tiene cabida.






ESE VULGO ERRANTE, MUNICIPAL Y ESPESO

No hay nada que mantenga más sano y fortalecido mi espíritu que el estar alejado de las multitudes, esos rebaños despreciables en los que la insuficiencia intelectual y la bajeza moral van juntos como los dedos de una mano. Cuando me encuentro frente a ellas les doy a entender que no soy uno de sus semejantes y que me resulta repugnante contagiarme algunas veces de sus actitudes, de sus gestos vulgares, de su lenguaje se sentina, de su hedor a carne putrefacta. Ver día a día las máscaras que cubren sus rostros podridos es algo nauseabundo.

Felizmente, con mucho trabajo y ejercicio mental, he logrado apreciarlos la mayoría de las veces, como seres indefinidos, vagos, inconcretos, meras abstracciones que gustan reunirse en grupos numerosos para chillar, gritar, en los estadios, en los conciertos, o cantar jaculatorias melosas en las iglesias.

Una gloria rápidamente alcanzada, dice Schopenhauer en su Metafísica de lo bello, es una señal sospechosa, porque es el aplauso de la muchedumbre. Horacio,  en la Oda I de su libro III, coloca el siguiente epígrafe: Odi profanum vulgus, et arceo (Odio lo profano vulgar y lo evito). Y luego dice:


Lejos, lejos de mí, gentes profanas;
versos jamás oídos
escuchen los demás con temor santo,
que, sacerdote de las nueve hermanas,
a las doncellas y a los niños canto.


¿Qué tiene de atractivo un vulgo estúpido? Pan y Circo era la exclamación de la plebe romana que juvenal recoge en el verso 31 de su Sátira X. Pero el vulgo no sólo viaja hacinado en vehículos como ganado; también en sus propios vehículos, muy vistosos y modernos ellos. Se les ve en los buenos restaurantes, en clubs sociales, en playas exclusivas o vitoreando y halagando a algún político sinvergüenza en busca de un favor o una prebenda. Bien lo dice Juvenal en su sátira.


“El que lleva, aunque no sea más que un poco de plata y hace un viaje amparándose en la noche, va inquieto, temeroso del asalto de los bandidos, sospechando hasta de las ramas de los árboles que mueve el viento a la luz de la luna. En cambio, el que camina con la bolsa vacía, pasará cantando ante las propias narices del ladrón.

Los devotos van a los templos para rogar a los dioses que les concedan riquezas y llenen sus arcones con generosidad. Sueñan con los placeres y con el poder.
 No se paran a meditar en lo que piden. Ni se acuerdan de que el veneno rara vez se da en taza de barro, sino en la espléndida copa de oro ornada de piedras preciosas, en la que bulle el vino espumoso de Setia”


A veces soy un poco masoquista, y las pocas veces que Milagros logra sacarme de mi Wolfsschanze, me deleita ver a tanto bípedo descerebrado por las calles, atrapados en el entretenimiento de la tecnología, incapaces de llevar un libro y leerlo para ver si en algo suavizan los excrementos que deben embadurnar sus cerebros carcomidos por el desuso.

Este es un pueblo estupidizado por una radio, una televisión y un periodismo que en su mayoría exuda mierda. No es un pueblo que elige gobernantes por programas sino por pereza mental, es decir lo que venga no importa. De ahí los que gobiernan: los Fujimoris, los García, los Toledo y los Humala. Todo una caterva de incapaces, aventureros y ladrones.

Ya lo dice Juvenal, porque el vulgo ha existido, existe y existirá siempre, como las heces que siempre son evacuadas a través de los intestinos.


“Era el pueblo quien antes otorgaba los pleno poderes, los haces lictorios, premiaba o condenaba, disponía las legiones; todo, en fin. Ahora ha reducido mucho sus pretensiones y no desea más que dos cosas: pan y circo”.


El vulgo debe tener divertimento constante, sino se amodorra y se vuelve más estúpido; para eso está el futbol, las polladas, los conciertos de música salsa, las celebraciones que las municipalidades les organizan para que bailen, griten y se emborrachen.

Al otro día, con las cabezas atontadas por el alcohol, sudorosos y pestilentes, volverán a sus jornadas laborales a rumiar su rutina, como un vulgo errante municipal y espeso como el verso de Darío.

El vulgo es un par de manos cancerosas que palmean y glorifican todo lo vulgar.

Lorenzo de Médicis el Magnífico, solía repetir: Pane e feste tengono il popolo quieto” (con pan y fiestas tenemos a pueblo tranquilo).

Ruskin decía que la esencia de toda vulgaridad radicaba en la falta de sensibilidad.

Basta con mirar las condiciones en que se encuentra el jardín exterior de la casa en la que “vive” algún miembro de la chusma y nos daremos cuenta que tipo de sabandija habita ahí. Tienen hijos sólo porque satisfacen una necesidad animal. Quieren gobernar a otros y no han aprendido a gobernarse a sí mismos. El espíritu y el alma de la chusma tienen la profundidad de una mica. ¡Qué fragilidad!

En la parte segunda de “Así habló Zaratustra”, Nietzsche expresó con precisión de relojero sus ideas sobre la chusma. Transcribo el apartado completo, pues, sacarle aunque sea una coma, sería profanar un texto tan magnificente:


La vida es un manantial de placer; pero donde la chusma va a beber con los demás, allí todos los pozos quedan envenenados.

Por todo lo limpio siento inclinación; pero no soporto ver los hocicos de mofa y la sed de mis impuros.

Han lanzado sus ojos al fondo del pozo: ahora me sube del pozo el reflejo de su repugnante sonrisa.

El agua santa la han envenenado con su lascivia; y como llamaron placer a sus sucios sueños, han envenenado incluso las palabras.

Se enfada la llama cuando ellos ponen al fuego sus húmedos corazones; también el espíritu borbotea y humea cuando la chusma se acerca al fuego.

Dulzona y excesivamente blanda se pone en su mano la fruta: al árbol frutal su mirada lo vuelve fácil de desgajar por el viento y le seca el ramaje.

Y más de uno que se apartó de la vida, se apartó tan sólo de la chusma: no quería compartir pozo y llama y fruta con la chusma.

Y más de uno que se marchó al desierto y padeció sed con los animales rapaces, únicamente quería no sentarse con camelleros sucios en torno a la cisterna.

Y más de uno que vino de allá como aniquilador y como granizada para todos los campos de frutos, sólo quería meter su pie en la boca de la chusma y así tapar su gaznate.

Y el bocado que más se me ha atragantado no es saber que la vida misma necesita enemistad y muerte y cruces de tortura: -

Sino que una vez pregunté, y casi me asfixié con mi pregunta: ¿Cómo? ¿La vida tiene necesidad también de la chusma?

¿Se necesitan pozos envenenados, y fuegos malolientes, y sueños ensuciados, y gusanos en el pan de la vida?

¡No mi odio, sino mi náusea es la que se ha cebado insaciablemente en mi vida! ¡Ay, a menudo me cansé del espíritu cuando encontré que también la chusma es ingeniosa!

Y a los que dominan les di la espalda cuando vi lo que ellos llaman ahora dominar: chalanear y regatear por el poder - ¡con la chusma!

Entre pueblos de lengua extraña he habitado con los oídos cerrados: para que la lengua de su chalaneo permaneciese extraña a mí, y su regatear por el poder.
Y tapándome la nariz he pasado con disgusto a través de todo ayer y todo hoy; ¡en verdad, todo ayer y todo hoy hiede a chusma que escribe!

Igual que un lisiado que se hubiera quedado sordo y ciego y mudo: así viví yo largo tiempo, para no vivir con la chusma del poder, de la pluma y de los placeres.

Fatigosamente subía escaleras mi espíritu, y con cautela; limosnas de placer fueron su alivio; apoyada en el bastón se arrastraba la vida para el ciego.

¿Qué me ocurrió, sin embargo? ¿Cómo me redimí de la náusea? ¿Quién rejuveneció mis ojos? ¿Cómo volé hasta la altura en la que ninguna chusma se sienta ya junto al pozo?

¿Mi misma náusea me proporcionó alas y me dio fuerzas que presienten las fuentes? ¡En verdad, hasta lo más alto tuve que volar para reencontrar el manantial del placer!

¡Oh, lo encontré, hermanos míos! ¡Aquí en lo más alto brota para mí el manantial del placer! ¡Y hay una vida de la cual no bebe la chusma con los demás!

¡Casi demasiado violenta resulta tu corriente para mí, fuente del placer! ¡Y a menudo has vaciado de nuevo la copa queriendo llenarla!

Y todavía tengo que aprender a acercarme a ti con mayor modestia: con demasiada violencia corre aún mi corazón a tu encuentro: -

Mi corazón, sobre el que arde mi verano, el breve, ardiente, melancólico, sobrebienaventurado: ¡cómo apetece mi corazón estival tu frescura!

¡Disipada se halla la titubeante tribulación de mi primavera! ¡Pasada está la maldad de mis copos de nieve de junio! ¡En verano me he transformado enteramente, y en mediodía de verano!

Un verano en lo más alto, con fuentes frías y silencio bienaventurado: ¡oh, venid, amigos míos,  para que el silencio resulte aún más bienaventurado!

Pues ésta es nuestra altura y nuestra patria: en un lugar demasiado alto y abrupto habitamos nosotros aquí para todos los impuros y para su sed.

¡Lanzad vuestros ojos puros en el manantial de mi placer, amigos míos! ¡Cómo habría él de enturbiarse por ello! ¡En respuesta os reirá con su pureza!

En el árbol Futuro construimos nosotros nuestro nido; ¡águilas deben traernos en sus picos alimento a nosotros los solitarios!

¡En verdad, no un alimento del que también a los impuros les esté permitido comer! ¡Fuego creerían devorar, y se abrasarían los hocicos!

¡En verdad, aquí no tenemos preparadas moradas para impuros! ¡Una caverna de hielo significaría para sus cuerpos nuestra felicidad, y para sus espíritus!

Y cual vientos fuertes queremos vivir por encima de ellos, vecinos de las águilas, vecinos de la nieve, vecinos del sol: así es como viven los vientos fuertes.

E igual que un viento quiero yo soplar todavía alguna vez entre ellos, y con mi espíritu cortar la respiración a su espíritu: así lo quiere mi futuro.

En verdad, un viento fuerte es Zaratustra para todas las hondanadas; y este consejo da a sus enemigos y a todo lo que esputa y escupe: «¡Guardaos de escupir contra el viento!».

Así habló Zaratustra.


(Así habló Zaratustra, Friedrich Nietzsche; Alianza Editorial S.A., Madrid 1972. Págs. 147 – 150)






¿ARTE DEL BIEN HABLAR?

Siempre la mentira será un instrumento necesario para el político, para el demagogo que quiere alcanzar un cupo en el gobierno de un pueblo, en el gobierno de una nación. Mientas más impere la ignorancia entre los pobladores de esa nación la mentira cumplirá sus fines con gran eficiencia. Una televisión, una radio y unos diarios manipulados sutilmente por el Estado serán la columna de ese embrutecimiento progresivo que saca al hombre de su realidad para trasladarlo a un mundo irreal, que es, a grueso modo, lo que los gobernantes quieren para hacer de la hacienda pública su caja chica y del erario nacional víctima de sus atracos.
Solo unos cuantos ciudadanos no caen en la palabra fácil, en la demagogia del engaño que cubre los discursos de los que gobiernan o quieren gobernar; son aquellos a quienes los sátrapas no les han podido lavar el cerebro para arrancarles esas dos palabras que deberían primar en una sociedad verdadera: justicia y libertad. Son aquellas que se han liberado de la falsedad y la ilusión los que están llamados a transformar la sociedad corrupta en que viven, aun cuando tuvieran que hacer suya la frase última de Platón en su alegoría de la Caverna, “¿No lo matarían, si pudieran tenerlo en sus manos?





KANT Y LA MENTIRA

Mentimos para salir de un apuro, para justificar nuestra impuntualidad, para eludir una deuda, para hacernos de un préstamo, para esconder nuestra timidez, para encubrir nuestros delitos o por salir del paso. La mentira es un acto universal y democrático: miente el Papa, el cura y la monja; miente el Presidente, su mujer, sus ministros y sus hijos; miente el deportista galardonado, el congresista y su secretaria. Mintió Jesucristo cuando nos prometió un Paraíso inexistente y la resurrección. La mentira es algo repugnante… Kant consideraba que la mentira era una violación a la moral que el hombre cometía contra sí mismo.




LA ÚLTIMA CENA

Salgo de un restaurante de barrio y me queda esta escatológica reflexión; en cualquier restaurante podemos ver a un pequeño grupo que come; la mayoría traga, engulle o se atiborra: el perro callejero más avezado no podría hacerlo mejor. La grasa de la sopa se desliza por la comisura de los labios como un pequeño arroyuelo de inmundicia. La manga de la camisa o el anverso de la mano sirve de servilleta, aun cuando el are esté relleno de papel. Las manos sucias y las uñas mugrientas son más útiles para tomar el pollo que cualquier utensilio que esté a la mano. Hablan mientras tragan, pequeños grumos de comida salen despedidos de sus toscas bocas como diminutos meteoritos. Cuando abandonan la mesa, esta luce como un campo de batalla con restos de fideos, arroz, cebollas y mendrugos de pan. Los heliogábalos  han concluido; Atila y sus hunos se retiran vencedores. Vientres satisfechos y eructos estruendosos son la mejor señal de la victoria.





ELECCIONES PRESIDENCIALES

Poner nuestras esperanzas para un futuro prometedor en el Perú, es como ponerlas en nuestra selección de fútbol con la expectativa de que logremos la clasificación al mundial. Quienes candidatean a la presidencia de esta caótica nación, muestran hasta qué punto puede envilecerse un pueblo donde la desnutrición, la corrupción y la ignorancia forman una trinidad cíclica que se fortalece cada cinco años. La hija de un hampón de la talla del tristemente célebre Al Capone, lidera las encuestas de intención de voto. Sabido es que las encuestadoras son organizaciones delictivas ofertadas al mayor postor, a gusto del candidato, pero, aun así, cabe preguntarse qué trasfondo psicosocial puede albergar la mente de los encuestados; quizá la respuesta se encuentre en la ignorancia sumada a la indiferencia y la deficiencia mental; no cabe otra respuesta. Otro candidato que se nos presenta nuevamente con la cantaleta de representar al Perú profundo, viene arrastrando un desbalance patrimonial que a todas luces nos hace ver que nos encontramos ante un ladrón cínico y mentiroso, que, envuelto en sus propias contradicciones, nos narra el viejo cuento de la “persecución política”. El más sinvergüenza de todos los candidatos, por su desfachatez para mentir con empacho, aparece en las encuestas rodeado siempre de unas estrellitas rojas, que, según él, representan a un  partido glorioso. El candidato dice mostrarse renovado, expedito para gobernar por tercera vez una masa macerada en fútbol, televisión basura y periodismo servil. Más atrás vienen los arribistas, los oportunistas, los acomodaticios y los que quieren una oportunidad en la política para vivir de balde. Como satélites y títeres de ocasión, están los expertos de opinión y los periodistas vendehúmos que van escarbando en la basura política buscando algún hueso a que aferrarse.

Los herederos de Pedro Beltrán y Raúl Villarán, los enemigos acérrimos de la decencia periodística, viven entre las rotativas inventando titulares complacientes para los candidatos que sepan retribuir con dinero sórdido sus servicios de lameculos. Estas elecciones que se avecinan tienen mucho de sabiduría popular y poco de cultura, porque al fin y al cabo, el Perú es un país para pendejos.





LA VEJEZ
La vejez va apareciendo tan sutilmente en nuestra vida que no la percibimos en nuestro diario trajinar. Pero en nuestro físico, sentimos como que algo va cambiando: como el olor que percibimos pero que no vemos. De repente, un leve dolor en la cintura, un ligero cansancio cuando realizamos alguna actividad que antes no nos reportaba fatiga alguna es un síntoma de que algo ha cambiado y que ya no somos los mismos de antes. Una casi imperceptible arruga en el rostro, un intruso blanco en la cabellera o algunas efélides oscuras en las manos terminan por confirmarnos nuestras sospechas: estamos envejeciendo. Nuestra piel, áspera y rugosa, se va asemejando a un paisaje lunar. Jadeamos después de andar algunas calles, nuestra dieta, antes tan rica en grasas y azucares, es puesta en alto por nuestro médico de cabecera. El espejo nos parece  una antesala del Infierno, donde la vejez ha tomado forma de ángeles infernales cuyas espadas ponzoñosas van dibujando surcos en nuestro rostro. Descubrimos que el transcurso del mundo nos lleva consigo, pluma que en la superficie del mar es llevada en la cresta de la ola a la playa, última estación de nuestro viaje: la muerte. Nos damos cuenta que la sociedad comienza a tratarnos como parias y ese yo que está insertado en nuestro cuerpo tiene que acostumbrarse a los eufemismos con que se le nombra “tercer edad”, “edad de oro”. 

La política y los medios de comunicación no se atreven a hablar de temas que parecen vetados: la marginación de los viejos, la decrepitud física, la sexualidad en la vejez; nos ahorran detalles acerca de lo que significa corporalmente y socialmente el proceso de envejecimiento. Los viejos sabios, no los estúpidos que son los que más abundan, se rebelan no contra la proximidad de la muerte, que sabe que es inevitable, sino contra la construcción social y cultural en torno a la última de su vida que lo relega a una vida indigna.




CREATIVIDAD O IMITACIÓN

Toda imitación es un punto de partida de un aprovechamiento que nos puede llevar a una creación propia. Shakespeare tomó de Boccaccio y  de un gran número de leyendas existentes: así nacieron “Romeo y Julieta”, “Otelo” y “Hámlet”; Goethe echó mano de muchas composiciones similares para construir su “Fausto” monumental. ¿No hay acaso en la “Eneida” virgiliana huellas de la “Ilíada” y la “Odisea” homérica. En prosa como en poesía o como en el teatro ha habido imitación, lo cual no significa plagio. La imitación está permitida en la literatura, decía Valera, siempre y cuando vaya precedida del asesinato. Si no fuera así, hace muchos siglos que la literatura, la historia o hasta la misma ciencia hubieran desaparecido.

De hecho se hace necesario que el creador que “imita” tenga confianza en sus fuerzas, perseverancia férrea y, sobre todo, una vida intelectual intensa y concentrada: mientras tenga libros la felicidad y la creatividad están garantizadas. En mayor o menor grado, escritores como Palma, Salaverry, Segura, Espinosa Medrano o Luis Benjamín Cisneros tuvieron en escritores españoles dechados que imitar. Salazar Bondy escribió unas liras perfectas de vocabulario rancio que rememora a Fray Luis de León y no por eso perdió el poeta peruano lustre alguno. García Márquez y Vargas Llosa encontraron en Faulkner un arquitecto de técnicas dignas de ser repetidas; a su vez, Faulkner vio en Joyce un buen espejo para el monólogo interior que el irlandés había trabajado con maestría de orfebre en su “Ulises”. Hasta el incomparable Joyce se vio deslumbrado por esta técnica que Dujardin había creado, no con la maestría de Joyce en su novela “Han cortado los laureles”.




ARROZ, DULCE ARROZ
De niño siempre me sorprendió que al salir los novios de la Iglesia, después de la boda, la gente arrojara, a su breve paso, puñados de arroz. Este ritual obedece a una tradición  que viene de antiguo. El momento de júbilo y esperanza que sucede inmediatamente a la celebración del matrimonio ha sido propicio en todos los tiempos y lugares para la realización de votos comunales por el bien de los recién casados. Los votos se concretaban en el deseo de que el don de la fertilidad no faltase a la pareja que se había entregado al rito de la unión, con la finalidad de tener descendencia. Los objetos lanzados varían según la cultura: harina y dulces en la Grecia antigua, granos de cebada en la India, frutos secos en algunos pueblos del Mediterráneo; siempre presente en la simbología de desear a los esposos un futuro lleno de fertilidad y abundancia. Parece ser que el arrojo de granos de arroz es una práctica antiquísima que viene de Oriente, donde este elemento es indispensable en la dieta.

Una poética leyenda se ha transmitido en la isla de Java de generación en generación respecto a la planta de arroz, tan estimada por chinos, indostanos, japoneses y españoles. Según ésta, Siva, el dios que con Brahma y Visnú gobierna el universo, creó una doncella de tan peregrina belleza que la llamó Retna – Dumila, esto es, “Joya radiante”. Poco después quiso desposarse con ella; pero la doncella se negó, y entonces Siva presentó su queja ante el tribunal de los dioses, que sentenció el pleito a su favor y decretó la celebración del matrimonio Retna – Dumila con su apasionado Siva. Presionada por un veredicto que consideraba injusto, la joven no tuvo otra opción que someterse al juicio de los dioses, no sin antes poner una condición, al marido: éste le procuraría un alimento del cual jamás pudiera disgustarse. Siva, apasionado y vehemente se comprometió a satisfacer ese capricho, pero pronto se dio cuenta de la imposibilidad de cumplir su promesa, pues, Retna – Dumila no hacía más que sentir repugnancia por los manjares que Siva le ofrecía para satisfacer su petición. Desesperado, Siva envió a la tierra a Kala – Gumarang, su hombre de confianza, con la finalidad de que buscase y encontrará el alimento que satisficiera el gusto de su antojadiza mujer.  El heraldo no cumplió con la misión que se le había confiado y más bien, se le dio por cortejar aplicadamente a Dewi – Sri, esposa del dios Visnú, quien, enterado de tal atrevimiento, transformó al mensajero de Siva en jabalí. Colmada su paciencia, Siva acabó raptando a la hermosa Retna – Dumila quien, desesperada, murió en brazos de su raptor, como una flor que se marchita lentamente. Desconsolado y sumido en una crisis emocional muy fuerte, Siva mandó enterrar el cadáver de la muchacha y puso guardias custodiando la tumba. Pasados cuarenta días, los guardias vieron con asombro que de la sepultura salía una luz brillante y que de la tierra brotaban plantas desconocidas. Siva, emocionado, exclamó: “Es el alma de Retna – Dumila. Que se disemine por toda la tierra las simientes salidas del seno de estas plantas y que se denominen Pari (arroz), porque de ahora en adelante serán un alimento muy preciado por la humanidad”. Kala – Gumarang, el pérfido mensajero de Siva, a pesar de su transformación en jabalí, siguió importunando a Dewi – Sri, quien para librarse del acoso, solicitó y obtuvo de los dioses que le permitieran morir como había fallecido Retna – Dumila, y en torno de su sepultura brotaron las mismas plantas que habían surgido en la tumba de la esposa de Siva. Fue entonces que el dios supremo dictaminó que las semillas de las plantas nacidas junto a la sepultura de Dewi – Sri se cultivaran en tierra encharcada y las de Retna – Dumila en tierra seca. Es así como nacieron, según esta leyenda javanesa, los florecientes arrozales, y desde entonces quedó Dewi – Sri consagrada por diosa de la ricicultura en la India, donde todavía es común encontrar sacerdotes llamados dukunes, quienes indican a los campesinos los días y horas en que conviene empezar las diversas operaciones de cultivo, así como también señalar los sacrificios que se han de ofrecer a la divinidad para asegurar una buena cosecha.




CARTA PÓSTUMA A OSWALDO REYNOSO DE UN ASIDUO Y ÁCIDO LECTOR DE SU CONTROVERTIDA OBRA

El escritor es un suicida, Oswaldo. La vida lo marca desde que nace para que sea un mártir, un apóstol para que predique en un campo que, gracias a la tecnología, se ha vuelto cada día más árido. Ser escritor en el Perú, Oswaldo, una región de la tierra poblada de frívolos, conformistas y brutos – es convertirse en un camicace, un ludópata que juega a la ruleta rusa esperando que un pistoletazo le vuele la tapa de los sesos. Para que sepan que existe, el escritor se dedica a otros menesteres que rayan en lo que hace: profesor, corrector o vendedor de libros y hasta de amanuense. Es ahí donde sufre un colapso al descubrir que sus quehaceres domésticos lo vuelven a una realidad que la sociedad exige, una realidad de entretenimiento sensiblero y banalidad supina que lo aterra. Hace pocos días falleciste en el más absoluto silencio, en la más fantasmal indiferencia que se pueda imaginar; como murió Rose, Washington Delgado, Alberto Valcárcel o Paco Carrillo. ¿Quién es ese Reynoso? preguntará el común de la gente para quien tu obra literaria no tiene ningún significado, páginas que no existen en su universo existencial de smartphone, facebook y fútbol subdesarrollado. A ellos hay que hablarles de sanguaza televisiva o mierda impresa.

¡Ha muerto el profesor Jirafales!, dice un comunicado de la tierra de los chiles y los cuates. Entonces toda una maquinaria de radio, televisión y periódicos se pone en marcha. ¿Por qué? Porque ese larguirucho señor ha formado parte de la vida del pueblo desde siempre, lo cual significa que eso vende y, en un mundo de consumo desenfrenado, hay que darle al pueblo lo que el pueblo quiere y entonces nos pasan entrevistas al profesor Jirafales, capítulos del Chavo hasta que nos revienta un huevo.

¡Descansa en paz, profesor Jirafales!, dicen los periodistas asalariados con un tomo elegiaco que da la impresión que estuvieran despidiendo a su madre. Yo digo, no descanses en paz Oswaldo Reynoso, sigue jodiendo como jodías en el Palermo, en el Versalles o en el Galo, jode a las estrellas, a los cometas, a los ángeles celestiales si los encuentras y hasta a la misma muerte; jódelo a Dios, patéalo en el culo para que no nos siga jodiendo la vida a los que todavía andamos ganándonos el pan decentemente entre esta horda de ignorantes y políticos de mierda.








SAL, AZÚCAR Y GRASAS

En la década de 1970, había cinco millones de diabéticos en Estados Unidos. Hoy en día el número de personas se ha cuadruplicado. Ya los avances de la medicina han dejado atrás los tiempos en que el médico entrega a todos sus pacientes la misma lista de lo que podían comer y de lo que estaba prohibido. El nuevo enfoque médico de esta enfermedad ha hecho que ya no se recete la misma dieta a todo enfermo. Sin embargo, la dieta – lo que se come y, en algunos casos, lo que se evita comer – es la parte más importante de cualquier tratamiento. Mantener un peso adecuado y hacer ejercicio con regularidad es básico, así como también la alimentación correcta ayuda a estabilizar la concentración de azúcar en la sangre (glucosa), así como el índice de grasa, dos factores claves para controla la enfermedad.

La diabetes de tipo I: Es la forma más grave, pero también la menos común. También se le conoce como dependiente a la insulina. La insulina es una hormona segregada por los islotes de Langerhans en el páncreas, que regula la cantidad de glucosa existente en la sangre. La diabetes de tipo I se da cuando el cuerpo no produce insulina por sí solo, o solamente muy escasa. Las personas afectadas por este tipo de diabetes tienen que tomar insulina a fin de sustituir la que les falta.
La diabetes de tipo II: Es la que no depende de la insulina. Es mucho más común y suele darse en personas mayores de 40 años cuyos cuerpos producen algo de insulina, pero generalmente en cantidades insuficientes. Llegan a tomar medicamentos orales, pero por lo general no requieren inyecciones de insulina, al menos no en las etapas tempranas de la enfermedad.
Lo que sorprende en la actualidad, es que la diabetes tipo II, conocida como diabetes de los adultos, ha aumentado su incidencia en niños con sobrepeso. Ya los especialistas se convencieron de que esta enfermedad está relacionada con la obesidad infantil. Valerio Nobili, patólogo del Hospital Bambin Gesú, afirma que:

“En Estados Unidos, la incidencia del sobrepeso y la obesidad entre las personas de entre nueve y diecinueve años era del 31% y del 16% respectivamente, en 2001 – 2002, que se opone a una incidencia de la obesidad del 5% en 1965”.

La obesidad infantil es la cauda de lo que hepatólogos definen como la nueva epidemia hepática entre los niños, el aumento insólito de enfermedades hepáticas en hígados grasos no alcohólicos. Hay una fuerte relación entre esta enfermedad y el aumento de la masa corporal en gente joven. Si bien el aumento de la obesidad entre los niños en edad preescolar es preocupante en Estados Unidos, también se está dando en Inglaterra, Australia y Europa. Estadísticas actuales estiman el número de niños obesos a nivel mundial en veinticinco millones. Es fácil concluir que el futuro nos depara más niños y adolescentes con enfermedades hepáticas en hígados grasos no alcohólicos.

En el mercado matrix en que la gente vive hoy en día, tienen en mente la ilusión de que ciertos alimentos considerados bajos en grasa, o exentos de ella, son buenos para su salud. Las sopas enlatadas son un buen ejemplo. Estas sopas no tienen muchas calorías, ni grasa ni azúcar, pero contienen mucha sal. Es una certeza afirmar que estas sopas tienen tanta sal como el agua del mar. El consumo de este tipo de sopa aumenta la presión arterial. Estas sopas son básicamente agua salada con algo de pasta refinada o arroz blanco y un toque de algún sazonador con gusto de carne y cuatro trozos de verdura. El porcentaje de alimento saludable que hay en una lata es ínfimo. Antes de proseguir, precisemos algunos puntos sobre la presión arterial.

Presión arterial sistólica y diastólica
Todo el mundo tiene presión arterial y esta puede subir o bajar frecuentemente durante el transcurso de mi día, e incluso de un minuto a otro. El corazón bombea sangre por todo el cuerpo a través de un sistema de arterias (cada uno de los vasos que llevan la sangre desde el corazón a las demás partes del cuerpo). Cada vez que el corazón late, envía una nueva oleada de sangre y la presión arterial sube. Se trata de la presión arterial sistólica. Entre latidos, el corazón se relaja brevemente y la presión baja. Se trata de la presión arterial diastólica. Cuando nos miden la presión arterial, nos dan dos números, uno arriba del otro (la sistólica sobre la diastólica), medidos en milímetros de mercurio, o mmHg. Por ejemplo, un valor podría ser 135/86 mmHg. El corazón, el cerebro, los riñones, los ojos y otros órganos, dependen de un confiable flujo de sangre que corre por las delicadas “cañerías”. Cuando se desarrolla presión alta crónica, o hipertensión, comienzan los problemas. Esta afección hace que la sangre se impulse por las arterias con un exceso de fuerza. El corazón tiene que trabajar horas adicionales para bombear la sangre y es posible que se agrande y llegue a ser incapaz de soportar tanta tensión.

Las arterias, que deberían ser elásticas y flexibles, puede que se endurezcan y se estrechen más rápidamente. Tal vez lleven menos sangre a los órganos y es posible que un coagulo sanguíneo quede “atrapado” y obstruya totalmente el flujo, provocando un ataque al corazón. En muchos casos, los médicos no saben explicar qué es lo que causa exactamente la presión arterial alta. Pero tienen muy presentes los factores evitables del estilo de vida que aumentan el riesgo: el sobrepeso o la obesidad, el consumo excesivo de alcohol, una dieta con demasiada sal o que sea deficiente en potasio, fumar cigarrillos, un estilo de vida sedentario, el estrés crónico y tomar determinados medicamentos. Hay otros factores de riesgo que no se pueden cambiar: la edad (la presión arterial alta es común en la mediana edad y después), la raza (es más habitual en afroamericanos que en personas blancas) y antecedentes familiares de presión arterial alta.

La sal, el azúcar y la grasa son los “agentes matrix” de la industria alimentaria actual. Estos tres elementos son peligrosos para la salud porque hacen que aumente la presión sanguínea, el colesterol, la diabetes, etc., pero hacen que las cosas tengan buen sabor, que es la prioridad número uno para la mayoría de las personas.

El colesterol es una sustancia cerosa que se encuentra en el torrente sanguíneo. Se utiliza para producir membranas (paredes) de células, así como algunas hormonas, y también ayuda en otras funciones corporales. El cuerpo fabrica cierta cantidad de colesterol y el resto lo obtiene de los alimentos. Tener demasiado colesterol en el torrente sanguíneo puede ser dañino, ya que impide la circulación y puede conducir a enfermedades cardiacas o a un derrame cerebral. El colesterol como tal es transportado por el torrente sanguíneo por dos sustancias: las lipoproteínas de baja densidad y las lipoproteínas de alta densidad. Comúnmente se conocen las lipoproteínas de baja densidad por el nombre de “colesterol LBD”; también se le dice “colesterol malo”, porque puede obstruir arterias e incrementan el riesgo de sufrir un ataque al corazón. Por su parte, las lipoproteínas de alta densidad o “colesterol LAD” se conocen como “colesterol bueno”, porque niveles elevados de estos se relacionan con menores posibilidades de sufrir un ataque al corazón o un derrame cerebral.

Los mercaderes de la industria alimentaria han encontrado la manera de contrarrestar las investigaciones que demuestran la peligrosidad de la sal, el azúcar y la grasa. Campbell's, la famosa empresa de la sopa enlatada, fundó el Salt Institute, que aconseja a las personas sobre si la sal es o no peligrosa.
El Salt Institute declara:

“Varios exámenes sistemáticos han afirmado de que restringir la ingesta de sodio es las personas con hipertensión reduce la presión de la sangre. Sin embargo, la mayoría de pruebas en estos exámenes se hicieron en un corto plazo de tiempo y no permitieron el ajuste completo de la presión de la sangre a la ingesta alterada de sodio o redujeron la motivación para seguir dietas restrictivas a largo plazo. También algunas pruebas incrementan la ingesta de sodio en un brazo y la compararon con una ingesta reducida de sodio en el otro brazo y por tanto no dieron una estimación de los efectos de abandonar el sodio en una dieta normal”.

La lucha enconada que sostienen empresas como Campbell's por difundir su “comida veneno” y preservar sus intereses económicos rayan en la criminalidad. Sin embargo, otro estudio médico concluye:

“La baja ingesta de sal ayudar a las personas que toman fármacos para a hipertensión a dejar la medicación y mantener la presión sanguínea bajo control, pero existen dudas sobre los efectos de la reducción de sodio en la salud en general”.

Lo que es innegable, desde cualquier punto de vista, es que la sal en exceso, como la que existe en productos como las sopas Campbell's, es veneno para el organismo: En todo el mundo, la sal mata más gente que el tabaco. Casi todos comen demasiada sal y no todo el mundo fuma; el 90% de las personas en Norteamérica y Europa tiene la presión alta a partir de un determinado momento. El doctor James J. Kenney, director de investigación sobre nutrición y educador en el Pritikin Longevity Center and Spa de Florida, dice que “No se necesita añadir sal a los alimentos. Si observamos a los animales o incluso a aquellos que llevan un estilo de vida más natural veremos que no comen sal y no tienen la presión alta”.

Fast food y Fish and chips
El fast food (comida rápida), la comida chatarra tan popular en Estados Unidos y en casi todos los países del mundo (fries, papas fritas; hotdog, perros calientes; cheeseburger, hamburguesas en todas sus variedades y la pizza), ofrecen una gama de alimentos populares con poco valor nutritivo. Entre los ejemplos comunes de comida chatarra están las papitas, las frituras de maíz, los totopos preempaquetados, las tabletas de chocolate, el helado, los refrescos (sodas) la mayoría de las galletas, los pasteles (bizcochos, tortas, cakes), la comida rápida, etc. Casi toda la comida chatarra se prepara con harina refinada y es alta en calorías y grasa, por lo que no es recomendable que forme una parte significativa de nuestra alimentación, particularmente si sufrimos de diabetes o de hipertensión. Es común en el Reino Unido las tiendas de fish and chips, el equivalente al fast food impuesto por los estadounidenses. El fish and chips, es pescado rebozado y frito que se compra junto con patatas fritas en puestos de comida rápida y a precio popular, de ahí su atractivo.







LA VORACIDAD DE LOS CONQUISTADORES
Confucio había dicho a sus antepasados: todo el que tenga sangre china, en cualquier parte del mundo, seguirá siendo chino. De los conquistadores que llegaron a América, desde Cortez hasta Pizarro parece ser que tuvieron un pensamiento con un parecido razonamiento lógico: todo indio que tenga oro encima hay que matarlo. Los españoles parecían ignorar que para los aborígenes de estas tierras oro y joyas tenían un poder cosmológico y artístico y no el valor de cambio que ellos le daban. Fue aquel error de apreciación lo que condenó a los pobladores de esa América, que en comparación con la docta Europa, estaba en un proceso de cultural larvaria que se vio truncada por la llegada, no de los “amigos” que ellos creían vislumbrar en esos seres extraños, sino por una horda de aventureros que al ver tanto oro y plata, se hicieron la ilusión de poder construirse grandes mausoleos de metal precioso para que reposaran sus huesos a la hora que tuvieran que abandonar este mundo. A los españoles no los cautivo ya el trino de los pájaros, los chillidos de aves exóticas ni los collares de cuentas, zarcillos y pulseras que usaban los indígenas, todo esto se vio eclipsado por el brillo del oro y la plata que trastocaron sus mentes al punto de cometer las peores atrocidades contra los indios en su afán de apoderarse de aquellos preciados metales. Los cronistas de Indias han dejado testimonios de esta voracidad de los conquistadores en páginas truculentas donde se narran atrocidades cometidas contra los indígenas que ni siquiera el autor de ficción más perverso en imaginación hubiera podido imaginar. Veamos un ejemplo de ignorancia y del temor de los nativos ante la ferocidad de los conquistadores:

“Bajo la mirada protectora de la Luna, beben y fuman [los nativos] sin cesar, entre alaridos y areytos, hasta caer embriagados en un nirvana que puede prolongarse por toda la eternidad si, como los de los caneyas próximos, toman la resolución de colgarse de los árboles para ofrecer sus cuerpos al Sol, huyendo de los hombres blancos más espantables que sus imaginados dioses; porque les envían jaurías de fieros perros alanos como mensajeros de una civilización humanizada y heraldos de la religión de la caridad y el amor.

A estas horas entre las libaciones de una animada sobremesa, comenta el caballero Porcallo en la ciudad de Santiago la graciosa anécdota de su ingenioso capataz. Se enteró este de que los indios de su patrón siguiendo el ejemplo de otros pobladores, pretendían ahorcarse todos en la misma noche, para liberarse de la vida miserable y aperreada que llevaban bajo la férula de los españoles. Se dirigió a ellos el capataz muy enfadado, amenazándolos con que, si ellos se colgaban, él haría lo mismo, y que en la otra vida los trataría aun peor. Ante tal amenaza, desistieron los indios de su propósito.
                 (en “Hernando de Soto”, F. Blanco Castilla)





REFLEXIONES TRASNOCHADAS SOBRE NUESTRA MÍSERA Y CASERA POLÍTICA PERUANA

Alan García ha sido afortunado para triunfar económicamente; ha contado con una trinidad de elementos importantes: el legado de Haya de la Torre, la ignorancia de un pueblo sumiso y el ADN del buen ladrón.

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El fujimorismo no es un partido político, es una congregación de gánsters. Sus miembros usan el doble juego, no están ahí movidos por doctrina alguna, simplemente comparten intereses comunes: la coima, el robo, la delación, la traición y el escapismo. Su santo y seña es: Dónde es y cómo es. Entendiéndose el primero como el lugar del latrocinio y el segundo el porcentaje a recibir por el botín. Se saben las de Alí Babá sin haber leído Las mil y una noches y tienen la bravura de Al Capone a la hora de caer sobre la presa. En eso se parecen a Echenique y a Odría. Ellos y los apristas son como dos testículos que cuelgan del mismo escroto.

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Alan García desde joven tuvo bien en claro ese eslogan aprista que la bufalería repite con retintín: Partido de los trabajadores manuales e intelectuales. Salvo algunos párrafos y citas grandilocuentes que consideró útiles para sus fines, nada más le quedó por su paso fugaz por la universidad. Fue entonces que descubrió que tenía más inclinación para lo manual que a lo intelectual. Y a eso se abocó con gran eficiencia y maestría: las uñas largas de sus manos para coger el dinero del Estado le dieron la razón.

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Todos los candidatos a la presidencia de la república elaboran sus discursos con el pleno convencimiento de que el estrado se encontrará frente a una manada de cerdos. De ahí que vayan a los estercoleros a rebuscar entre la inmundicia las comas para su retórica, los adjetivos para su verborrea, las oraciones sensibleras, los bodrios más hediondos para enfrentar a sus opositores en una chamusquina. Expertos en la administración de un relleno sanitario, conocen los intersticios donde se acumula la mugre más corrosiva para lanzarla a sus adversarios.

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El congresista Carlos Bruce no es un político exitoso, es un forajido descarado. Sus principios morales caben en una molécula de agua. El año 2011 dijo que Pedro Pablo Kuczynski no era un hombre en quien se podía confiar, que era traidor, que era traidor, que era estadounidense y que carecía de programa político. Más errático que Piérola y experto en lamer culos, tuvo un paso promiscuo por el partido de la estrella apolillada y mohosa de García. También compartió tragos y eructos con Toledo, el hombre de la Vinchita vengadora cuyas borracheras son más endiabladas que las de Morales Bermúdez. Ahora le lustra los zapatos a Kuczynski y le elige qué ternos ponerse según la ocasión. Cuando este gringo lobista se largue, ya Bruce encontrará otro nido de ratas donde cobijarse.

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La política en el Perú está tan prostituida que cualquier pobre diablo, sin habilidad e inteligencia, puede llegar a ser presidente: Fujimori, Alan García, Toledo y Humala, son los esperpentos más destacados  de la fauna.

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Nuestro Congreso de la República se parece a una caravana de beduinos que llevan a buen recaudo en la joroba de sus camellos el fruto de sus rapiñas. Expertos en cambiar de camisetas políticas, nos hacen recordar a los conversos que abandonan la Tora por la Biblia, o el Gita por el Corán, sin el menos sonrojo.

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Nuestros Magistrados son unos verdaderos poser a la hora de las fotografías o las cámaras. Con ínfulas de intelectuales salidos de La Sorbona, contornean las nalgas como un afeminado torero en traje de luces, lanzan opiniones con la soberbia de un erudito y carraspean antes de hablar con la afectación de un galardonado que va a recibir el Premio Nobel. Sus vestidos tienen más bolsillos que huecos las calles de Lima; ahí van guardando los prevaricatos, dobleces y todas sus trapacerías.

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Ha Toledo cuando se le interroga sobre algún chanchullo durante su gobierno, tienen la reacción de un degenerado acusado de violación, de un salvaje indómito a quien le han robado la presa: el principio de acción y reacción de Newton va de la mano con los galones de whisky que corren diariamente por sus venas.

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El olfato político de Alan García para la coima durante sus gobiernos tenía la agudeza del zorro para atrapar a la liebre. Después del zarpazo, observaba la prudencia del ratón para esconder sus fechorías.

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Y pensar que el gran Javier Valle Riestra dijo una vez que si Ollanta Humala polemizaba con Alan García, este lo despedazaría, porque García tenía la aureola de una estadista, el intelecto de un Disraelí. En otras palabras, Churchill y Russell eran unas zapatillas de Gamarra al lado de su engreído. ¡Que fiasco, querido Javier! Cualquier Goliat en el país de Liliput ostenta la talla de un gigante.

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Si Babieca entrara en la política peruana en busca de Rodrigo Díaz de Vivar, solo se toparía con lacayos, mercenarios, arribistas, ladrones, traidores, vividores y alcahuetes; ninguna mano viril digna de sujetar sus bridas, ningún pie vigoroso para hundir las espuelas, ningún trasero recio a la altura de su arzón. Manos manchadas de sangre y de dinero ilícito, piernas asténicas por falta de dinamismo y traseros encallecidos por el parasitismo, no requieren de un corcel heroico, sino de una mula vieja y achacosa donde montar el resto de su vida.

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El enemigo natural del Perú no debemos buscarlo en nuestras fronteras: Ecuador, Colombia, Brasil, Bolivia o Chile. Están en el Sillón de Pizarro, en el Congreso, en los Ministros, en la administración pública, en los directorios de las grandes empresas, en el escaso cerebro funcional de un pueblo resignado y de huero pensamiento que no tiene ni la más mínima noción de patria.




ESCRÍBASE ESTA MUERTE EN EL AGUA DE UN LAGO
Muchacho osado, Narciso, no pudo evadirse de la tentación de ver su bello rostro reflejado en el agua. Fue esta vieja seductora de sirenas y monstruos fabulosos, embriagadora arpía de sal y espuma, tumba acuosa de hombres y navíos, la que sedujo a los persas quienes lo llevaron a la categoría de sagrado. Júpiter se apodero de ese reino, de ese desierto bamboleante que eternamente llama al hombre con sus olas cautivantes para ahogarlos en sus brazos y los griegos le dieron un lugar en el Olimpo. Keats, acuciado por la enfermedad, la pobreza y la impotencia física, tuvo aun la fuerza para labrar un verso que bien pudo servirle de epitafio y en el que unió al agua con su espíritu:

“Aquí yace alguien cuyo hombre fue escrito en el agua”

Día a día, nuestro Narciso fue llamado por el agua tentadora; dicen (o lo digo solo yo, quizá) que aun en sueños este joven imprudente se sentía extasiado en la contemplación de esa faz que lo llevaría a su sepultura. Y allí cayó un día como caen las hojas en las aguas cenagosas de los ríos, como cae el sol abrasador desmenuzado en hilos de oro. Y la noche de Narciso se llenó de estrellas en los cielos.



LEYENDAS E HISTORIA
Los primeros cristianos comprendieron bien que las leyendas, una vez difundidas, tienen una índole cohesiva en la historia. De ahí que los textos cristianos – canónicos o apócrifos – están plagados de las leyendas más ocurrentes. La leyenda, a diferencia del cuento, no es producto exclusivo de la imaginación individual; es creada, en todo o en gran parte de sus hechos, por la fantasía colectiva, que la tradición popular recoge y conserva, hasta que, embellecida con formas artísticas, la presenta el poeta o escritor autor de leyenda. Lo curioso es que los seguidores de estos textos sagrados terminan convencidos de que esas fantasías son una verdad ortodoxa.





¡AY! NUESTROS PERIODISTAS
Esta calamidad de lluvias que nos azota trayendo huaicos y destrucción, ha causado tantos estragos que parece que estuviéramos viviendo una sinopsis de lo que será un futuro no muy distante para la humanidad entera. Como una paradoja grotesca, la escasez de agua en las casas contradice la abundancia que cae del cielo. Dentro de toda esta catástrofe me viene a la memoria un poema de Octavio Paz, “Temporal”, esa especie de fusión de naturaleza salvaje y humanidad, representada esta última en la figura de una mujer casi imperceptible.

“En la montaña negra
el torrente delira en voz alta.
A esta misma hora
tú avanzas entre precipicios
por tu cuerpo dormido.
El viento lucha a obscuras con tu sueño
maraña verde y blanca,
encina niña, encina milenaria,
el viento te descuaja y te arrastra y te arrasa,
abre tu pensamiento y lo dispersa.
Torbellino tus ojos,
torbellino tu ombligo,
torbellino y vacío.
El viento te exprime como un racimo
temporal en tu frente,
temporal en tu nuca y en tu vientre.
Como una rama seca
el viento te avienta.
El torrente entra en tu sueño,
manos verdes y pies negros,
rueda por la garganta
de piedra de la noche
anudada en tu cuerpo
de montaña dormida.
El torrente delira
entre sus muslos,
soliloquio de piedras y de agua.
Por los acantilados
de tu frente
pasa como un río de pájaros.
El bosque dobla la cabeza
como un toro herido,
el bosque se arrodilla
bajo el ala del viento,
cada vez más alto
el torrente delira,
cada vez más hondo
por tu cuerpo dormido,
cada vez más noche.

Algo tan hermoso como la lluvia puede acarrear miseria y tristeza. Tristeza en aquellos que están sufriendo las inclemencias de un clima que parece ser respuesta a todas las atrocidades que el hombre le ha infligido a la naturaleza. Los climatólogos manifiestan que el clima siempre ha cambiado, pero el ritmo al que lo hace ahora es antinatural, y es la humanidad la que provoca esto. La famosa Corriente del Niño comienza con el debilitamiento de los vientos tropicales, lo que permite que el agua cálida de la superficie fluya de nuevo hacia el este, anegando la corriente de Humboldt y liberando humedad a la atmósfera, lo que provoca inundaciones en los desiertos peruanos normalmente áridos. El Niño es lo bastante extremo, puede llegar a devastar dos terceras partes del planeta con sequías, inundaciones y demás condiciones climáticas extremas. Esta abundancia de lluvia y escasez de agua en los hogares, parece reflejada en un poema del uruguayo Mario Benedetti:

“La lluvia que acribilla los silencios
es un telón sin tiempo y sin colores,
y a tal punto oscurece los espacios,
que puede confundirse con la noche.
(…) Lo extraño es que no solo llueve afuera,
otra lluvia enigmática y sin agua
nos toma de sorpresa,
y de sorpresa,
llueve en el corazón,
llueve en el alma.”

Pero dentro de esta tragedia, asoma lo jocoso a través de los medios de comunicación y sus periodistas que se titularon en internet, y, diccionario de sinónimos en mano, escriben esos artículos en un lenguaje salido de un trasnochado dialecto desconocido hasta para el más renombrado lingüista. Para hablar sobre el diluvio que azota al norte del país, dice un plumífero:

“Seis horas de persistente aguacero”.

Uno de los poemas más difundidos de César Vallejo, aparte de “Masa” y “Los heraldos negros”, es “Piedra negra sobre una piedra blanca”.

“Me moriré en París con aguacero,
un día del cual tengo ya el recuerdo.
Me moriré en París – y no me corro –
tal vez un jueves, como es hoy, de otoño”
(en: “Poemas humanos”)

El angelito que escribió este titular en el diario La República, parece que nunca leyó a Vallejo. Si vamos al Diccionario de la lengua española (DEL), encontramos la siguiente definición:

“Lluvia repentina, abundante, impetuosa y de poca duración”.

¿Cómo puede entonces llamarse “aguacero” a una lluvia que duró seis horas? Pero ahí no queda este resbalón semántico. Más adelante el plumífero manifiesta que:
“También Lambayeque recibió un chaparrón”.

Vayamos de nuevo al bendito diccionario y busquemos al mencionado “chaparrón”:
“Lluvia recia de corta duración”.

Hasta aquí, todo correcto. Pero sabemos por otros medios de información que la lluvia en dicha ciudad duró caso ocho horas. ¿Cómo se explica este desliz? ¿Un chaparrón de ocho horas? Y como para ponerle el adorno a la torta, el erudito periodista remata su nota con:

“Como consecuencia del intenso chubasco, las calles, hasta ahora, están completamente anegadas”.


“Anegado” es inundado, y “chubasco” es un aguacero o chaparrón con mucho viento. Razón tenía González Prada cuando escribía  que “El hombre que después de revisar algunos diarios europeos, recorre una hoja de esta ciudad, siente la misma impresión del dilettante que al salir de escuchar una magnifica ópera oyera los chirridos de una música china”.



EL MISTERIOSO ARTE DE LA CREACIÓN
Sólo en el apartamiento, en los márgenes invisibles de la soledad, se puede penetrar en las inquietas profundidades donde se solaza el espíritu; ese espíritu es receloso de los otros, de aquellos que rozan nuestras vidas, pero que difícilmente logran que nuestros sentimientos se abran para ellos. Cuando esto se da, poco frecuente en el hombre habituado al silencio, el espíritu se contrae como los tentáculos de un caracol que se siente amenazado. Ese espíritu que vive en sombras necesita de la luz para poder expresarse. De esta conjunción han nacido la “Eneida” de Virgilio, el “Hamlet” de Shakespeare, “La Gioconda” de Da Vinci, el “Moisés” de Miguel Ángel, la “Novena Sinfonía” de Beethoven y tantas otras manifestaciones espirituales a pesar de… La creación personal del artista es egoísta; no porque él la desee, es su espíritu asceta quien lo impone, quien exige privacidad absoluta para preverlo de esas fuerzas poderosas que le dicen que él, es solo un intermediario entre la idea que fluye a torrentes para plasmarse en obra: sea libro, escultura, sinfonía o pintura. El poeta en un marasmo verbal busca las palabras y los enlaces donde resuenen los ritmos, las rimas y las cadencias; el pintor, busca las pinceladas precisas en una sobreabundancia de colores. De estos trastornos y vacilaciones, de estas depresiones provistas de lágrimas y éxtasis supremos, nacieron los versos inmortales de Keats y Novalis; los frescos imperecederos del Urbino; las esculturas idílicas embriagadas de amor de Donatello que tanto cautivaron a los hombres del Renacimiento. No hay artista que diga: “Yo conocía el camino de antemano para construir mi obra”; el camino se va descubriendo a medida que la revelación se va manifestando, todo se sucede en forma involuntaria. El espíritu provee las imágenes y los símbolos que el artista debe interpretar y descifrar; el artista aporta la devoción y el sacrificio: el cochero subido en el pescante guía el carruaje halado por los caballos; el espíritu soporta los pescozones.






GUTENBERG VERSUS BILL GATES: LA BATALLA DEL SIGLO
Hace algunos años, más que por convencimiento que por soberbia, Bill Gates anuncio en Madrid que en pocos años acabaría con el libro impreso. Desde ese día, Gutenberg quedó sentenciado a muerte por el magnate estadounidense. En julio del 2010, como dándole la razón al fundador de Microsoft, Amazon.com, la librería más grande del mundo, anunció que en los últimos tres meses sus clientes habían comprado más libros digitales que “normales”, es decir, los impresos en papel. Esto no había sucedido antes y era claramente un punto de inflexión histórico. Eso significaba que los lectores del futuro solo podrían apreciar un libro impreso en los museos y que el libro cotidiano “normal”, sería electrónico. Adiós a la textura, luminosidad del papel, belleza de la tipografía, sabiduría de los márgenes, adiós al placer de ver a los libros envejecer con nosotros, a la belleza de las portadas multicolores, adiós a las huellas que dejamos impregnadas en cada página, a las páginas subrayadas, a los estantes abarrotados de libros y a nuestros sueños de vivir entre ellos. Ya nuestra casa no será una biblioteca con baño y cocina incorporados o una librería que nos ha protegido de esa multitud callejera de la que siempre hemos huido quienes estamos acostumbrados a vivir desde niños entre libros. Víctor Hugo dijo que algunos tienen bibliotecas así como un eunuco puede tener un harén. Ese no ha sido mi caso, siempre me he aferrado a mis libros y mi más hermoso sueño será despedirme de este mundo en mi biblioteca. Que Salgari, Dickens, Dumas, Verne o Agatha Christie velen mis despojos con la devoción morbosa con la que yo los he idolatrado a ellos a través de sus libros. Para felicidad mía y desgracia suya señor Gates, sus palabras que querían significar una profecía han caído en saco roto. Vayamos a los hechos.
La tierra digital prometida en el negocio del libro ha caído en el mundo anglosajón en un 17 por ciento y sigue sin levantar cabeza en otros mercados como en el español donde apenas orilla un 3 por ciento. ¿Por qué este descalabro? Las causas son varias: las más importantes apuntan a la fatiga visual que producen los dispositivos electrónicos. Es la razón que se esgrime para el preocupante desplome del sector en Gran Bretaña, como ha publicado en estos días The Guardián. Según el responsable de los editores británicos “los libros en papel ofrecen la oportunidad de salir de las horas que pasamos a la semana frente a pantallas y dispositivos”. El invento de Gutenberg sigue su curso y se comporta mejor que otros soportes culturales que no han podido resistir los embates de la nueva lógica implantada por las tecnologías en la música y el cine. Otro factor de esta catástrofe para los que hacen dinero a costa de la salud visual, es la intencionalidad política de subida de precios de los ebooks por parte de las editoriales. Hoy en día es más caro en Gran Bretaña comprar la versión digital de varios títulos que su versión en papel. El precio de los libros digitales se ha incrementado en un 7 por ciento en el 2016, mientras que el de los libros en papel en general tan solo ha subido un 3 por ciento. Los negociantes digitales calcularon mal: pensaron que en mundo con menos lectores en papel, podían subir sus precios acorde con su ambición. Pero el principal factor sigue siendo el de la salud, el cual ha remecido el mundo digital. La revista Nature publicó en 2015 un artículo que hablaba de una epidemia de miopía entre los jóvenes y adolescentes del sudeste asiático – en torno al 90 por ciento de China y el 95.6 por ciento en ciudades como Seúl – debido al abuso de pantallas; las consecuencias van apareciendo por Occidente y dejando sus señales. Los médicos oftalmólogos advierten una epidemia de miopía cada día más creciente en niños, adolescentes y jóvenes por el abuso de pantallas y las escasas actividades al aire libre. Expertos auguran que para el año 2020, el 33 por ciento de los adolescentes tendrán miopía como consecuencia de la utilización inadecuada de móviles y tabletas.
El uso de dispositivos electrónicos genera síndrome de fatiga visual. Cada hora que un niño pasa al aire libre baja un 2 por ciento de posibilidad el riesgo de miopía. El oftalmólogo Ramón Torres, de la clínica de Baviera, observa una preocupante tendencia a la miopía. “Hay que diferenciar. El abuso de pantallas puede producir vista cansada, miopía y fatiga visual. La primera, que solía manifestarse entorno a los 45 años, se está adelantando. La segunda, también, y la tercera se da porque al parpadear menos frente a la pantalla, el lagrimeo no actúa como debiera. Si debemos parpadear en torno a 15 veces por minuto esa frecuencia  se reduce a entre 7 a 10 frente a una pantalla”. Este problema tiene que ver con la luz y el aire libre, la tendencia a espacios cerrados acorta el campo de visión y acomodan la función de la vista a más cerca con lo que también aumenta la miopía. ¿Pero… qué es la miopía? Según la literatura oftalmológica, es un defecto visual que consiste en que los ojos no distinguen con claridad los objetos.
El aparato visual viene a ser como una cámara fotográfica, pero más complicada. Los rayos penetran por la pupila atravesando distintos medios, córnea, humos acuoso, cristalino y humor vítreo, hasta llegar a la retina donde forman su foco. En la miopía los mecanismos de acomodación forman su foco delante de la retina. Entonces la persona ve una imagen borrosa de los objetos y se le llama miope. No suele ser defecto congénito. Se inicia en los niños y en la adolescencia y avanza con el transcurso de los años. Como causas importantes de la miopía, están en primer lugar la herencia – interviniendo las enfermedades y la alimentación deficiente – y la vida de estudio o trabajo en locales sin luz solar. Como se ve, la batalla entre Gutenberg y Bill Gates sigue en pie. Ya el estadounidense debe haber contratado a un grupo de afamados oftalmólogos para que trabajen conjuntamente con sus técnicos en nuevos dispositivos que amainen el algo el daño visual de sus millones de adictos a la pantalla.




LA DONNA E MOBILE
A raíz de la publicación de “El rey se divierte”, drama histórico en cinco actos, en verso, de Víctor Hugo, Alejandro Dumas escribió: “¡Ah, si yo supiese hacer versos como Víctor Hugo, o si Hugo supiese hacer un drama como yo”, la alusión era clara, la obra estaba lejos de ser una de las mejores composiciones teatrales del autor de “Los Miserables”. El tema que desarrolla el poeta francés se da en la corte del rey Francisco I, donde un hecho misterioso despierta la curiosidad y la crueldad de los cortesanos que rodean al rey: Triboulet, el bufón; tiene fuera de la corte una casa y una mujer, una vida íntima que mantiene en secreto. Triboulet es el payaso que oculta su tristeza bajo las carcajadas, el hombre que sufre bajo la máscara del poeta cuya misión es entretener al rey y a sus cortesanos. A semejanza de Quasimodo, el campanero de “Nuestra Señora de París”, Triboulet es deforme, pero, además de sus taras externar, tiene una de carácter íntimo que le hace mostrarse adulador y celestino de su amo. Tanto a unas como a otra, Triboulet contrapone un afecto paterno por su hija, Blanca, que llega hasta la idolatría. Los cortesanos traman contra el bufón una burla feroz gracias a la cual el desventurado descubre que la mujer que todos creen que es su esposa, y que no es otra que su amadísima hija blanca, ha sido seducida por el propio rey. Francisco I, en efecto, sin saber quién era la muchacha, ha logrado que la inocente muchacha se enamore de él, presentándose a ella disfrazado de simple estudiante. Enterado, Triboulet cae en la desesperación, pero sabe disimular el furor que destroza su alma. Es entonces que trama su venganza. Contrata un sicario para que dé muerte al rey cuando este se presente disfrazado a una cita amorosa con Blanca. La muchacha, intuyendo el plan de su progenitor, lleva a cabo un desquiciado sacrificio para salvar al amante, sustituyéndole y recibiendo el golpe del sicario. A una vida hecha de fracasos, de una existencia que solo se concibe desde el punto de vista de la desgracia, se viene a sumar a la vida de Triboulet la muerte de la única felicidad que albergaba: su hija Blanca.
La obra hubiera pasado inadvertida su Francisco María Piave no la hubiera tomado como argumento para realizar el libreto de “Rigoletto”, la décimo séptima ópera de Giuseppe Verdi, sin lugar a dudas, una de las más bellas óperas musicales del compositor italiano. Piave convierte a Triboulet en Rigoletto; al rey Francisco I en el duque de Mantua y a Blanca en Gilda. Más aún, la fama se debe al famoso verso que Piave pone en boca del duque de Mantua, preconizando las ventajas del amor ligero, en el acto IV de “Rigoletto”:  

La donna é mobile
qual piuma al vento…

En el drama de Víctor Hugo, en el acvto IV, escena II, se dice:

Une femme souvent
n’est qu’une plume su vent.

O sea, lo mismo que después se popularizó en italiano y con música:

La mujer es como una pluma
a merced del viento.


Como diría Juan Valera, en la literatura está permitido el robo, siempre y cuando vaya precedido del asesinato.



DONALD TRUMP Y SU PASADO RACISTA
Los misiles que Donald Trump lanza diariamente a través de su cuenta de Twitter contra todo aquel que discrepa con sus extravagantes ideas le causan a Estados Unidos más daño que el que pueda causarle cualquier misil lanzado por su gemelo norcoreano Kin Jong – un. Su último berrinche se lo ha provocado la dimisión del afroamericano Ken Frazier, de la farmacéutica de Merck Pharma, uno de sus más altos ejecutivos que lo asesoraba en la Casa Blanca: “Como consejero delegado del Merck y como cuestión de conciencia personal siento la responsabilidad de posicionarme contra la intolerancia y el extremismo”, dijo Frazier en un comunicado. Trump, como de costumbre, rabioso y bravucón, reaccionó al ataque en su cuenta de Twitter y escribió iracundo: “Ahora que Ken Frazier de Merk Pharma ha dimitido del Consejo Manufactureri Presidencial, ¡tendrá más tiempo para bajar los precios de estafa de los medicamentos!”. Hasta aquí dos puntos rescatables. Primero, según palabras de Trump, Frazier es un delincuente estafador. Cabe preguntarse: ¿Un estafador era miembro de su grupo de asesores? ¿Por qué si Frazier lucía tan ignominioso título lo tenía el presidente de Estados Unidos como asesor? Usted, señor Trump, es tan bruto que no se da cuenta que al denunciar a su asesor se descubre solo usted a sí mismo por haberlo encubierto y que ahora sale a denunciarlo porque se siente abandonado. Segundo, ¿por qué la renuncia de Frazier? Porque su exasesor se da cuenta que usted no es más que un fanático racista a quien la túnica del Ku Klux Klan cae como anillo al dedo. Usted, señor Trump, después de que una marcha racista, con atropello masivo incluido, provocará el caos en una de las principales ciudades del Estado de Virginia, se limitó a denunciar “la violencia de todas las partes”, sin hacer mención expresa de las provocaciones y las agresiones de los grupos racistas y supremacistas blancos (Ku Klux Klan, neonazis) que provocaron unos altercados que dejaron decenas de heridos, muchos de gravedad, y al menos tres muertos. Esa tibieza de su rechazo a una jornada de disturbios le ha pasado a Trump una factura gorda: hombres de negocios tan poderosos como Douglas Mc Millón, consejero de Walmart, el mayor minorista del mundo y Brian Krzanich, el fabricante de procesadores Intel, también abandonaron al furibundo twittero. Como si esto fuera poco, hoy los medios de comunicación le recuerdan al presidente algunos desatinos racistas: su carrera política cobró fuerza como gran promotor de una teoría conspirativa que en 2011 cuestionaba que Barack Obama hubiese nacido en Estados Unidos; al final, lo reconoció en el 2016.
En 1989, desempeñó un papel denigrante en el caso de los cinco de Central Park, en el que cuatro adolescentes negros y otro latinoamericano fueron detenidos por error en un crimen atroz (la violación y brutal paliza a una joven blanca que corría por el parque) que no habían cometido; todavía no habían sido enjuiciados, y ya Trump publicaba anuncios a toda página en los periódicos reclamando la pena de muerte para ellos. Los muchachos habían confesado, tras horas de interrogatorio, y fueron a prisión más de una década. Aun cuando el año 2002 fueron exonerados, Trump no se rectificó: “Ellos dijeron que eran culpables. “Es un escándalo que el caso se cerrara con tantas pruebas en su contra”, afirmó. Su afán de figuretismo viene desde hace mucho tiempo. Otra perla: cuando Donald Trump en 1973 era ya un reconocido promotor inmobiliario y había empezado a trabajar con su padre, un hombre que se hizo millonario alquilando viviendas asequibles para los trabajadores de los barrios de Queens, Brooklyn y Staten Island. En 1973, padre e hijo fueron denunciados por discriminación racial. En el informe del FBI figuraban testimonios de negros y exempleados. El caso se resolvió extrajudicialmente gracias a que el dinero es un buen compensatorio. Pero el padre de Trump, Fred, tiene también una historia negra que su hijo, a pesar de su blancura, parece haber heredado con creces. Fred Trump fue liberado sin cargos en 1927 durante unos disturbios provocados por miembros del Ku Klux Klan en Queens, según una publicación de The Washington Post en febrero de 2016. El hijo, ya candidato cuando se difundió la información, lo negó. Pero los documentos recogidos por el diario dan cuenta de esos sucesos y recogen a un detenido llamado Fred Trump, con domicilio en el 175 – 24 Devonshire Road, en el barrio de Jamaica, donde vivían los Trump, según el censo de 1930. El verdadero apellido de la familia era Trumpf, pero tras la Segunda Guerra Mundial, Fred, el padre, hijo de un inmigrante alemán, eliminó la “f” y mintió sobre su origen germano presentándose como ciudadano sueco, para no generar recelos en potenciales clientes judíos. La medalla de tan “honroso” currículo la pone John O’Donnell, antiguo presidente del Trump Plaza Hotel and Casino en Atlantic City. O’Donnell, autor del libro “Trumped, la historia interna del verdadero Donald Trump”, relata en él las barbaridades que el actual presidente de los Estados Unidos decía sobre los negros y judíos: “Tengo contables negros Trump Castle y en el Trump Plaza, ¡tipos negros contando mi dinero!”, cuenta O’Donnell citando al hoy presidente. “Lo odio; el único tipo de personas que quiero que cuenten mi dinero son los tipos bajitos que llevan Yarmalkes [la Kipá judía] todo el día. Nadie más. Además, te digo otra cosa: creo que ese tipo es vago. Y probablemente ni siquiera sea su culpa, porque la pereza es algo común en los negros”. Este es el bruto que dirige los Estados Unidos actualmente. Y pensar que muchos creyeron que el bárbaro de George Bush II era inigualable.   

JAVIER, SIEMPRE JAVIER
Ya aparecen los días calurosos, sofocantes, amenazantes y, con ellos, el recuerdo de mi Javier Heraud, tan tierno, tan niño, tan inteligente. En tono confesional y en un bello poema, “Estación del desencanto”, el joven poeta le dice a su madre la aversión que siente hacia esa época del año en que el sol hace de las suyas. Yo también siento lo mismo, siempre esos cuerpos sudorosos y malolientes que llenan los autobuses, las calles hediondas con sus bolsas llenas de basura, la polvareda que el viento suave eleva en cualquier hora del día, en conclusión, el ataque artero a la pobre nariz, sufrida y quieta como un obelisco enano. Hay gente que parece tenerle aversión al agua, que no se bañan nunca y no exagero, pues, hay seres inmundos que nunca se asean. En una fotografía de Mao Zedong (Mao Tse - Tung) junto a su brazo derecho, Lin Biao, se observa los dientes negros del líder chino, que casi nunca se cepillaba. Tampoco se dio un baño ni una ducha durante su mandato de 27 años. Lin Biao no se quedaba atrás. El inventor del Pequeño Libro Rojo, Lin Biao, sufría de numerosas fobias y tenía la apariencia de un drogadicto. Su hidrofobia eran tan arraigada que llevaba años sin darse un baño y se limitaba a frotarse con una toalla seca. El verano en Lima es el Paraíso de moscas, zancudos, polillas, ratas, cucarachas y perros y palomas que se cagan en las veredas. Esta es mi fobia al verano, estación, repito, que tanto odiaba el poeta de “El río”. Transcribo el poema “Estación del desencanto” como un tierno homenaje al poeta fallecido hace 54 años:

1
Cuando en mi casa nadie ríe
y he peleado con mi madre,
o con mi padre,
o con mi hermano más pequeño,
ya no hay más tranquilidad:

2
tengo que dormir toda la
tarde,
levantarme a las siete,
comer mi pan con mantequilla,
leer a Keats o a Machado
y continuar mi lectura
de Proust entre las horas.
(No busco el tiempo
recobrado y lo pierdo
cada tarde entre tus labios).

3
Como decía,
cuando no tengo con quien
conversar,
después de leer un rato
salgo a pasear al
malecón y me entretengo
con el mar y la quebrada.
Camino lentamente,
(¡verano terrible,
no sé qué hacer contigo!)
Entreabro los vientos
submarinos y bajo
al baño de las piedras
y me distraigo
con las sombras de los días.
Escribo un poema entre los
labios
y digo tres o cuatro que
luego olvido.

4
Ya no sé qué hacer,
es muy tarde para
sentarme ante la mesa
y muy temprano aún para
acostarme.
Entonces,
busco a Mario,
nos sentamos
en un bar del mediodía
a beber un vaso de cerveza
y terminamos por el centro
de los parque
conversando y conversando.

5
Y así es todos los días
que peleo o que fastidio,
y como me he acostado tres o
cuatro horas después
de medianoche,
ya no tomo desayuno y
me despierto con el verano
entre los ojos.
(Mamá, tal vez tú ya
lo sepas,
pero el verano no
me gusta,
es fofo y dulce y
no me agradan los helados
ofrecidos).

6
No crean que es así todos
los días,
digamos que son uno
o dos a la semana,
pero el verano es el
culpable y el sueño
siempre el mismo,
el mismo sueño.
Mientras más se duerme
menos se descansa
y en el verano
pegado a las ventanas
y a los techos
mojando las vidrieras con su llanto.

7
Ustedes perdonarán mi mal
humor,
y es que además en mi calle
cortaron las hojas de los
árboles y la sombra
ya no existe entre mi casa.
Un árbol es un árbol,
y no
este
sol
malvado,
maldito
y angustiante.
(en… “Estación reunida”)






NECRÓFILOS IDEOLÓGICOS
Hay necios como Abimael Guzmán que son necrófilos ideológicos incurables. Su pasión por las ideas muertas raya en la patología. Es el náufrago que se aferra en un mar tempestuoso a un salvavidas que no existe. Es el político marrullero que se aferra a creencias cuya falsedad ha quedado demostrada con pruebas irrebatibles. Seguidor a rajatabla de Mao Tse Tung, inició una “revolución” cuando las ideas de éste eran ya piezas de museo.   
En su célebre Pequeño Libro Rojo, esa recopilación de citas muy breves de Mao, utilizado como instrumento de adoctrinamiento y creado por Lin Biao, colaborador del líder chino desde las primeras incursiones políticas allá por 1929, se lee lo siguiente:

“El Comunismo es el sistema más completo, progresivo, revolucionario y racional en la historia de la humanidad... solo el sistema ideológico y social comunista está lleno de juventud y vitalidad”.

En la Conferencia de los Siete Mil, en 1962, Lin salvó el pellejo a Mao atribuyéndole una especie de infalibilidad papal. Más tarde, mientras Mao preparaba el terreno para la Gran Purga, Lin siguió trabajando por hacer del ejército el bastión del culto a Mao. En público, Lin ponía a Mao por las nubes, aunque no sentía una verdadera devoción por él. Y en privado a menudo realizaba comentarios desdeñosos hacia él, algunos de los cuales constan en su diario. Lin Biao apoyaba y ensalzaba a Mao por pura ambición, la ambición de convertirse en el número dos y sucesor de Mao. Como le explicó a su esposa, él quería llegar a ser lo que fue “Engels para Marx, Stalin para Lenin, o Chiang Kai – Shek para Sun Yat Sen”.
Con la Gran Purga, cuyo principal objetivo era el presidente Liu Shaoqi, Lin Biao esperaba conseguir su ascenso. El hombre que estaba a punto de ascender a lo más alto sufría de numerosas fobias y tenía el aspecto de un drogadicto. Las más extremas estaban relacionadas con el agua y el aire. Su hidrofobia era tan aguda que llevaba años sin darse un baño y se limitaba a frotarse con una toalla seca. No podía soportar la visión del mar, por lo que su contacto con la marina fue nulo. Tenía una casa de campo junto al mar, pero estaba situada entre montañas para que él no lo viera. En sus residencias había numerosos aparatos sensibles al viento que colgaban de los techos. En cierta ocasión la señora Lin advertía a un visitante que caminara despacio en presencia de Lin no fuera a ser que el aire al moverse despertara la fobia de su marido a la brisa. Lin Biao era un hombre, como su propia mujer escribió en su diario:

“... especializado en el odio, el desdén (la amistad, sus hijos, su padre o su hermano no significaban nada para él), en sospechar lo peor y lo más bajo de las personas, en pensar egoístamente (…) y en instigar y dejar en mal lugar a los demás”.

Este era el prototipo de hombres que rodeó a Mao durante cincuenta años, años en los que millones de incautos se emocionaron con la Revolución Cultural. ¿Pero qué fue la tan aclamada Revolución Cultural? Hagamos un recuento histórico. De 1953 a 1957 se va gestando el llamado “Gran Salto Adelante”, etapa en la que la China Popular desarrollo su primer plan quinquenal siguiendo el modelo soviético: colectivización de la agricultura y prioridad a la industria pesada. En 1956, se creó la base del poder: el Comité Permanente del Polítburó, compuesto por siete miembros. Pekín estrechó también lazos con los estados no comunistas del Tercer Mundo. Entre 1956 y 1957, se lanzó la campaña de las Cien Flores para aprovechar el capital intelectual del país y crear escuelas de pensamiento: un proceso único de libertad de expresión y críticas al poder establecido. Pero los dirigentes comunistas empezaron a inquietarse ante el celo de los intelectuales y la agitación estudiantil. La reacción contra “los derechistas y contrarrevolucionarios” no se hizo esperar. La línea dura impuso su ley en un momento de graves dificultades económicas y divergencias con la URSS a causa del proceso de desestalinización y la política de coexistencia pacífica en la Guerra Fría.
En 1958 se dio el Gran Salto Adelante, que intentó imprimir a la agricultura el ritmo veloz de la expansión industrial en la búsqueda del camino más corto hacia el desarrollo económico. De las cooperativas agrícolas se pasó a las comunas colectivas, mucho más grandes, donde había que acelerar la transición a una sociedad comunista. Las comunas rurales y urbanas se multiplicaron por todo el país hasta que, en agosto de 1959, el Comité Central del Partido Comunista decidió rectificar. La falta de planificación condujo al desastre económico y a una escasez generalizada de alimentos que costó la vida a unos cincuenta millones de campesinos. El Gran Salto Adelante supuso un fracaso personal de Mao, que había abandonado la presidencia de la Republica Popular en diciembre de 1958. A partir de 1961, hubo que dar marcha atrás y establecer el orden de prioridades en el campo económico: primero la agricultura, seguida de las industrias ligera y pesada. Así se produjo una lenta recuperación basada en el sentido común y la planificación conservadora. A comienzos de la década de los sesenta, crecieron las diferencias ideológicas entre Moscú y Pekín. China repudió el modelo soviético de desarrollo, condenando tanto su abandono de los principios leninistas como su aproximación al mundo capitalista. En octubre y noviembre de 1962, los combates fronterizos entre la India y China, en los que el ejército soviético suministró aviones Migs a los indios, y la crisis de los misiles en Cuba, donde los chinos acusaron a la URSS de aventurerismo y capitulación, contribuyeron a deteriorar aún más las relaciones chino – soviéticas. Al año siguiente, se consumó la ruptura. En 1964, Mao denunció el seudo comunismo de Kruschev y la degeneración de un proceso revolucionario que amenazaba a la propia China, nuevo miembro del club nuclear tras la explosión de su primera bomba nuclear. Al cabo de una lucha interna por el poder, de 1962 a 1965, Mao emprendió una ofensiva política conocida como la Revolución Cultural, para acabar con la renaciente burocracia y sus privilegios, que tuvo varias etapas. En noviembre de 1965, Mao por fin estaba listo para poner en marcha la Gran Purga que llevaba tanto tiempo planeando, dirigida a “castigar a este Partido nuestro”, según sus propias palabras. Mao actuó por etapas. Decidió que su primera andanada fuera contra la cultura, razón por la que la Gran Purga recibió el nombre de Revolución Cultural. Madame Mao se puso al frente del ataque. Era una ex actriz que en realidad amaba la cultura, pero a la que no le importaba lo más mínimo negársela al resto de los chinos, por lo que disfrutó con la oportunidad de descargar su veneno, del que andaba sobrada. “El veneno de Jiang Qing es tan mortífero como el de un escorpión”, confesó alguna vez Mao y a un familiar, moviendo su dedo meñique como la cola de un escorpión. Mao sabía exactamente cómo explotar su potencial como entusiasta de la persecución. En 1963 la había asignado al Ministerio de Cultura como su supervisora particular para la censura de óperas y películas. Allí nos funcionarios solían ignorarlas. Ella ya era de por sí bastante paranoica y en ocasiones había acusado a sus enfermeras de tratar de envenenarla con somníferos y de querer a abrasarla viva cuando se daba un baño. Mao llevaba tiempo intentando proscribir una ópera de época, sin éxito. Se titulaba “La destitución de Hai Rui”, y estaba basada en una historia tradicional de una mandarín al que el emperador castigó por defender a los campesinos. Mao la acusaba de constituir un velado ataque a lo que él (el “emperador”) había hecho con el destituido ministro de Defensa Peng Dehuai, por lo que ordenó su condena. Para deshacerse de todo lo cultural que le resultara incómodo, Mao contaba con su “escorpión”. Pero la mujer de Mao comenzó a quejarse de que los funcionarios la “ninguneaban e intimidaban”, por lo que empezó por vengarse de ellos despiadadamente. Mas la convirtió en su jefe de policía, poniéndola a cargo de erradicar la cultura de toda la nación. Una de sus tareas fue elaborar un manifiesto condenado todas las formas de cultura sobre la base de que todas ellas habían estado en manos de funcionarios que seguían “una línea siniestra opuesta al Pensamiento de Mao Zedong”. Como todos los regímenes totalitarios, la China de Mao utilizó la propaganda personalista como método de obediencia y control sobre la población y como forma de proyección en el exterior. La China moderna era, indudablemente, hija de Mao, pero el amor que el país profesó a su “padre” se convirtió en adoración. La figura de Gran Timonel lo presidía todo, su obra y su ideario regían el quehacer diario de todos, su sombra, como la de Stalin en Rusia o la de Hitler en la Alemania Nazi, llegaba a todas partes. El discurso oficial era el único posible y la imagen proyectada mostraba siempre la cara amable de la nueva sociedad China. La imagen de Mao se plasmó y se plasma aún hoy en multitud de objetos que la gente vende, compra y colecciona, y que tanto sirven para adornar la casa como para rendir culto al Gran Timonel. Desde un huevo pintado hasta un pisapapeles, pasando por relojes de mesa y pequeñas estatuas, todo sirve si es susceptible de incluir la imagen del dirigente chino para su mayor gloria. A finales de mayo de 1966, Mao estableció una nueva oficina, el Pequeño Grupo de la Revolución Cultural, para ayudarla a llevar a cabo la Purga. Madame Mao lo dirigía por él, ayudada por el antiguo secretario de Mao, Chen Boda, en el cargo de director nominal, y el experto en purgas Kang Sheng como “asesor”. Esta oficina, junto con Lin Biao y Zhoy Enlai, constituía el círculo íntimo de Mao. Bajo el poder de este nuevo conciliábulo, el culto a Mao alcanzaría sus máximas cotas. La cara de Mao dominaba la portada del Diario del Pueblo, una de cuyas columnas diarias estaba dedicada a sus citas. Pronto aparecieron chapas con su cara, de las cuales llegaron a fabricarse, 4,800 millones. El número de ejemplares de sus “obras selectas” y de sus retratos (1,200 millones) superaba al de los habitantes de China. Fue en aquel verano cuando se repartió a toda la población el Pequeño Libro Rojo, que debía llevarse consigo y blandirse en todos los actos públicos, además de recitar sus prescripciones diariamente. De 1965 a 1967, cayeron en desgracia personajes secundarios y algunos miembros influyentes del Politburó, como el alcalde de Pekín. Fue la época dorada de los Guardias Rojos (el equivalente a la SS de Hitler), de los periódicos murales y del culto sagrado al Libro Rojo de Mao. Entre 1967 a 1968, aparecieron los comités revolucionarios y las purgas a los ultraizquierdistas. El propio Mao abandonó Shanghái, donde se había recluido, y regresó a Pekín dispuesto a retomar el poder. En el IX Congreso del Partido Comunista, celebrado en abril de 1968, fueron destituidos el presidente de la República Popular, Liu Shaoqi, y el secretario general del partido, Deng Xiaoping, al tiempo que se hizo oficial la victoria maoísta. Calificado con desprecio por los Guardias Rojos como el “Kruschev chino”, Liu Shaoqi (1898 – 1969) fue depurado en 1968 por orden directa de Mao, y las autoridades de Pekín anunciaron públicamente su muerte en una granja en 1972. Ocho años más tarde sería rehabilitado por el Comité Central del Partido Comunista, que le rindió un funeral con todos los honores. “Su depuración fue el peor montaje político de la historia de nuestro partido”, se dijo en un comunicado oficial. En los tiempos del Gran Timonel, Liu Shaoqi se reveló como su principal adversario. Durante la Larga Marcha llegó a ser considerado el teórico del Partido Comunista. Tras los efectos desastrosos del Gran Salto Adelante puso en funcionamiento un programa de recuperación económica en el que procedió a clausurar las comunas y aplicar nuevas fórmulas para estimular la producción. De 1959 a 1968, ocupó el cargo de presidente de la República Popular China, pero durante la Revolución Cultural fue cayendo en desgracia hasta ser expulsado del Partido en octubre de 1968. Un año después fue detenido y murió en la cárcel al no recibir tratamiento médico para su neumonía.
En cualquier manual de historia podemos leer sobre los catastróficos resultados de este Flautista de Hamelín asiático. El Partido Comunista Chino emitió en 1981 un veredicto histórico sobre la gran hazaña emprendida por ese genocida:

“Cometió errores de enorme magnitud y larga duración (…) y lejos de hacer un análisis acertado de muchos problemas, confundió lo correcto con lo incorrecto y al pueblo con el enemigo. En esto se centra su tragedia”.

Los millones de hombres que pagaron con su vida los errores de este ídolo de barro que Guzmán, confinado en su celda, aún sigue divinizando, para no tener importancia para el “Presidente Gonzalo”. Pero la estupidez política no es solo producto nacional; en Nepal, en el 2008, el Partido Maoísta consiguió los votos para tener mayoría en el Parlamento y controló temporalmente el poder. En la India, a finales del 2004, se anunció la creación del Partido Comunista Maoísta, gracias a la fusión de tres agrupaciones políticas que tenían como única finalidad derrocar al gobierno vigente. Los necrófilos políticos no desaparecerían (ahí están los neonazis), pues, solo ambicionan el poder y, para ello, seguirán puliendo las ideas con las que manipularán a sus incautos seguidores.    



EL PARTIDO DE LOS SIMIOS
Por no sé qué ley natural o quizá el imaginativo de la gente ha llegado a la conclusión que los elementos constitutivos del hombre se hayan repartido en el reino animal. Así tenemos que la afición a la música se haya en la cigarra, la flema en la tortuga, la traición en la serpiente, la astucia en la zorra, la gratitud en el elefante, la paciencia en el cocodrilo, la laboriosidad en la hormiga, la sumisión en la oveja, la terquedad en la mula, la lentitud en el buey, la audacia en el águila, la ratería en el ratón, la fidelidad en el perro, la ingratitud en el gato, la cobardía en la gallina, la solidaridad en el licaón y una larga taxonomía como para llenar varias páginas. Esto me lleva a reflexionar que si el Apra como organización política se reencarnara (pidamos a los dioses que esto no suceda) en un animal, sería el pobre mono, por su afán de imitación, quien cargara con ese estigma. He dejado de lado en esta modesta clasificación aquello que tiene que ver con el rostro, pues, si fuera así, don Mauricio Mulder se ganaría la careta del lobo y Velásquez Quesquén la de la alpaca. Pero volvamos al partido de los “compañeros”. Los apristas copiaron de los nazis sus estrepitosos desfiles, haciendo de sus mítines, para placemiento del viejo Haya, un espectáculo de boudeville más que una reunión política; también el saludo hitleriano a lo Ave César pasó a ser, como la popular picada, parte del menú, buscando darle a su organización un toque pintoresco y teatral.
Los nazis se aprovecharon de la ingenuidad de la niñez y del candor juvenil para formar las bases del Partido Nacional Socialista: los apristas los imitaron con desparpajo y, sin rubor algunos, firmaron sus criollas filiales made in Perú, y como si esto fuera poco, como hicieron los jerarcas nazis y el ejército concentrando todos los poderes del estado en manos del Führer bajo juramento, los líderes apristas se rindieron a los pies del soberbio Haya, rindiéndole pleitesía en juramente genuflexo cuando este (como hace ahora la hija del reo de la Diroes con el gobierno de Kuczynski) dictaba las directrices a seguir a sus parlamentarios para socavar, importándole un carajo el bienestar del Perú y los peruanos, al frágil gobierno democrático de Bustamante y Ribero, en conciliábulo, bajo los escaños del Congreso, con sus enemigos de antaño, los odriístas. Pero no solo de los germanos los monos y los bucéfalos tomaron algunas “cositas” prestadas pasándolos como originales, con toda desfachatez, y con esa concha que es más peruana que el pisco y el ceviche, se adueñaron de la Marsellesa, esa joya coral de los franceses que nos hace recordar la Novena Sinfonía de Beethoven o el Réquiem de Mozart, para transformarla en esos mugidos carneriles propios de un camal de yerbateros: la llamada Marsellesa Aprista. Lo único que les ha faltado es ponerle Reichtad del Pueblo a la vieja casona de Alfonso Ugarte, cueva primigenia de ladrones de siete suelas. ¿No será la estrella aprista una inspiración de la estrella de David? El pueblo judío tiene la palabra.                    




LAS VIEJAS MAÑAS DEL APRISMO
Escuchar a Mauricio Mulder es escuchar a su mano, Alan García. Mulder da náuseas. Su boca es un culo donde las flatulencias se convierten en una Marsellesa aprista, en una estruendosa música de pedos. Rastrero por naturaleza, bajeza que le viene desde el vientre materno, a Mulder no le importa mentir, ni calumniar, ni deslizarse por la inmundicia de las triquiñuelas y los infundios más aborrecibles. Si fuéramos benévolos diríamos que no se puede pedir otra actitud a su persona: quien nació para maceta no pasa del corredor, y en esa caterva de apristas ladrones, al pobre Mauricio le tocó ser solo “campana”. Al señor Mulder la desvergüenza se le ve en la cara. Sus añagazas para justificar al delincuente de García están impregnadas de una halitosis política de larga data. Para entender lo que es el aprismo, hay que traer en mientes algunos crímenes cometidos por el mal llamado “Partido del pueblo”. Vayamos por partes:

1.    El domingo 30 de abril de 1933, el Presidente Sánchez Cerro asistió al hipódromo de Santa Beatriz (ubicado en el lugar donde ahora está el Campo de Marte), para ver el desfile patriótico de treinta mil movilizables. Terminando el desfile, a la una de la tarde, más o menos, el Presidente abandonó el recinto entre los aplausos de la multitud, en un automóvil descubierto (la misma imprudencia de Kennedy cuando fue asesinado en Dallas). Cuando el automóvil oficial había andado unos metros, un individuo, rompiendo la fila de gendarmes que abría calle al costado izquierdo, se abalanzó sobre el automóvil presidencial, seguido de pocos metros de distancia por dos gendarmes y un civil. El agresor se apoyó con la mano izquierda en la capota y, con un revólver, disparó a quemarropa, por la espalda del Presidente, varios tiros (Basadre). Se oyeron disparos en varias direcciones y el atacante, Abelardo Mendoza Leyva, fue abatido. Mendoza Leyva era un hombre pobre, ¿de dónde pudo haber sacado un revólver? Las investigaciones determinaron que el automóvil fue blanco de ocho disparos hechos por varias manos que no fueron las del elemento oficial, o sea sí hubo complot. Mendoza Leyva se había inscrito en el partido aprista en 1931; todo apunta a que fue utilizado (como Oswald en el asesinato de Kennedy, como un chivo expiatorio). Víctor Villanueva afirma en su libro “El  militarismo en el Perú”, una teoría bastante interesante que encaja como anillo al dedo en el modo en que los apristas tienen de salir de apuros. Dice Villanueva:

“Es casi evidente que el asesinato de Sánchez Cerro fue el fruto de un pacto entre Benavides y el Apra. Haya de la Torre estaba preso en la Penitenciaria de Lima, obtener su libertad era poco menos que imposible en el régimen tiránico que se vivía, el Apra no tenía salida alguna después de haber fracasado todas sus intenciones revolucionarias. Sánchez Cerro estaba respaldado por la fuerza de las armas y no había posibilidad inmediata de derrocarlo. El Apra no encontró otro camino que el magnicidio, ya lo había intentado meses antes [6 de marzo de 1932], cuando los mismos apristas pretendieron asesinarlo en la iglesia de Miraflores. Para que el crimen no fuese inculpado al Apra que habría sido el directamente beneficiado, habrían propuesto a Benavides y este aceptado, que asumiera el poder y luego procediera de acuerdo con el esquema general que siempre ha planteado el Apra: Benavides convocaría a elecciones generales, el partido aprista saldría victorioso y Haya de la Torre podría subir al poder en forma constitucional”.

Si bien esta visión es simplemente una conjetura como afirma Basadre, la historia posterior ha demostrado con creces que el modus operandi de los apristas es el mismo cuando hay que desenfundar las pistolas. Tengamos presente que cuando Benavides se hizo del poder después de la muerte de Sánchez Cerro, ordenó la libertad del jefe del aprismo. Haya quedó libre, pero se quedó con las manos vacías en cuanto hacerse del poder. Entre ratas, Benavides fue el más astuto y dejó al aprista mordiendo el aire.

2.   El 15 de mayo de 1935, el director del diario El Comercio caminaba con su esposa por la Plaza San Martín de Lima, cerca del Club Nacional. Su nombre, Antonio Miro Quesada de la Guerra. El Comercio no ocultaba su ojeriza contra el Apra, eso quizá explique en algo los hechos que se dieron ese día. Carlos Steer Lafont, un mozo de 18 años perteneciente a la Juventud Aprista del balneario de Barranco desde 1934, disparó contra Antonio Miro Quesada; la señora María Laos de Miro Quesada, la esposa, levanto su cartera instintivamente contra el atacante. El victimario, ofuscado, según declaró, y creyendo que la señora iba a sacar un revólver, disparó sobre ella e infortunadamente también la asesinó. Al verse perseguido mientras escapaba, se disparó dos tiros, uno a la cabeza y el otro al corazón. El asesino falló en su intento de suicidio, quedando con la mandíbula desarticulada e inconsciente. Como de esperarse, El Comercio acusó del asesinato al Apra y a Haya de la Torre, no solo a Steer, a quien veían como un simple ejecutor, un chivo expiatorio.

3.   El  martes 7 de enero de 1947, don Francisco Garland, director del diario La Prensa, próspero empresario y promisorio candidato a la presidencia del Perú fue asesinado en su automóvil que acababa de encender. Eran las 7 y 15 de la noche cuando se escucharon los disparos; su automóvil Mercury estaba estacionado cerca del portón del Instituto Sanitas. Graña tenía solo 44 años y había sido amenazado de muerte reiteradamente. Acababa de obtener una resonante victoria ante dos organizaciones que influían en el destino de los peruanos: la International Petroleum Company (IPC) y el Partido del Pueblo (Apra) que defendía en el Congreso a la empresa petrolera estadounidense, para que se concediera los yacimientos de Sechura, con perjuicio de los beneficios del Estado peruano (¿Quién mató a Graña?, Efraín Rúa). Así se apagó la vida del hombre a quien el pueblo estrechaba la mano, porque veían en él al hombre que haría posible la transformación del país. Las sospechas cayeron inmediatamente sobre el APRA, partido que veía en Graña un rival difícil de vencer en la lucha por la presidencia. El 10 de enero, Vanguardia, un semanario político dirigido por el comunista y exaprista Eudocio Ravines, publicó un texto incendiario contra el llamado Partido del Pueblo.

Ravines había pertenecido al Apra, porque este movimiento de masas – de trabajadores manuales e intelectuales – había surgido enarbolando una lucha frontal contra el imperialismo estadounidense. Eran los primeros años de 1930, pero con el correr de los años, Ravines notó que la proclama de Haya contra el imperialismos yanqui fue reemplazado por un elegante eufemismo político, “Interamericanismo democrático sin imperio”, estrategia política para no confrontar los intereses estadounidenses. El gran cambio se produjo el 20 de mayo de 1945 ante una gran multitud concentrada en la Plaza San Martín de Lima, donde el líder del aprismo dijo que no había que quitarle la riqueza al que la tiene, sino crearla para el que no la tiene. Enterró así otra de sus propuestas primigenias: la nacionalización de tierras e industrias. Haya cruzó el río para cambiar de ribera (Efraín Rúa). De ahí que las palabras de Ravines en “Vanguardia” tuvieran una fuerte dosis de ataque:

“Con el director de La Prensa se repite el mismo crimen alevoso que hace años se cometiera contra el director de El Comercio [Antonio Miroquesada]. El ánimo que ha inspirado este crimen es el mismo que inspira al otro. Este asesinato alevoso, premeditado, tecnificado y planificado, ha estado dirigido, por el mismo infame cerebro; ha sido planeado por la misma sádica y depravada voluntad criminal (…). Esta es la venganza por el rechazo de la entrega de seis provincias peruanas a un trust extranjero. Es el despecho ocasionado por la derrota infringida en el más probo y limpio estilo democrático a la más torpe barra de traidores que haya tenido país alguno”.


Las claras alusiones al partido aprista saltaban a la vista. El oscuro historial de la International Petroleum Company (IPC), incluía aquel hecho de 1922, cuando gracias a un laudo arbitral, logró que el Perú no pudiera aumentar el nefando derecho de exportación que estaba fijado en 3.50 soles de 24 peniques. No solo eso: logró la exoneración del pago de las regalías de producción. Hagamos un resumen de la International Petroleum Company en el Perú hasta la muerte de Francisco Graña Garland.

Primero echémosle una mirada a lo expuesto por Emilio Romero en si “Historia económica del Perú”, ese clásico Sanmarquino publicado por Editorial Sudamericana de Argentina en 1949:


“El combustible del siglo actual, el petróleo, fue conocido en el Perú desde los tiempos incaicos. Los indios hacían luminarias don hachones de algodón empapado en el petróleo que entonces surgía en Tumbes y corría en raudales al mar. Los españoles no valorizaron de los pozos petroleros nada más que la brea para calafatear navíos o para la industria de cerámica. José Eusebio Llano Zapata en su curioso libro de “Memorias Histórico-Físico-Apologéticas de la América Meridional” dice que “en la punta de Santa Elena que es la costa del Perú mana cierta especie de betún que los naturales llaman copay; es la nafta de Babilonia o aceite de Medea. Sácase, como lo refiere Herrera, de unos pozos que están cerca del pueblo de Colonchillo, pero según Absalón es manantial continuo, aunque Cieza afirma que es una fuente que por cuatro o cinco bocas despide este aceite”. Ya Oviedo y otro cronistas se refirieron a la existencia del petróleo en Venezuela, pero en realidad el valor económico del petróleo solamente comenzó a mediados del siglo pasado y acaso no fuera arriesgado decir que no antes de que se inventara el motor de explosión, que revolucionó la industria y la vida humana.
Durante la dominación española los depósitos de brea fueron dados en Locación. Existen documentos del año 1642 autorizando sacar brea. En 1717 don Juan Benito de Heras había solicitado una concesión en la mina “La brea” de Piura, la que pasó al convento de los Bethlemitas y finalmente volvió al gobierno al proclamarse la independencia.
El año 1826 José Antonio de la Quintana solicitó del gobierno venta de la “Mina de brea”, lo que consiguió por decreto de 22 de setiembre de ese año, en la suma de 2.695 pesos pagados en créditos. La venta no fue nunca de terrenos, ni de minerales, que eran desconocidos, sino simplemente de una mina de brea situada en “Cerro Prieto” a diez leguas del mar, atrás de cerro de Amotape. Es importante recordar este hecho, para comprender por qué más tarde la cuestión de “La Brea y Pariñas” se transformó en el más grande escándalo y apasionante problema político de los últimos tiempos del Perú.
El señor Quintana vendió la “Mina de brea” a don José de la Lama por escritura de 14 de marzo de 1827 y después de otras traslaciones de dominio llegó a ser del Dr. Genaro Helguero. Este Helguero pidió posesión, no de la “Mina de brea”, sino de la “Hacienda Mineral de la Brea” ubicada en el distrito de Amotape, inventando esa nueva denominación para extender la propiedad hasta la orilla del mar, o sea cien leguas cuadradas, sin ningún título de propiedad ni de dominio. Como se trataban de tierras de desierto nadie se dio cuenta de la trascendencia del asunto. Helguero se hizo dar posesión de esa inmensa superficie de tierras con un juez de paz, que era un empleado a su servicio, el 14 de enero de 1886, agregando también que “pedía posesión de la sustancias minerales subyacentes”. Sin embargo, el juez no fue más allá que de dejar constancia en la diligencia de que otorgaba posesión de los sitios en que las sustancias minerales se encontraban “a vista o al descubierto, el mineral de brea líquida o aceite nombrado copé”.
La propiedad fue adquirida más tarde por un inglés, Mr. Henry Keswick, en 1888, y en 1889 por el Dr. W. C. Tweddle, cuando en Londres acababa de organizarse la “London Pacific Petroleum Co.” para explotar esa región petrolera.
Cuando esta entidad pidió el reconocimiento de su propiedad, los linderos de la misma eran distintos de los que aparecían de los títulos del vendedor Helguero. Es así como, por arte de magia, un punto del globo terráqueo que era un pozo de brea se convirtió audazmente en la famosa concesión petrolífera de “La Brea y Pariñas”, que abarcó más de cien leguas cuadradas. En el año 1911 esta Compañía organizó una subsidiaria, la “Lagunitas Oil Co.”, para explotar los yacimientos al sudeste de Negritos, en la provincia de Payta. Ambas compañías vendieron más tarde sus acciones a la International Petroleum Co., subsidiaria de la Imperial Oil de Toronto, Canadá.
En realidad, los gobiernos del Perú descuidaron en forma lamentable los vitales intereses de la nación en el aspecto petrolífero cuando permitieron una mistificación tan monstruosa como la de “La Brea y Pariñas”. En el año 1914 los ingenieros Héctor Boza y Alberto Jochamovitz fueron comisionados por el gobierno para hacer una mensura exacta de la hacienda, pero fueron las primeras víctimas del imperialismo capitalista. Privados de agua y alimentos en el desierto y hostilizados por el gerente inglés, apenas pudieron llevar a cabo su cometido. La empresa cerró sus fronteras a toda intervención, incluso del Poder Judicial del Perú, estableció un régimen absoluto y duro sobre el personal obrero y se consideró un estado libre incrustado dentro del Perú. Se negó a pagar al Estado las contribuciones propias de la industria y el asunto fue llevado al Tribunal de la Haya, donde naturalmente, debía triunfar. Sin embargo, no se olvidó un principio de justicia al declarar que deberían pagar derechos de exportación por el petróleo a la nación peruana en la ridícula cantidad de $3,50 por tonelada métrica, durante el periodo de 20 años a partir de 1922, que por el bien del país ya han fenecido”.

En el libro de Carlos Loret de Mola, “La página once”, también nos permite obtener estos datos:

1.    Respecto de los yacimientos petrolíferos de La Brea y Pariñas existía controversia desde 1887 (propietario Genaro Helguero), que se agrava a partir de 1911 (empresa explotadora London Pacific Petroleum Company), cuando se ordena la remensura en las pertenencias comprendidas en el área.

2.   Esta controversia se origina, en la forma, sobre una cuestión tributaria; pero su verdadera causa fue siempre que el Estado Peruano sostenía su derecho de propiedad sobre el subsuelo, frente a los poseedores de la superficie (cuya propiedad nunca fue discutida) que alegaban ser también propietarios del subsuelo y de las riquezas existentes en él, en contradicción con las disposiciones de la legislación minera, que no admite, ni admitía en esa época, excepciones de ningún género en cuanto que el Estado es el único propietario de todas las fuentes naturales de riqueza que se encuentran dentro de su territorio.

El llamado Laudo de París de 1922 (transferida ya la explotación a la Internacional Petroleum Company) no se pronunció expresamente sobre el Status legal de la propiedad minera, sino que se limitó a reproducir el convenio suscrito un mes antes por el Ministro de Relaciones Exteriores del Perú (Alberto Salomón) y el representante del Gobierno Británico (Gran Duff) que estableció normas de tributacion por un periodo de cincuenta años (hasta el 1 de enero de 1972), a cuya expiración, “La Brea y Pariñas se sujetará al canon de superficie, canon de producción, regalías y cualesquiera contribuciones e impuestos que establezcan las leyes entonces vigentes que se dictarán después”.
Es decir que aun en ese entreguista e írrito convenio (base del llamado Laudo de París) se reconocen las normas del desecho minero, aunque postergando su aplicación por un lapso de cincuenta años, en inaceptable condición de privilegio, violatoria de la Ley Fundamental de la República y lesiva a los intereses nacionales (Carlos Loret de Mola, “La Página once”).
Si bien muchos peruanos no recordaban estos tristes y denigrantes hechos contra las riquezas del Estado Peruano, don Francisco Graña Garland no lo había olvidado. En su editorial del 2 de enero de 1947, el diario La Prensa, puso el dedo en la llaga:

“El contrato de Sechura concede a la International (IPC) el derecho de explotar más de dos millones doscientas mil hectáreas de un territorio que se extiende por gran parte de Piura y Lambayeque, y la autoriza para retener lo que estime “conveniente”, hasta por el 30 por ciento del área indicada. Unidas esas concesiones a las que actualmente tiene la compañía, se formará un vasto feudo de la Standard Oil en el norte del país”.

La posición alevosa de los apristas que apoyaban a la empresa estadounidense que atentaba contra los intereses del Perú, era por demás falaz y denigrante. Los jefes apristas llegaron, en el colmo del cinismo, a decir que los inversionistas peruanos no tenían interés en la explotación y exploración petrolera, lo cual era completamente falso, pues, meses antes del editorial de La Prensa, los dos mayores capitalistas peruanos, los hermanos Fernando y Augusto Wiese, reclamaron un permiso de exploración que les fue negado por el Ministerio de Fomento:

“Resulta clamoroso que se cierre el acceso a capitalistas nacionales que querían acometer por su cuenta una empresa en una sección del área enorme de Sechura. Solo con una política de sometimiento colonialista a la Standard Oil ha podido llegarse a ese extremo”.
(Editorial de La Prensa, 2 – 1 – 1947).

José Antonio Encinas, doctor en jurisprudencia y senador por Puno, en los años 1945 y 1950, hizo una denuncia contundente y valiente al subrayar que no se podía firmas un nuevo contrato con una empresa corrupta, que estafaba el país invadiendo el pago de impuestos y derechos de explotación. Y aseguró que la IPC mentía descaradamente en los volúmenes de exportación, pues los barcos cargueros contenían más petróleo del que consignaba en los papeles.
Visto todo esto, era evidente que Francisco Graña Garland era un hueso duro de roer, sus campañas contra el entreguismo del Perú a la empresa yanqui eran demoledoras para los “intereses” apristas defendidos desde el Congreso. No quedaba otra cosa que sacarlo del medio. A un partido de pistoleros no le faltan asesinos a sueldo. Uno de los más famosos asesinos apristas era Chaney Sparrow. El tipo delincuencial de Sparrow encajaba con el hombre que mató a Graña. Fanático que creía en la revolución prometida por el aprismo, se dice que Chaney Sparrow confesó el crimen ante Esparza Zañartu, el Montesinos de Odría, pero Esparza desestimó la declaración porque ya tenía a los “culpables” y no deseaba quebrantar la investigación del general Manuel Odría (Efraín Rúa). A pesar de las cortinas de humo, la tergiversación de los hechos y los amañamientos que realizó el Apra, el agente fiscal que veía el caso, acusó a siete implicados. Fernando León de Vivero, en su libro “El tirano quedó atrás”, publicado en Méjico en 1951, escribe unas páginas indignas sobre el asesinato de Graña, palabras reveladoras de un encubrimiento. Libro plagado de mentiras, inexactitudes, embustes, tergiversación y una que otra verdad histórica, el mamotreto de León de Vivero cumple con su cometido, desviar la culpabilidad del Apra en el alevoso crimen, aunque para ello haya que profanar la memoria del muerto:

“Conducido prestamente Graña Garland al Hospital Italiano, los médicos certificaron el fallecimiento. Beltrán, Ravines y adláteres resuelven sobre el cadáver aún caliente y las lágrimas sentidas por el padre de la víctima, trasladar los restos al edificio de “La Prensa”. La voz de la coalición se uniforma para otorgar a los funerales “significación política”. El dinero se gira y distribuye y los “señoritos” se movilizan…
Los familiares de Graña Garland, su amasia Esperanza Vargas y un grupo de personas respetables circulan la primera versión:
“Es un crimen pasional. ¿Quién sabe si algún socio? Puede que sea un amigo ultrajado, un esposo vengador de honra. ¿Tal vez el negocio…?”. Los limeños cuchichean, “sí, es posible que las drogas y la mafia…”.
La ley y el reglamento de la materia preceptúan que las drogas deben expenderse por intermedio de dos o más personas o entidades a quienes se haya adjudicado la concesión en subasta pública, previo depósito y demás garantías. Por causas inexplicables hasta ahora, no se cumple con la ley. La distribución de las drogas se dio a una entidad. Familiares de funcionarios de Salubridad trabajan en la firma distribuidora de drogas. De esa firma se surtía Graña Garland para “Sanitas” y demás operaciones. Los contratos de cocaína son turbios. En su venta y reparto figuran muchos elementos. La cadena es larga y los pájaros de alto vuelo se mueven entre bastidores. Los amigos íntimos de Graña en los primeros instantes explicaron la muerte como resultado de discrepancias y desavenencias. Los cabecillas de la coalición reaccionaria – comunista sindican al Apra. No pierden el tiempo. Se ajustan al plan de Montalbán. Armada la capilla ardiente, la oligarquía limeña dispone suspender las labores en las fábricas e industrias – donde poseen intereses – el día del sepelio, y conminan a los obreros a concurrir. Si asisten se les pagará el salario. En caso contrario, no recibirán su día y se les someterá a represalias.
Alberto Ulloa (el padre) rotuló a los oligarcas peruanos de “Traficantes de cadáveres”, por su pericia en este comercio y por el Show que montan para capitalizar políticamente la muerte de alguno. Sí, para los fascistas, primario es la propaganda – y esto lo aprendieron de los comunistas –, para el “civilista” peruano la propaganda del muerto es en esencia de su mediocre filosofía política. Los pachecos peruleros suelen ser artistas en el arte de traficar con los muertos. Más finos artistas si “el muerto no murió de muerte natural”. En el comercio del fallecido no se repara en pelillos. Ingeniosos en el decorado, peritos en el bambalinón, experimentados en el escenario y el estuco son ventajeros en la capitalización del difunto que pasean. El finado pudo ser un infeliz, un analfabeto, un ente desconocido o un hombre capaz. La técnica no acusa diferencias al darle bombo y extraer de la velación, innegables consecuencias políticas. Si pudieran encerrar en frase el sistema, dirían, “Bienaventurados los muertos porque de ellos depende nuestro reino en la tierra…”. Al revés de la hija de Herodíades que distrajo con la danza y el cuerpo torneado en demanda de la cabeza del justo, los “civilistas” distraen con el mortuorio en pos del dividendo político y del lucro avorazado. El muerto ayúdalos a rascar la sarna de una opinión minoritaria, pobre y vil. Y si la sarna, al rascado de las uñas, se extiende y crece, la opinión y su fuerza disminuyen y esfuman”.

León de Vivero no se anda con lindezas y no ahorra veneno para escribir estas páginas vitriólicas y ponzoñosas. Experto cañonero y profanador de tumbas, el cacógrafo principal de ese esperpéntico panfleto que se llamaba La Tribuna, León Vivero cumple con maestría su función dentro del Apra: desatorar las cañerías de la Casa del Pueblo por donde corren ríos  de calumnias, infamias, contubernios, crímenes, complots, latrocinios, prebendas, coimas, drogas y sangre de inocentes, como la que quedó en los asientos del automóvil de Alberto Graña cuando fue asesinado.
Todos los acusados por el asesinato de Graña eran militantes del partido aprista. Cuando se expidió el fallo definitivo, los dos principales acusados fueron condenados a 20 años de prisión. López Obeso, Jeri e Ingunza, recibieron una pena de 10 años; Vaccari Gallo, seis; Perla Ramírez, tres. Arrunátegui, Marazzani y el periodista carnero Hocke un año de prisión. Efraín Rúa, manifiesta en su libro lo siguiente:

“Cuando el caso Graña pasó al olvido, Chaney Sparrow cambió de nombre e instaló un taller de mecánica en uno de los ambientes de la Casa del Pueblo. Allí recibía encargos de sus compañeros para construir carpetas destinadas a escuelas y otros centros de estudios. Cuando bebía en exceso contaba que él era, en verdad, el asesino de Graña. Chaney murió de cáncer en 1989, a fines del gobierno de Alan García.

Alfredo Tello Salavarría, secretario de Defensa del partido aprista en la época del asesinato, murió en 1989, llevándose consigo los secretos del complot aprista para asesinar a Francisco Graña Garland.




NO SE RECONSTRUYE UNA CASA SOBRE EL LODO
La campaña mediática emprendida por Jorge del Castillo, Mauricio Mulder y Javier Velásquez Quesquén, para defender al difunto suicida de Alan García, tiene como finalidad, limpiarle la cara al APRA, pensando en las elecciones del 2021. No es entonces, como dice el refrán, Amor al chancho, sino a los chicharrones. Expertos en mentir, engañan y manipulan a las masas, estos “expertos” políticos discuten, exponen y cuestionan hechos, basados solo en las palabras y sus múltiples significados y no sobre los acontecimientos, los cuales soslayan para no verse descubiertos. Enmascarados como el Llanero Solitario, para colmo, apelan a un lenguaje oscuro, rancio, leguleyo, rebuscado y hermético, convencidos de que la masa que los escucha no los entenderán, pero que, escudados en la imagen de Haya de la Torre, los aplaudirán a rabiar con el fanatismo de los cruzados medievales, porque están convencidos de que algo bueno y verdadero les están diciendo. Ese trío de truhanes acomodaticios, no ahorran palabras para difamar e injuriar a los fiscales que con pruebas contundentes, arrinconaron con la justicia en la mano a quien hizo de la política peruana su máquina de producir dinero, a ese hombre de actitudes pomposas y arrogantes que se creía intocable y valiente y que al final, hundido en las turbias aguas de su vida repudiable, se voló los sesos para escapar de la deshonra de verse encarcelado como el más vil delincuente. El cinismo de Mulder al afirmar que García no sabía nada del dinero que recibían sus testaferros, Nava y Atala, nos lleva a preguntarnos: ¿Cómo se puede ser tan iluso y rastrero, para llegar al límite de la razón para hacernos creer que lo que dice es cierto? Pobre Mulder, parece que la pérdida de sus neuronas es proporcional a la caída de sus cabellos. Estos tres lacayos del expresidente, a quien rendían obediencia y sumisión a cambio de prebendas y mancebías, saben que el fango excrementicio dejado por García les ha llegado al cuello haciéndoles la atmósfera irrespirable y que, si no logran salir de ahí cuanto antes, en los próximos comicios electorales no sacarán votos ni para sostener la pálida estrella descolorida que aún cuelga en la destartalada casona de Alfonso Ugarte. Estos tres mosqueteros del bandidaje siguen basando su discurso picoteando de aquí y de allá el pensamiento de Haya, machacando ese catecismo de ideas anquilosadas, eso que Gramsci llamó “doctrinarismo pedante”, que se derrumba como una muralla de arena ni bien se le pone enfrente la realidad concreta, las pruebas irrefutables de una organización delictiva que tenía como Padrino al pusilánime suicida. En el colmo de la desfachatez y la desvergüenza, los acólitos de este Monopodio cervantino, quieren cubrir las fechorías de su amo declarando el día de su cobarde suicidio como el “Día de la dignidad aprista”. ¿A los pocos apristas decentes que aún quedar, permitirán este arribismo político de esa podrida cúpula parlamentaria aprista? Permitirán que esos impresentables profanen la memoria de Haya, poniendo en paralelo una celebración que vaya de la mano con el “Día de la Fraternidad”. Parece que lo urgente ahora es encontrar una tabla de salvación al naufragio político que sufre el Apra, pensando en las elecciones del 2021. Pero como lo que queda del Apra no pasa de una muchedumbre de fanáticos, ahí los escucharemos gritar como carneros su rancia y raída frase: El APRA nunca muere.

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