Para Alesia,
cuya ternura me embriaga
en cada abrazo, en cada beso,
en cada momento de su vida.
ÍNDICE
· Homenajes
· Nostalgia
· Grato recuerdo
· Niños y leones
· Inventiva y creatividad
· De la naturaleza de la superficialidad
· De la verdadera naturaleza del hombre
· Ser o no ser
· Schumann, el vuelo del águila
· Poetas y filósofos
· Esa liviandad que raya en la ignorancia
· Punto sobre las íes
· Un hombre
· Punto de quiebre
· Trinidad
· Viendo el futuro
· Humildad
· Ese hermoso sonido llamado silencio
· Abogados
· Condición Humana
· apariencias
· Autodestrucción
· Boutade
· Mártires Masoquistas
· Retrato Presidencial
· Periodistas
· Opiniones y juicios
· Hombre de méritos
· Hombre de méritos
HOMENAJES
Muchos homenajes a tal o cual poeta - vivo o muerto – me recuerdan a la hiedra que, desesperada, busca una tapia por donde trepar.
NOSTALGIA
El recuerdo tiene el tamaño de la felicidad o la tristeza que lo engendró.
GRATO RECUERDO
La primera vez que leí “El caballero Carmelo” tenía siete años, y su lenta agonía fue acompañada de lágrimas en un último duelo. Mientras escribo estas líneas después de releído el bellos cuento de Valdelomar, hoy, en el recodo de la vida, aún mis ojos no recuperan su mesura, aún yacen rojizos; las lágrimas pueden haber envejecido, pero el sentimiento de tristeza que me embargó la primera vez, sigue latente, como un botón de rosa negra que florece innumerables veces.
NIÑOS Y LEONES
Un león vive 15 años aproximadamente; duerme 20 horas y está despierto 4 horas, las cuales emplea en acicalarse, comer y de vez en cuando ayudar a las leonas del clan a cazar. Según estudios realizados en Gran Bretaña, un niño promedio de aquellos lares habrá pasado un año entero viendo la televisión para cuando cumpla seis años; otro dato interesante:
Más de la mitad de los niños de tres años tienen un televisor en su habitación.
Por lo visto, estamos más cerca de los leones de lo que creíamos.
INVENTIVA Y CREATIVIDAD
Los chinos han demostrado que carecen de imaginación y creatividad. Una encuesta nacional realizada en el 2006 reveló que entre un 85% de sus 1400 millones de habitantes solo disponen de 100 apellidos diferentes. Deberíamos enviar una comisión a ese vasto y prolífico país asiático para darles una verdadera lección de imaginación en lo que a poner nombres a nuestros hijos se refiere. Para muestra tenemos nuestros Ben Hur, Josmell, Clifford, Johnny en todas sus variantes (Joni, Jony, Yoni, Jhoni, Jhony, Johnni, Yonni, etc.), nuestras Giovanna con sus (Giovana, Giovanna, Yiobana, Yiovana, Giovana, Jiovanna, etc.).
Es decir, toda una denominación de nombres de pila con la cual podríamos bautizar a todo lo existente en el universo. Nos podrá faltar todo, pero nunca una chispa de creatividad onomástica.
DE LA NATURALEZA DE LA SUPERFICIALIDAD
La estupidez más grande es el hecho de que otros nos hayan visto tantas veces: nuestro rostro, nuestro cuerpo, nuestros ojos.
95% más de las veces de lo que nosotros nos hemos visto físicamente. ¿Pero cuanto de nosotros conocen realmente? De nuestro pensamiento, de nuestros amores y sufrimientos, de nuestra forma de ser o de nuestra bondad, de nuestra sapiencia. Nada o casi nada clama una voz en mi interior.
DE LA VERDADERA NATURALEZA DEL HOMBRE
Un hombre de verdad no se puede analizar en un instante, requiere una eternidad. La mayoría se lleva de él una migaja, un grano que un pájaro levanta en su vuelo fugaz. Toda la grandeza queda en él a su paso por la vida, en su obra, en su hablar y en su actuar cotidiano.
SER O NO SER
Los hombres se dividen en águilas y gusanos.
Cuanta claridad hay en el cielo.
SCHUMANN, EL VUELO DEL ÁGUILA
Llevo tres meses trabajando en mi monografía de Schumann. Tres meses de agotadoras jornadas leyendo tratados de música y biografías del músico alemán. Junto a las interminables tazas de café para robarle algunas horas al sueño y, entre volutas de humo, me acompaña su música. Como me apasiona y conmueve hasta las lágrimas su Aufschwung (“El Vuelo”). Allí Schumann parece mostrar sus momentos de lucidez y sus tormentos, esa lucha titánica entre la razón y la insania que lo perseguiría hasta la muerte.
Que grandeza la de este hombre que, a pesar de haber muerto a los 46 años, nos ha dejado un legado musical tan admirable. Una existencia de gloriosa vida que alimenta nuestro espíritu en un mundo como el de ahora cubierto de una pátina de mediocridad hasta las heces.
POETAS Y FILÓSOFOS
La naturaleza está ahí, frente a nosotros. ¿Pero todos la perciben con la misma intensidad?
¿Pueden todos penetrar la dura cascara de la nuez para llegar al fruto preciado y sentir las delicias de su pulpa? Hay un grupo de seres que se sienten conmovidos por la recóndita dulzura de la naturaleza y se niegan a resignarse al sueño; unos, son los poetas.
Ellos dialogan con las ondinas a la orilla de la playa en plácida armonía. Otros, y esos son los filósofos, echan al trasto sus problemas y, apoyados en el alféizar de una ventana, se entregan a reflexionar sobre los misterios del universo. Poetas y filósofos comparten la misma habitación sin saber que está juntos dentro de ella.
ESA LIVIANDAD QUE RAYA EN LA IGNORANCIA
Me asombra la facilidad con que la mayoría de los hombres se expresan de las mujeres con frases trilladas como la famosa “todas son iguales”. Considero que conozco poco de estos seres con los cuales he encontrado una igual a otra. Las mujeres son como los perfumes: tonalidades y aromas disimiles, pero todos agradables al gusto. Son flores que embellecen los campos y dan vida a los bosques. Tienen la fuerza de las flores del cactus para sobrellevar las adversidades; seres que seducen al varón como una rosa que revolotea una abeja.
En la lucha ornitológica por la supervivencia de la especie, las mujeres encuentran en las rapaces su acomodo, pues, siempre están los halcones de calandrias a la espera.
En el campo de la solución, es una locura querer seducir a quien ya por historia nos ha seducido. Las mujeres no son culpables de que las raíces del machismo haya surgido de las páginas de ese manual de virilidad llamado Antiguo Testamento, mamotreto creado para afeminados de sotana y ribete con cerebros carcomidos por la frustración atávica de no poseer una hembra.
PUNTO SOBRE LAS ÍES
El poeta duerme, inverna en su creación, no en la contingencia de su vivir o en la anécdota efímera de su transcurrir; esta última debe der percibida por su intención significativa más que por su veracidad.
UN HOMBRE
El hombre agradecido respira cielo y aspira nube; las águilas se regocijan en su modestia mientras disfruta de la lluvia del invierno frío. Ve pasar las cometas frente a sus ojos, brillar las estrellas bajo sus cejas. La nieve de las cumbres cuaja sus malos pensamientos. Guarda su saber, no lo pregona; sólo lo ofrece al que lo necesita. Recibe las alabanzas con la frugalidad con que recibe un saludo. Invierte su tiempo conociéndose a sí mismo, buscando pulir sus defectos, no se preocupa por los de sus semejantes; sólo ve en ellos las virtudes que pueden echar raíces en él. Su corazón descansa siempre en la paz del mediodía.
PUNTO DE QUIEBRE
¿Cómo cambiar el entorno de mediocridad y rahez que nos asfixia, cuando la cobardía y la mentira corroen los cimientos de cualquier intento por edificar algún bastión de moral y dignidad?
No se podrá hacer nada inmediato y directo mientras en el aire pululen las hordas de un pueblo ignorante que no desaprovecha ninguna oportunidad para celebrar una estupidez.
TRINIDAD
Para las cuestiones de amor se necesita tener cabeza fría para afrontar las desavenencias que acontecen, inevitablemente, en toda relación; corazón ardiente para amar a la mujer sin ningún tipo de restricciones; mano de acero para protegernos de aquellos que busquen empañar lo que con tanto sacrificio hemos edificado.
VIENDO EL FUTURO
Las clepsidras fueron inventadas para que veamos en lo que nos convertiremos con el paso del tiempo.
HUMILDAD
El vulgo, que es la mayoría, gusta celebrar lo superficial, lo frívolo, lo grotesco, lo rimbombante; yo prefiero celebrarme a mí mismo.
ESE HERMOSO SONIDO LLAMADO SILENCIO
En sus Dísticos Morales Catón dice que el silencio es la prudencia del tonto: es que el idiota como no tiene nada bueno que decir se queda callado.
La gran mayoría aborrece el silencio para no ser consumido por su soledad.
El hombre que no lee se sentirá tan solo como Napoleón en Santa Helena; el hombre que no lee no piensa ni reflexiona sobre el mundo que lo rodea, entonces necesita del ruido como una forma de disimular su mediocre soledad. De esta crisis demencial nacen las emisoras bulliciosas como una suerte de panacea para esta jungla de seres estériles que manipulan idiotamente el celular entre las manos casi todo el día, colocan en sus cerosas orejas unos audífonos con música estridente, los choferes del servicio público que confunden sus unidades con fiestas de callejón, los borrachines domingueros apostados a sus carros con la salsa a todo volumen, el torso desnudo, bebiendo y escupiendo cerveza en medio de la calle, meandose en los jardines y hablando y discutiendo de fútbol entre otras cojudeces, mientras disparan lisuras como el mejor mercenario que dispara metrallas en Irak sobre gente inocente a nombre de la democracia. En este país, si se puede llamar así a un lugar donde gobiernan ladrones y obedecen borregos, el ruido y la bulla estruendosa es sinónimo de alegría, diversión, el Sí a la vida.
¿Es este país que añoró Arguedas o visionó Manuel Gonzales Prada? Acá no se habla, se vocifera, no se levanta la voz para enfatizar algo importante, se grita. Aquí predomina la voz cachaquera y mandona. Se grita en el congreso como la verdulera que promociona sus productos en la paradita de barrio, grita el cobrador de microbús, grita el que habla por nextel sin importarle quien carajo esta a su lado, grita el cura simoniaco desde su púlpito y se le oye en los altavoces instalados fuera de su iglesia. Acá se odia la calma del océano, la paz antártica del esquimal, el silencio nocturno de los bosques. Aquí sentimos vértigo cuando nos asomamos a las profundidades de nuestra conciencia, como si en el corazón de ella nos esperaran las gorgonas, quizá allí esté el hecho de que nos embutamos de ruido hasta el aturdimiento. Cuando callamos despierta el alma y se manifiesta ante nosotros con toda libertad. Tras el silencio prolongado y profundo se escucha la voz del alma. ¿Es que vivimos en un mundo de desalmados? Si es así, el resto es silencio, dice Hámlet.
ABOGADOS
Cuantos abogados han fracasado en emular a tan dignos actores en sus papeles de abogado y juez.
CONDICIÓN HUMANA
Vivimos como en La Condición humana de Magritte, donde un lienzo es colocado delante de una ventana abierta, y sobre él, se pinta detalladamente el paisaje que oculta. De esta manera el paisaje está cubierto y reemplazado por la imagen pintada.
¿Y cuál es más real? Tantos años de barbarie y latrocinio consentido nos ha hecho perder el sentido de la realidad. Colgados en una mísera pared, contemplamos el mundo sin preocuparnos por entenderlo.
Cuanta culpa debe recaer sobre Raymond Burr en su papel de Perry Mason o del legendario Spencer Tracy haciendo de Juez en el clásico de Stanley Kramer El Juicio de Núremberg por haber inspirado o cautivado a muchos adolescentes de la década del sesenta a seguir la "digna" carrera de la toga y el birrete.
APARIENCIAS
Muchos creen que el pensamiento de un hombre está reflejado en su apariencia; ignoran que es común ver al lobo disfrazado de cordero.
BOUTADE
Mantén a tu mujer lo más cerca que puedas de tu corazón, para que sus manos no puedan llegar a tu cartera.
AUTODESTRUCCIÓN
Un bosque que necesita del fuego para destruirse; un tigre del tiro preciso del cazador; el árbol, del trajo certero que le inflige el acerado destral. ¿Quién se atrevería a decir que el hombre necesita ayuda para aniquilarse cuando durante siglos ha echado mano de toda su sabiduría para poner fin a su propia leyenda? En ese repudio a la vida, en ese desprecio por sí mismo estriba su “grandeza”.
MÁRTIRES MASOQUISTAS
La iglesia está llena de mártires, de esos que andan por ahí buscando suplicios para aplacar el ardor que sienten por la hembra, obstinados por el sufrimiento como un lenitivo a sus frustraciones. Compiten entre ellos en la búsqueda de tormentos; acumulan en el cuerpo pústulas y llagas como el militar que amontona medallas en el pecho. Paladines de la autoflagelación, mueren en el convencimiento de que algún Papa bonachón evaluará sus martirios y terminará canonizándolos para el beneplácito de una grey santurrona sedienta de santitos.
RETRATO PRESIDENCIAL
Ollanta
Humala deslumbró a tirios y troyanos con ese porte varonil que Patton en las
Ardenas, con esa estampa de estadista que le daba su uniforme verde oliva.
Su
repetitivo discurso (anticorrupción - moralizador), convenció a todos quienes
lo escucharon. La mano rígida y sin guante apaciguador que esgrimía en cada
discurso disipó la duda de los indecisos que veían en la hija de Fujimori el
regreso a la violación de los derechos humanos y al antro de corrupción que
implanto su sicario Vladimiro Montesinos. La niebla densa y engañosa de la
vacilación se evaporó para mostrarnos un horizonte límpido, donde el futuro se
mostraba justo y equitativo.
Muchos
pensaron entonces que la reencarnación no era patrimonio exclusivo del barbado
nazareno, y que el espíritu de napoleón había decidido, después de vagabundear
durante más de siglo y medio por los reinos de ultratumba, reencarnarse en un
gobernante de este lado del mundo, en un andino de nombre sugestivo que
despertaba las reminiscencias de un general del glorioso Imperio Incaico. De
ahí quizá la mirada decidida con que el comandante dado de baja lanzaba sus
arengas moralizadoras, sus promesas de justicia e inclusión social. Un hombre
que el lenguaje del vulgo califico “de
huevos” y que el argot coproláico tildo “de
cojones”. A más de ciento cincuenta días de gobierno flota en el ambiente
la desilusión.
Verlo
ahora metido en sus ternos desaliñados e impartiendo ordenes escondido tras las
faldas de la Primera Dama
(esa denominación huachafa que suena tan hueca como Reina de Inglaterra o
Príncipe de Asturias), tenemos la sospecha de que esos huevos eran de pascua y los cojones
de malvavisco.
Este
hombrecillo cuando habla se emparenta lingüísticamente con Fujimori, asume las
poses de Sánchez Cerro caricaturizadas al mejor estilo Humala y pone la mejor
cara de cojudo al estilo Belaunde cuando alguna pregunta le resulta incómoda.
Al escuchar las tonterías que dice, nos da la impresión que en política se
encuentra más perdido que esos cuyes de feria que no saben en qué caja meterse.
Cuando tiene que encarar a los hombres
del dinero los pantalones se le aflojan más que a un payaso.
No
hay duda de que los fantoches no saben cómo llenar esa ropa interior extra large que, parecen llevar desde
que asumen las riendas de este desgraciado país.
PERIODISTAS
Especie de péndulos catedralicios, nuestros
diaristas transitan por el anarquismos el día lunes, por el conservadurismo el
jueves y rematan la semana convertidos en ultramontanos. Se trasladan del
izquierdismo al derechismo más recalcitrante con la destreza de un chimpancé
entre los arboles de frondoso bosque. Aunque los privásemos de la visión,
enfilarían con exactitud milimétrica a la oficina de repartición de coimas. Con
precisión de banderilleros, Gonzales Prada escribió sobre nuestros periodistas
y diarios hace más de un siglo en “Horas
de lucha”: “Los males causados por la
falta de sinceridad y honradez resaltan en los diarios de Lima, casi todos sin
opiniones fijas ni claras, defensores sucesivos del pro y del contra,
apañadores de los más odiosos negociados fiscales, voceros de bancos, empresas
de ferrocarriles, compañías de vapores y sociedades en que imperan el agio y el
monopolio.(…) Sin obedecer a un pesimismo exagerado y hasta de mal gusto, nos
parece que el diario limeño no da esperanzas de evolucionar. Rara vez el buen
ejemplo salió de nuestra Capital. Si un pueblo se figura por individuo,
Arequipa es el soldado varonil que empuña el rifle, se cuelga el detente, sale
al campo de batalla y regresa teñido en sangre a la vez que rodeado por un tufo
de chicha y pólvora; Lima es la zamba vieja que chupa su cigarro, empina su
copa de aguardiente, arrastra sus chancletas fangosas y ejerce el triple oficio
de madre acomodadiza, zurcidora de voluntades y mandadera de convento”.
OPINIONES Y JUICIOS
Siempre me cuido de dar opiniones sobre otros;
hay lenguas maledicientes que suelen tergiversar lo que hemos dicho para herir
a terceros a costa de palabras que no hemos dicho. Espada de doble punta, nos
hieren a nosotros y a sus enemigos. La batalla, vista así, les salió gratis.
HOMBRE DE MÉRITOS
Tiene
el mérito de haber escrito los versos más mediocres y la prosa más aburrida que
pueda imaginarse. Nadie puede arrebatarle ese preciado lugar.
MAGÍA MALIGNA
DE LA TELEVISIÓN Y OTRAS TECNOLOGÍAS
El sinvergüenza ya no necesita encontrar excusas
para salir de su casa para verse con su amante, un televisor de pantalla plana,
obsequiado a su mujer, es suficiente para entretenerla, para embobarla, el
mejor biombo para tapar su fechoría.
Los hijos cuando son pequeños ya no nos molestaran
con sus peticiones “tontas” e
impertinentes de “cuéntame un cuentito” antes
de dormir; un buen televisor en la habitación, instalado estratégicamente
frente a la cama con sus dibujos animados respectivos, lo entretendrán hasta
adormecerlo, hasta doparlo.
¿Y para los púberes y adolescentes?
Para ellos está la computadora con su Facebook,
Messenger, Twitter, Google, la laptop para continuar la “pachanga” en la cama, el iPod, el celular, el BlackBerry, el Mp3 y
todos esos buenos compañeros para esa
soledad de nuestros tiempos, esa hija de la incomunicación familiar nacida en
las entrañas más rancias y reaccionarias de la moderna tecnología. Nuestros
hijos ya tienen en el cerebro un espacio reservado para la publicidad. Si
metiendo a un abogado entre 20 personas que viven en armonía tenemos en 24
horas 19 juicios; basta con que pongamos un televisor en cada habitación de
nuestra casa y tendremos un hogar en “armonía” total: nadie discutiría, nadie
hablaré en voz alta ni cantará perturbando a los otros. Cada uno habrá logrado
la perfección en su mundo privado.
SOLEDAD DE VIDA
La vida en solitario es la que mayor se acomoda a
mi naturaleza, me protege para no caer en las zarpas ponzoñosas de algún
ingrato, de algún oportunista, de algún parásito que pretende apoderarse
gratuitamente de mis conocimientos en una supuesta conversación que termina
siendo un monólogo de mi parte y en una cátedra gratuita para ese chupasangre
de intelectuales.
DESPERTAR
Cuanto más insulsas me resultaban las pocas
satisfacciones que la vida me brindaba, más me convencía que los libros eran el
manantial donde podía satisfacer mi sed de alegrías y felicidad.
IMPRESIONES
Los traumas que se
arrastran toda la vida sirven de impulso al autor creativo: un artista posee
tal sensibilidad que podría decirse que recibe cien impresiones por minuto; el
que no lo es no llega ni a diez, pero lo peor de todo es que de esas diez
ninguna logra siquiera arañarle la epidermis.
Las impresiones
atraviesan la carne del artista y se instalan en su “corazón”; ahí permanecen,
recónditas y latentes, esperando el momento propicio para emerger con tal
fuerza que al creador no le queda más que trasladarlas a la página en blanco
donde permanecerán embriagadas por el don de la inmortalidad.
LA MENTIRA QUE
ATURDE
La mentira jamás se va a convertir en una verdad,
eso lo sabe bien gente como Alan García, Toledo, Fujimori y Ollanta Humala, el
fin de ella es confundir. Dentro de esa confusión que el mentiroso saca
provecho, pues, gana tiempo para ir creando otras mentiras que serán el germen
de nuevas confusiones. Llega un momento en que el confundido se aburre de
navegar en ese mar de caos, en viajar en ese tren que va a ninguna parte y
entonces abandona el carro y ya no le interesa el llegar a la verdad, se
conforma así con la cáscara de la fruta y deja al político sinvergüenza que
siga disfrutando de la pulpa.
AQUEL LUGAR SIN NOMBRE
AQUEL LUGAR SIN NOMBRE
Cuando me echo a dormir siento el gran placer
de que voy a soñar, a percibir algo bello, a vivir en lo inefable, a
reencontrarme con mis muertos con los cuales puedo hablar, reír, disfrutar de
un momento placentero. Sé que al despertar el recuerdo de ese sueño se irá
desvaneciendo y que con el tiempo se irán perdiendo las imágenes por siempre.
Porque a diferencia de la realidad en ese
mundo irreal que son los sueños, las vivencias parecen ser más livianas, casi
gaseosas, de ahí la fragilidad que tienen para posarse en la memoria. Aun así,
atesoro cada noche ese mundo tan personal que nadie puede perturbar, esa
felicidad en imágenes donde la lógica no cabe, donde la interpretación no hace
más que profanar esa connivencia entre sueño
y soñador, entre creador y lo creado.
Los sueños traen consigo también revelaciones;
en la realidad, estas vienen lentamente, se llega a ellas ascendiendo por
peldaños de cristal, y cuando ya las percibimos, nos da la sensación de que las
hemos alcanzado en un abrir y cerrar de ojos. Estas experiencias son demasiado
personales, sagradas, amadas, tan delicadas que no podrían ser transcritas en
un papel ni compartidas siquiera con nuestro ser más íntimo.
ESGRIMA
DE AMOR
En las cosas del amor soy como mi madre: me
destrozan el corazón una sola vez. Ante el horror de una nueva desgracia… ¿Qué
podría hacer?
El saber que he quedado con la fragilidad de
una copa de cristal me hace alejarme del mal vino. La fuente de la vida en el
amor es el corazón y, como este último es comprensivo y débil ante los
caprichos femeninos, dejo que mi inteligencia tome la espada para evitar
cualquier nuevo touche.
ORIGINALIDAD
Todo parece estar ya escrito, y que no hacemos
más que repetir lo que proviene de un eco. Lo que hacemos es buscar nuevos
matices a una idea que ya ha sido concebida con anterioridad.
Basta revisar los catálogos de pintura, la
música, la escultura, la literatura o la arquitectura para darnos cuenta que la
originalidad fue perdiendo su consistencia con el paso de los siglos.
ENTRE RATAS Y BABOSAS
Los
políticos han desarrollado un antídoto contra la indignación y el
enardecimiento del pueblo, al punto que, cualquier asalto a las arcas del
Estado o cualquier caso de corrupción política, nos resulta tan natural, que ni
siquiera nos inmutamos ante los titulares donde se denuncian estos hechos.
Cogemos el diario y nos vamos de frente a los deportes, a los chismorreos del
espectáculo, a las páginas delictivas; la política con sus miserias y sus
latrocinios nos importa un carajo.
Hemos
llegado al hastío. Los ratones se pasean bien campantes ante el gato remolón
que duerme la siesta con la panza llena. El aroma varonil y justiciero que
despide el hombre digno y probo ha sido opacado por las flatulencias que brotan
del tubo digestivo de organismos putrefactos.
El
hombre decente que entra en la política termina privándose de la decencia como
el musulmán que se quita las babuchas para entrar a su Mezquita. Cuando un
político se resiste a ser privado de su honra, termina como los cangrejos en la
sesta de un pescador: por más que se esfuerce por salir de ella trepando
afanosamente, los demás se lo impedirán agarrándolo con las tenazas.
En
el Perú escasean los tigres y los leones; nos hemos saturado de ratas y babosas:
los García y los Fujimori se cuentan entre los primeros, Ollanta Humala
encabeza la lista de los segundos.
Tener
la ilusión de que las cosas cambien en el Perú es como introducir la mano en
una alberca para coger una estrella reflejada en el agua.
Los
políticos (Presidente, ministros y congresistas) tratan de esconder sus
fechorías, pero estas son como la tos que tiene que salir, por mucho que se
intente contenerla. ¿Pero qué efecto pueden producir estas convulsiones sonoras
en un país de sordos? Ninguna. Aquí la indiferencia es pavés del egoísta,
espada del apasionado, consuelo del despreocupado, refugio del soñador y
riqueza del tonto.
ESCEPTICISMO
Cuando
releo la Biblia, el Corán, el Talmud o el Bagavat – gita, viene a mi mente,
mientras reviso algunos pasajes, eso que Carlyle llamaba la enfermedad negra. Para el moralista escocés, el escepticismo es
enemigo de la vida.
Yo
creo que el escepticismo es una barrera que nos protege de los cánones que
muchas veces se nos quiere imponer como verdades absolutas, verdades que en las
religiones vienen ya con un rótulo no
cuestionable. ¿Cuánto se ha avanzado en el pensamiento filosófico desde
Sócrates a Sartre? ¿Cuánto en el pensamiento histórico y científico gracias al
escepticismo? En los libros están los resultados. El escepticismo es un duro
tamiz que nos protege de que nos quieran pasar gato por liebre. Durante diez
siglos de oscurantismo la Iglesia Católica mantuvo su prepotencia en base a
creencias que con el pasar del tiempo
resultan hoy inadmisibles. Muchas veces un error resulta más peligroso cuanto
más verdad contenga, más todavía si esta verdad quiere ser impuesta sin
cuestionamiento alguno y las religiones están plagadas de estas imposiciones.
Savonarola, Juan Huss, Giordano Bruno y Miguel Servet fueron víctimas de la
intolerancia religiosa, de
ese fanatismo que caracteriza a la mayoría de las religiones.
FUGA DE
TALENTOS
En
un país donde el caos ha reemplazado al orden como algo natural, donde el nivel
cultural del pueblo y la clase media orilla en la barbarie, donde las
instituciones gubernativas y en algunos casos educativas se ha derrumbado por
los termes de la corrupción, no es extraño el encierro en la torre de marfil a
la que voluntariamente se ha confinado el intelectual. La repugnancia que les
provoca la descomposición de la sociedad ha superado largamente sus fuerzas,
esas que alguna vez lo llevaron a incorporarse a su núcleo social, participando
en conferencias, presentaciones de libros o impartiendo cursos de capacitación.
EQUILIBRIO
Si
el espíritu no está tranquilo de nada vale un cuerpo sano. La salud de un
hombre se rige por la armonía que debe haber entre lo corporal y lo espiritual.
Ambos se hallan conectados de tal manera que si uno falla, falla el otro.
MODESTIA
ESPIRITUAL
Si
hubiera nacido con las manos de Miguel Ángel para esculpir, con la magia de
Schumann para el piano o poseído por la imaginación de Esquilo para las grandes
tragedias no habría sido yo. Eso sí hubiera sido trágico para mí.
PENSAMIENTO Y
MEMORIA
El
pensamiento se almacena en nuestra memoria, ahí se mantiene hasta que, a través
de la evocación, lo sacamos de ahí y lo comparamos o lo mezclamos con otro
pensamiento nuevo relacionado con él; entonces podemos afirmar que el
pensamiento anterior sufre una profunda o ligera transformación, una evolución
para ser más preciso.
En
la mayoría de los “humanos” el pensamiento muere a los pocos minutos, como esas
moscas que pululan en un basural.
UN FUTURO
DIFERENTE
Estamos
ante una generación de jóvenes con una ceguera cultural que espanta. En vez de
un libro, los jóvenes llevan el celular, cada día con avances tecnológicos más
sofisticados. Aquellos que ya transitamos la adultez, nos quedamos asombrados de
la forma como la tecnología ha atrapado a los jóvenes hasta hacerlos
prisioneros del entretenimiento. Muchos vivían esclavizados a la computadora, y
sólo la dejaban porque tenían que salir y no podían llevarla con ellos. Pues,
bien, los creadores de tecnologías han puesto hoy al alcance de los jóvenes, internet
en los celulares. Es decir, todo el día podemos estar conectados a la máquina, facebook,
twitter, chat y etc, etc.
No
estoy contra la tecnología, estoy contra aquellos que en vez de ayudar a formar
jóvenes con aspiraciones culturales, humanísticas y científicas están formando
una generación de cretinos de pensamiento ralentizado y entendimiento bovino.
El
futuro es desconsolador viendo las tinieblas que se avecinan, sin luz
espiritual e invadidos por los escombros de una generación que no promete
dejarles a sus descendientes absolutamente nada.
LIBRERÍAS
Y LOBRÓDOMOS
Los años en que uno
podía recorrer las calles del centro de Lima en busca de algún libro de calidad
es ahora una suerte de lotería. Ahora no abundan las librerías, sino las casas
de juego, esos centros donde muchas personas buscan entretenimiento y uno que
otro ingenuo cree que saldrá por esas puertas por donde entró con veinte soles
hecho un nuevo millonario. Ahora abundan los libródomos, aquellos locales donde
se lucen los últimos best sellers,
con sus llamativas caratulas policromáticas, y los proliferantes libros de auto ayuda.
Esos adefesios son lo
que la gente común y corriente consume, y los vendedores de libros (no
libreros) obtienen en ello ganancias que los libros de contenido cultural, por
la escasa presencia de lectores, no les dan la rentabilidad que esperan. Que
lejos han quedado las librerías como Época,
Studium, La Familia, ABC y otras, que en la década del sesenta y setenta
nos hacían delirar con sus novedades o con sus ediciones venidas de Europa,
Estados Unidos, Chile o la Argentina. Recuerdo la librería de don Juan Mejía
Baca, en la calle Azángaro, donde sí se tenía suerte, se topaba uno con Martín
Adán, Luis Jaime Cisneros, Estuardo Núñez, Luis Paco Bendezú, Pepe Bonilla o
Eleodoro Vargas Vicuña. Don Juan, siempre tan generoso y comprensivo, nos daba
libros a crédito a muchos estudiantes de la Católica, Villarreal o San Marcos.
Los estudiantes de esa época no practicábamos ese deporte tan común en nuestros tiempos, el cabezazo.
Y ahí no quedaba todo,
también habían librerías con ediciones extranjeras como Plaisei de France, en los portales de la Plaza San Martín, donde la
señora Ortiz de Zevallos había colocado hermoso cuadros de Flaubert, Víctor
Hugo, Péguy, Sartre o Simone de Beauvoir.
Aún conservó muchos
libros de Alianza Editorial adquiridos a comienzos de los setenta en la
librería Época del señor Rojas, en la calle Belén. Ahí acudía religiosamente a
fin de mes a cancelar los libros a crédito que, tan noble como bondadoso, el
amigo Rojas me brindaba.
Lima era entonces una
ciudad donde se podía respirar cultura y buena educación. Pero este no es un
mal que aqueja sólo al Perú, también sucede en países como Argentina, Chile,
Inglaterra, España y Francia. Son los tiempos de ahora, la época de la banalidad
y la frivolidad, y los libródomos están prestos a poner sus estanterías al
servicio de la mierda impresa.
HISTORIA DEL HOMBRE
Muchas historias han
sido escritas sin la consistencia y la solidez de los buenos caminos. Estas historias
son senderos plagados de huecos y grava cuarteada, calzadas con pedruscos que
se van desprendiendo de la grava apisonada. Los huecos son verdades a medias,
esas que hacen que el historiador se convierta en un experto cosmetólogo y
maquille los hechos a su conveniencia; las grietas son las inexactitudes que
provienen de una mente frágil y poco leída; de un acomodo cronológico; los pedruscos
son la plebe que se regocija en lo falso, en lo desfigurado, en lo mediocre, en el conformismo retrógrado. De esa
historia raquítica y cancerosa brotan héroes de barro, eminencias de estiércol
seco, congresistas de aliento cuesco, presidentes anquilosados de uñas largas
para una juventud derrotista, acéfala, condescendiente, borreguil, acrítica y
hueca. La historia que debería ser el fiel testigo de los hechos ocurridos en
el tiempo, se convierte en manos de asalariados, alcahuetes y áulicos, en un
talego de mentiras. La vida de la memoria se transfigura muchas veces en un cuerpo
momificado y purulento: el mediocre maestro de escuela.
La historia cuando es
escrita por alguien que tuvo partido en los acontecimientos es un buen síntoma
de objetividad y veracidad, siempre que quien haya registrado los sucesos se
haya mostrado imparcial a la hora de juzgarlos. La historia debe mostrarnos lo
acontecido; seremos nosotros, en plena libertad, quienes juzguemos, analicemos,
reflexionemos y deduzcamos nuestras conclusiones según nuestro parecer. Preparémonos,
eso sí, a descubrir que la historia de la humanidad parece una enorme
garrapata, algo despreciable atiborrada de sangre hasta las heces, un cúmulo de
crímenes, crueldades y vesanias.
Los millones de
hombres que pagaron con su vida los errores de este ídolo de barro que Guzmán,
confinado en su celda, aún sigue divinizando, para no tener importancia para el
“Presidente Gonzalo”. Pero la estupidez política no es solo producto nacional;
en Nepal, en el 2008, el Partido Maoísta consiguió los votos para tener mayoría
en el Parlamento y controló temporalmente el poder. En la India, a finales del
2004, se anunció la creación del Partido Comunista Maoísta, gracias a la fusión
de tres agrupaciones políticas que tenían como única finalidad derrocar al
gobierno vigente. Los necrófilos políticos no desaparecerían (ahí están los
neonazis), pues, solo ambicionan el poder y, para ello, seguirán puliendo las
ideas con las que manipularán a sus incautos seguidores.
Alfredo Tello
Salavarría, secretario de Defensa del partido aprista en la época del
asesinato, murió en 1989, llevándose consigo los secretos del complot aprista
para asesinar a Francisco Graña Garland.
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HIMNOS Y SÍMBOLOS PATRIOS
No me llama al espíritu cantar
himnos, ni rendir culto a “símbolos patrios”. El patriotismo y el patrioterismo
han sido incubados en el mismo útero de la conveniencia, el arribismo y el
fanatismo. El patriotismo nos ha llevado a guerras inútiles como sangrientas, a
la mutilación del territorio, a perder a una juventud que pudo haber dado otro
cariz a esta Nación, a perder la dignidad y las ilusiones debido a una
dirigencia y a unos políticos ineptos y corruptos. Durante mi vida he ido
corrigiendo conceptos que me parecían justos y que no eran otra cosa que cánones
inhumanos disfrazados de santidad. Hace muchos años que no creo en religiones fanáticas,
parasitas, retrógradas y rencorosas.
Del patriotismo no me
queda ni mi partida de nacimiento. No me considero, ni siquiera, ciudadano del
mundo. Soy una ínfima parte de un universo donde ningún Dios tiene cabida.
ESE VULGO ERRANTE, MUNICIPAL Y ESPESO
No hay nada que mantenga
más sano y fortalecido mi espíritu que el estar alejado de las multitudes, esos
rebaños despreciables en los que la insuficiencia intelectual y la bajeza moral
van juntos como los dedos de una mano. Cuando me encuentro frente a ellas les
doy a entender que no soy uno de sus semejantes y que me resulta repugnante
contagiarme algunas veces de sus actitudes, de sus gestos vulgares, de su
lenguaje se sentina, de su hedor a carne putrefacta. Ver día a día las máscaras
que cubren sus rostros podridos es algo nauseabundo.
Felizmente, con mucho
trabajo y ejercicio mental, he logrado apreciarlos la mayoría de las veces,
como seres indefinidos, vagos, inconcretos, meras abstracciones que gustan
reunirse en grupos numerosos para chillar, gritar, en los estadios, en los
conciertos, o cantar jaculatorias melosas en las iglesias.
Una gloria rápidamente
alcanzada, dice Schopenhauer en su Metafísica
de lo bello, es una señal sospechosa, porque es el aplauso de la
muchedumbre. Horacio, en la Oda I de su libro III, coloca el siguiente epígrafe: Odi profanum vulgus, et
arceo (Odio lo profano vulgar y lo
evito). Y luego dice:
Lejos, lejos de mí, gentes profanas;
versos jamás oídos
escuchen los demás con temor santo,
que, sacerdote de las nueve hermanas,
a las doncellas y a los niños canto.
¿Qué tiene de atractivo
un vulgo estúpido? Pan y Circo era la
exclamación de la plebe romana que juvenal recoge en el verso 31 de su Sátira X.
Pero el vulgo no sólo viaja hacinado en vehículos como ganado; también en sus
propios vehículos, muy vistosos y modernos ellos. Se les ve en los buenos
restaurantes, en clubs sociales, en playas exclusivas o vitoreando y halagando
a algún político sinvergüenza en busca de un favor o una prebenda. Bien lo dice
Juvenal en su sátira.
“El que lleva, aunque no sea más que un poco de
plata y hace un viaje amparándose en la noche, va inquieto, temeroso del asalto
de los bandidos, sospechando hasta de las ramas de los árboles que mueve el
viento a la luz de la luna. En cambio, el que camina con la bolsa vacía, pasará
cantando ante las propias narices del ladrón.
Los devotos van a los templos para rogar a los
dioses que les concedan riquezas y llenen sus arcones con generosidad. Sueñan
con los placeres y con el poder.
No se paran
a meditar en lo que piden. Ni se acuerdan de que el veneno rara vez se da en
taza de barro, sino en la espléndida copa de oro ornada de piedras preciosas,
en la que bulle el vino espumoso de Setia”
A veces soy un poco
masoquista, y las pocas veces que Milagros logra sacarme de mi Wolfsschanze, me
deleita ver a tanto bípedo descerebrado por las calles, atrapados en el
entretenimiento de la tecnología, incapaces de llevar un libro y leerlo para
ver si en algo suavizan los excrementos que deben embadurnar sus cerebros
carcomidos por el desuso.
Este es un pueblo
estupidizado por una radio, una televisión y un periodismo que en su mayoría
exuda mierda. No es un pueblo que elige gobernantes por programas sino por
pereza mental, es decir lo que venga no importa. De ahí los que gobiernan: los
Fujimoris, los García, los Toledo y los Humala. Todo una caterva de incapaces,
aventureros y ladrones.
Ya lo dice Juvenal,
porque el vulgo ha existido, existe y existirá siempre, como las heces que
siempre son evacuadas a través de los intestinos.
“Era el pueblo quien antes otorgaba los pleno
poderes, los haces lictorios, premiaba o condenaba, disponía las legiones;
todo, en fin. Ahora ha reducido mucho sus pretensiones y no desea más que dos
cosas: pan y circo”.
El vulgo debe tener
divertimento constante, sino se amodorra y se vuelve más estúpido; para eso
está el futbol, las polladas, los conciertos de música salsa, las celebraciones
que las municipalidades les organizan para que bailen, griten y se emborrachen.
Al otro día, con las
cabezas atontadas por el alcohol, sudorosos y pestilentes, volverán a sus
jornadas laborales a rumiar su rutina, como un
vulgo errante municipal y espeso como el verso de Darío.
El vulgo es un par de
manos cancerosas que palmean y glorifican todo lo vulgar.
Lorenzo de Médicis el
Magnífico, solía repetir: Pane e feste tengono il popolo quieto” (con pan y
fiestas tenemos a pueblo tranquilo).
Ruskin decía que la
esencia de toda vulgaridad radicaba en la falta de sensibilidad.
Basta con mirar las
condiciones en que se encuentra el jardín exterior de la casa en la que “vive”
algún miembro de la chusma y nos daremos cuenta que tipo de sabandija habita ahí.
Tienen hijos sólo porque satisfacen una necesidad animal. Quieren gobernar a
otros y no han aprendido a gobernarse a sí mismos. El espíritu y el alma de la
chusma tienen la profundidad de una mica. ¡Qué fragilidad!
En la parte segunda de
“Así habló Zaratustra”, Nietzsche expresó con precisión de relojero sus ideas
sobre la chusma. Transcribo el apartado completo, pues, sacarle aunque sea una
coma, sería profanar un texto tan magnificente:
La vida es un manantial de placer; pero donde la
chusma va a beber con los demás, allí todos los pozos quedan envenenados.
Por todo lo limpio siento inclinación; pero no
soporto ver los hocicos de mofa y la sed de mis impuros.
Han lanzado sus ojos al fondo del pozo: ahora me
sube del pozo el reflejo de su repugnante sonrisa.
El agua santa la han envenenado con su lascivia; y
como llamaron placer a sus sucios sueños, han envenenado incluso las palabras.
Se enfada la llama cuando ellos ponen al fuego sus húmedos
corazones; también el espíritu borbotea y humea cuando la chusma se acerca al
fuego.
Dulzona y excesivamente blanda se pone en su mano
la fruta: al árbol frutal su mirada lo vuelve fácil de desgajar por el viento y
le seca el ramaje.
Y más de uno que se apartó de la vida, se apartó
tan sólo de la chusma: no quería compartir pozo y llama y fruta con la chusma.
Y más de uno que se marchó al desierto y padeció
sed con los animales rapaces, únicamente quería no sentarse con camelleros
sucios en torno a la cisterna.
Y más de uno que vino de allá como aniquilador y
como granizada para todos los campos de frutos, sólo quería meter su pie en la
boca de la chusma y así tapar su gaznate.
Y el bocado que más se me ha atragantado no es
saber que la vida misma necesita enemistad y muerte y cruces de tortura: -
Sino que una vez pregunté, y casi me asfixié con mi
pregunta: ¿Cómo? ¿La vida tiene necesidad también de la chusma?
¿Se necesitan pozos envenenados, y fuegos
malolientes, y sueños ensuciados, y gusanos en el pan de la vida?
¡No mi odio, sino mi náusea es la que se ha cebado
insaciablemente en mi vida! ¡Ay, a menudo me cansé del espíritu cuando encontré
que también la chusma es ingeniosa!
Y a los que dominan les di la espalda cuando vi lo
que ellos llaman ahora dominar: chalanear y regatear por el poder - ¡con la
chusma!
Entre pueblos de lengua extraña he habitado con los
oídos cerrados: para que la lengua de su chalaneo permaneciese extraña a mí, y
su regatear por el poder.
Y tapándome la nariz he pasado con disgusto a través
de todo ayer y todo hoy; ¡en verdad, todo ayer y todo hoy hiede a chusma que
escribe!
Igual que un lisiado que se hubiera quedado sordo y
ciego y mudo: así viví yo largo tiempo, para no vivir con la chusma del poder,
de la pluma y de los placeres.
Fatigosamente subía escaleras mi espíritu, y con
cautela; limosnas de placer fueron su alivio; apoyada en el bastón se
arrastraba la vida para el ciego.
¿Qué me ocurrió, sin embargo? ¿Cómo me redimí de la
náusea? ¿Quién rejuveneció mis ojos? ¿Cómo volé hasta la altura en la que
ninguna chusma se sienta ya junto al pozo?
¿Mi misma náusea me proporcionó alas y me dio
fuerzas que presienten las fuentes? ¡En verdad, hasta lo más alto tuve que
volar para reencontrar el manantial del placer!
¡Oh, lo encontré, hermanos míos! ¡Aquí en lo más
alto brota para mí el manantial del placer! ¡Y hay una vida de la cual no bebe
la chusma con los demás!
¡Casi demasiado violenta resulta tu corriente para
mí, fuente del placer! ¡Y a menudo has vaciado de nuevo la copa queriendo
llenarla!
Y todavía tengo que aprender a acercarme a ti con
mayor modestia: con demasiada violencia corre aún mi corazón a tu encuentro: -
Mi corazón, sobre el que arde mi verano, el breve,
ardiente, melancólico, sobrebienaventurado: ¡cómo apetece mi corazón estival tu
frescura!
¡Disipada se halla la titubeante tribulación de mi
primavera! ¡Pasada está la maldad de mis copos de nieve de junio! ¡En verano me
he transformado enteramente, y en mediodía de verano!
Un verano en lo más alto, con fuentes frías y
silencio bienaventurado: ¡oh, venid, amigos míos, para que el silencio resulte aún más
bienaventurado!
Pues ésta es nuestra altura y nuestra patria: en un
lugar demasiado alto y abrupto habitamos nosotros aquí para todos los impuros y
para su sed.
¡Lanzad vuestros ojos puros en el manantial de mi
placer, amigos míos! ¡Cómo habría él de enturbiarse por ello! ¡En respuesta os
reirá con su pureza!
En el árbol Futuro construimos nosotros nuestro
nido; ¡águilas deben traernos en sus picos alimento a nosotros los solitarios!
¡En verdad, no un alimento del que también a los
impuros les esté permitido comer! ¡Fuego creerían devorar, y se abrasarían los
hocicos!
¡En verdad, aquí no tenemos preparadas moradas para
impuros! ¡Una caverna de hielo significaría para sus cuerpos nuestra felicidad,
y para sus espíritus!
Y cual vientos fuertes queremos vivir por encima de
ellos, vecinos de las águilas, vecinos de la nieve, vecinos del sol: así es
como viven los vientos fuertes.
E igual que un viento quiero yo soplar todavía alguna
vez entre ellos, y con mi espíritu cortar la respiración a su espíritu: así lo
quiere mi futuro.
En verdad, un viento fuerte es Zaratustra para todas
las hondanadas; y este consejo da a sus enemigos y a todo lo que esputa y
escupe: «¡Guardaos de escupir contra el viento!».
Así habló Zaratustra.
(Así habló
Zaratustra,
Friedrich Nietzsche; Alianza Editorial S.A., Madrid 1972. Págs. 147 – 150)
¿ARTE DEL BIEN HABLAR?
Siempre la mentira será un
instrumento necesario para el político, para el demagogo que quiere alcanzar un
cupo en el gobierno de un pueblo, en el gobierno de una nación. Mientas más
impere la ignorancia entre los pobladores de esa nación la mentira cumplirá sus
fines con gran eficiencia. Una televisión, una radio y unos diarios manipulados
sutilmente por el Estado serán la columna de ese embrutecimiento progresivo que
saca al hombre de su realidad para trasladarlo a un mundo irreal, que es, a grueso
modo, lo que los gobernantes quieren para hacer de la hacienda pública su caja
chica y del erario nacional víctima de sus atracos.
Solo unos cuantos
ciudadanos no caen en la palabra fácil, en la demagogia del engaño que cubre
los discursos de los que gobiernan o quieren gobernar; son aquellos a quienes
los sátrapas no les han podido lavar el cerebro para arrancarles esas dos
palabras que deberían primar en una sociedad verdadera: justicia y libertad. Son
aquellas que se han liberado de la falsedad y la ilusión los que están llamados
a transformar la sociedad corrupta en que viven, aun cuando tuvieran que hacer
suya la frase última de Platón en su alegoría de la Caverna, “¿No lo matarían,
si pudieran tenerlo en sus manos?
KANT Y LA MENTIRA
Mentimos para salir de
un apuro, para justificar nuestra impuntualidad, para eludir una deuda, para
hacernos de un préstamo, para esconder nuestra timidez, para encubrir nuestros
delitos o por salir del paso. La mentira es un acto universal y democrático: miente
el Papa, el cura y la monja; miente el Presidente, su mujer, sus ministros y
sus hijos; miente el deportista galardonado, el congresista y su secretaria. Mintió
Jesucristo cuando nos prometió un Paraíso inexistente y la resurrección. La mentira
es algo repugnante… Kant consideraba que la mentira era una violación a la
moral que el hombre cometía contra sí mismo.
LA ÚLTIMA CENA
Salgo de un restaurante
de barrio y me queda esta escatológica reflexión; en cualquier restaurante
podemos ver a un pequeño grupo que come; la mayoría traga, engulle o se
atiborra: el perro callejero más avezado no podría hacerlo mejor. La grasa de
la sopa se desliza por la comisura de los labios como un pequeño arroyuelo de
inmundicia. La manga de la camisa o el anverso de la mano sirve de servilleta,
aun cuando el are esté relleno de papel. Las manos sucias y las uñas mugrientas
son más útiles para tomar el pollo que cualquier utensilio que esté a la mano. Hablan
mientras tragan, pequeños grumos de comida salen despedidos de sus toscas bocas
como diminutos meteoritos. Cuando abandonan la mesa, esta luce como un campo de
batalla con restos de fideos, arroz, cebollas y mendrugos de pan. Los heliogábalos han concluido; Atila y sus hunos se retiran
vencedores. Vientres satisfechos y eructos estruendosos son la mejor señal de
la victoria.
ELECCIONES PRESIDENCIALES
Poner nuestras
esperanzas para un futuro prometedor en el Perú, es como ponerlas en nuestra selección
de fútbol con la expectativa de que logremos la clasificación al mundial. Quienes
candidatean a la presidencia de esta caótica nación, muestran hasta qué punto
puede envilecerse un pueblo donde la desnutrición, la corrupción y la
ignorancia forman una trinidad cíclica que se fortalece cada cinco años. La hija
de un hampón de la talla del tristemente célebre Al Capone, lidera las encuestas
de intención de voto. Sabido es que las encuestadoras son organizaciones
delictivas ofertadas al mayor postor, a gusto del candidato, pero, aun así,
cabe preguntarse qué trasfondo psicosocial puede albergar la mente de los
encuestados; quizá la respuesta se encuentre en la ignorancia sumada a la
indiferencia y la deficiencia mental; no cabe otra respuesta. Otro candidato
que se nos presenta nuevamente con la cantaleta de representar al Perú profundo,
viene arrastrando un desbalance patrimonial que a todas luces nos hace ver que
nos encontramos ante un ladrón cínico y mentiroso, que, envuelto en sus propias
contradicciones, nos narra el viejo cuento de la “persecución política”. El más
sinvergüenza de todos los candidatos, por su desfachatez para mentir con
empacho, aparece en las encuestas rodeado siempre de unas estrellitas rojas,
que, según él, representan a un partido
glorioso. El candidato dice mostrarse renovado, expedito para gobernar por
tercera vez una masa macerada en fútbol, televisión basura y periodismo servil.
Más atrás vienen los arribistas, los oportunistas, los acomodaticios y los que
quieren una oportunidad en la política para vivir de balde. Como satélites y títeres
de ocasión, están los expertos de opinión y los periodistas vendehúmos que van
escarbando en la basura política buscando algún hueso a que aferrarse.
Los herederos de Pedro
Beltrán y Raúl Villarán, los enemigos acérrimos de la decencia periodística,
viven entre las rotativas inventando titulares complacientes para los
candidatos que sepan retribuir con dinero sórdido sus servicios de lameculos. Estas
elecciones que se avecinan tienen mucho de sabiduría popular y poco de cultura,
porque al fin y al cabo, el Perú es un país para pendejos.
¡Descansa en paz, profesor Jirafales!, dicen los periodistas asalariados con un tomo elegiaco que da la impresión que estuvieran despidiendo a su madre. Yo digo, no descanses en paz Oswaldo Reynoso, sigue jodiendo como jodías en el Palermo, en el Versalles o en el Galo, jode a las estrellas, a los cometas, a los ángeles celestiales si los encuentras y hasta a la misma muerte; jódelo a Dios, patéalo en el culo para que no nos siga jodiendo la vida a los que todavía andamos ganándonos el pan decentemente entre esta horda de ignorantes y políticos de mierda.
LA VEJEZ
La vejez va apareciendo
tan sutilmente en nuestra vida que no la percibimos en nuestro diario trajinar.
Pero en nuestro físico, sentimos como que algo va cambiando: como el olor que
percibimos pero que no vemos. De repente, un leve dolor en la cintura, un
ligero cansancio cuando realizamos alguna actividad que antes no nos reportaba
fatiga alguna es un síntoma de que algo ha cambiado y que ya no somos los
mismos de antes. Una casi imperceptible arruga en el rostro, un intruso blanco
en la cabellera o algunas efélides oscuras en las manos terminan por
confirmarnos nuestras sospechas: estamos envejeciendo. Nuestra piel, áspera y
rugosa, se va asemejando a un paisaje lunar. Jadeamos después de andar algunas
calles, nuestra dieta, antes tan rica en grasas y azucares, es puesta en alto
por nuestro médico de cabecera. El espejo nos parece una antesala del Infierno, donde la vejez ha
tomado forma de ángeles infernales cuyas espadas ponzoñosas van dibujando
surcos en nuestro rostro. Descubrimos que el transcurso del mundo nos lleva
consigo, pluma que en la superficie del mar es llevada en la cresta de la ola a
la playa, última estación de nuestro viaje: la muerte. Nos damos cuenta que la
sociedad comienza a tratarnos como parias y ese yo que está insertado en
nuestro cuerpo tiene que acostumbrarse a los eufemismos con que se le nombra
“tercer edad”, “edad de oro”.
La política y los medios de comunicación no se
atreven a hablar de temas que parecen vetados: la marginación de los viejos, la
decrepitud física, la sexualidad en la vejez; nos ahorran detalles acerca de lo
que significa corporalmente y socialmente el proceso de envejecimiento. Los
viejos sabios, no los estúpidos que son los que más abundan, se rebelan no
contra la proximidad de la muerte, que sabe que es inevitable, sino contra la
construcción social y cultural en torno a la última de su vida que lo relega a
una vida indigna.
CREATIVIDAD O IMITACIÓN
Toda imitación es un
punto de partida de un aprovechamiento que nos puede llevar a una creación
propia. Shakespeare tomó de Boccaccio y
de un gran número de leyendas existentes: así nacieron “Romeo y
Julieta”, “Otelo” y “Hámlet”; Goethe echó mano de muchas composiciones
similares para construir su “Fausto” monumental. ¿No hay acaso en la “Eneida”
virgiliana huellas de la “Ilíada” y la “Odisea” homérica. En prosa como en
poesía o como en el teatro ha habido imitación, lo cual no significa plagio. La
imitación está permitida en la literatura, decía Valera, siempre y cuando vaya
precedida del asesinato. Si no fuera así, hace muchos siglos que la literatura,
la historia o hasta la misma ciencia hubieran desaparecido.
De hecho se hace
necesario que el creador que “imita” tenga confianza en sus fuerzas,
perseverancia férrea y, sobre todo, una vida intelectual intensa y concentrada:
mientras tenga libros la felicidad y la creatividad están garantizadas. En
mayor o menor grado, escritores como Palma, Salaverry, Segura, Espinosa Medrano
o Luis Benjamín Cisneros tuvieron en escritores españoles dechados que imitar.
Salazar Bondy escribió unas liras perfectas de vocabulario rancio que rememora
a Fray Luis de León y no por eso perdió el poeta peruano lustre alguno. García
Márquez y Vargas Llosa encontraron en Faulkner un arquitecto de técnicas dignas
de ser repetidas; a su vez, Faulkner vio en Joyce un buen espejo para el
monólogo interior que el irlandés había trabajado con maestría de orfebre en su
“Ulises”. Hasta el incomparable Joyce se vio deslumbrado por esta técnica que
Dujardin había creado, no con la maestría de Joyce en su novela “Han cortado
los laureles”.
ARROZ, DULCE ARROZ
De niño siempre me
sorprendió que al salir los novios de la Iglesia, después de la boda, la gente
arrojara, a su breve paso, puñados de arroz. Este ritual obedece a una
tradición que viene de antiguo. El
momento de júbilo y esperanza que sucede inmediatamente a la celebración del
matrimonio ha sido propicio en todos los tiempos y lugares para la realización
de votos comunales por el bien de los recién casados. Los votos se concretaban
en el deseo de que el don de la fertilidad no faltase a la pareja que se había
entregado al rito de la unión, con la finalidad de tener descendencia. Los
objetos lanzados varían según la cultura: harina y dulces en la Grecia antigua,
granos de cebada en la India, frutos secos en algunos pueblos del Mediterráneo;
siempre presente en la simbología de desear a los esposos un futuro lleno de
fertilidad y abundancia. Parece ser que el arrojo de granos de arroz es una
práctica antiquísima que viene de Oriente, donde este elemento es indispensable
en la dieta.
Una poética leyenda se
ha transmitido en la isla de Java de generación en generación respecto a la
planta de arroz, tan estimada por chinos, indostanos, japoneses y españoles.
Según ésta, Siva, el dios que con Brahma y Visnú gobierna el universo, creó una
doncella de tan peregrina belleza que la llamó Retna – Dumila, esto es, “Joya
radiante”. Poco después quiso desposarse con ella; pero la doncella se negó, y
entonces Siva presentó su queja ante el tribunal de los dioses, que sentenció
el pleito a su favor y decretó la celebración del matrimonio Retna – Dumila con
su apasionado Siva. Presionada por un veredicto que consideraba injusto, la
joven no tuvo otra opción que someterse al juicio de los dioses, no sin antes
poner una condición, al marido: éste le procuraría un alimento del cual jamás
pudiera disgustarse. Siva, apasionado y vehemente se comprometió a satisfacer
ese capricho, pero pronto se dio cuenta de la imposibilidad de cumplir su
promesa, pues, Retna – Dumila no hacía más que sentir repugnancia por los
manjares que Siva le ofrecía para satisfacer su petición. Desesperado, Siva
envió a la tierra a Kala – Gumarang, su hombre de confianza, con la finalidad
de que buscase y encontrará el alimento que satisficiera el gusto de su
antojadiza mujer. El heraldo no cumplió
con la misión que se le había confiado y más bien, se le dio por cortejar
aplicadamente a Dewi – Sri, esposa del dios Visnú, quien, enterado de tal
atrevimiento, transformó al mensajero de Siva en jabalí. Colmada su paciencia,
Siva acabó raptando a la hermosa Retna – Dumila quien, desesperada, murió en
brazos de su raptor, como una flor que se marchita lentamente. Desconsolado y
sumido en una crisis emocional muy fuerte, Siva mandó enterrar el cadáver de la
muchacha y puso guardias custodiando la tumba. Pasados cuarenta días, los
guardias vieron con asombro que de la sepultura salía una luz brillante y que
de la tierra brotaban plantas desconocidas. Siva, emocionado, exclamó: “Es el alma de Retna – Dumila. Que se
disemine por toda la tierra las simientes salidas del seno de estas plantas y
que se denominen Pari
(arroz), porque de ahora en adelante serán un alimento muy preciado por la
humanidad”. Kala –
Gumarang, el pérfido mensajero de Siva, a pesar de su transformación en jabalí,
siguió importunando a Dewi – Sri, quien para librarse del acoso, solicitó y
obtuvo de los dioses que le permitieran morir como había fallecido Retna –
Dumila, y en torno de su sepultura brotaron las mismas plantas que habían
surgido en la tumba de la esposa de Siva. Fue entonces que el dios supremo
dictaminó que las semillas de las plantas nacidas junto a la sepultura de Dewi
– Sri se cultivaran en tierra encharcada y las de Retna – Dumila en tierra
seca. Es así como nacieron, según esta leyenda javanesa, los florecientes
arrozales, y desde entonces quedó Dewi – Sri consagrada por diosa de la
ricicultura en la India, donde todavía es común encontrar sacerdotes llamados dukunes, quienes indican a los
campesinos los días y horas en que conviene empezar las diversas operaciones de
cultivo, así como también señalar los sacrificios que se han de ofrecer a la
divinidad para asegurar una buena cosecha.
CARTA PÓSTUMA A OSWALDO REYNOSO DE UN ASIDUO Y
ÁCIDO LECTOR DE SU CONTROVERTIDA OBRA
El escritor es un
suicida, Oswaldo. La vida lo marca desde que nace para que sea un mártir, un
apóstol para que predique en un campo que, gracias a la tecnología, se ha
vuelto cada día más árido. Ser escritor en el Perú, Oswaldo, una región de la
tierra poblada de frívolos, conformistas y brutos – es convertirse en un
camicace, un ludópata que juega a la ruleta rusa esperando que un pistoletazo
le vuele la tapa de los sesos. Para que sepan que existe, el escritor se dedica
a otros menesteres que rayan en lo que hace: profesor, corrector o vendedor de
libros y hasta de amanuense. Es ahí donde sufre un colapso al descubrir que sus
quehaceres domésticos lo vuelven a una realidad que la sociedad exige, una
realidad de entretenimiento sensiblero y banalidad supina que lo aterra. Hace
pocos días falleciste en el más absoluto silencio, en la más fantasmal
indiferencia que se pueda imaginar; como murió Rose, Washington Delgado,
Alberto Valcárcel o Paco Carrillo. ¿Quién es ese Reynoso? preguntará el común
de la gente para quien tu obra literaria no tiene ningún significado, páginas
que no existen en su universo existencial de smartphone, facebook y fútbol
subdesarrollado. A ellos hay que hablarles de sanguaza televisiva o mierda
impresa.
¡Ha muerto el profesor
Jirafales!, dice un comunicado de la tierra de los chiles y los cuates.
Entonces toda una maquinaria de radio, televisión y periódicos se pone en
marcha. ¿Por qué? Porque ese larguirucho señor ha formado parte de la vida del
pueblo desde siempre, lo cual significa que eso vende y, en un mundo de consumo
desenfrenado, hay que darle al pueblo lo que el pueblo quiere y entonces nos
pasan entrevistas al profesor Jirafales, capítulos del Chavo hasta que nos
revienta un huevo.
¡Descansa en paz, profesor Jirafales!, dicen los periodistas asalariados con un tomo elegiaco que da la impresión que estuvieran despidiendo a su madre. Yo digo, no descanses en paz Oswaldo Reynoso, sigue jodiendo como jodías en el Palermo, en el Versalles o en el Galo, jode a las estrellas, a los cometas, a los ángeles celestiales si los encuentras y hasta a la misma muerte; jódelo a Dios, patéalo en el culo para que no nos siga jodiendo la vida a los que todavía andamos ganándonos el pan decentemente entre esta horda de ignorantes y políticos de mierda.
SAL, AZÚCAR Y GRASAS
En la década de 1970,
había cinco millones de diabéticos en Estados Unidos. Hoy en día el número de
personas se ha cuadruplicado. Ya los avances de la medicina han dejado atrás
los tiempos en que el médico entrega a todos sus pacientes la misma lista de lo
que podían comer y de lo que estaba prohibido. El nuevo enfoque médico de esta
enfermedad ha hecho que ya no se recete la misma dieta a todo enfermo. Sin
embargo, la dieta – lo que se come y, en algunos casos, lo que se evita comer –
es la parte más importante de cualquier tratamiento. Mantener un peso adecuado
y hacer ejercicio con regularidad es básico, así como también la alimentación
correcta ayuda a estabilizar la concentración de azúcar en la sangre (glucosa),
así como el índice de grasa, dos factores claves para controla la enfermedad.
La diabetes de tipo I: Es la forma más grave, pero también la menos común. También se le conoce
como dependiente a la insulina. La insulina es una hormona segregada por los
islotes de Langerhans en el páncreas, que regula la cantidad de glucosa
existente en la sangre. La diabetes de tipo I se da cuando el cuerpo no produce
insulina por sí solo, o solamente muy escasa. Las personas afectadas por este
tipo de diabetes tienen que tomar insulina a fin de sustituir la que les falta.
La diabetes de tipo II: Es la que no depende de la insulina. Es mucho más común y suele darse
en personas mayores de 40 años cuyos cuerpos producen algo de insulina, pero
generalmente en cantidades insuficientes. Llegan a tomar medicamentos orales,
pero por lo general no requieren inyecciones de insulina, al menos no en las
etapas tempranas de la enfermedad.
Lo que sorprende en la
actualidad, es que la diabetes tipo II, conocida como diabetes de los adultos,
ha aumentado su incidencia en niños con sobrepeso. Ya los especialistas se
convencieron de que esta enfermedad está relacionada con la obesidad infantil.
Valerio Nobili, patólogo del Hospital Bambin Gesú, afirma que:
“En Estados Unidos, la
incidencia del sobrepeso y la obesidad entre las personas de entre nueve y
diecinueve años era del 31% y del 16% respectivamente, en 2001 – 2002, que se
opone a una incidencia de la obesidad del 5% en 1965”.
La obesidad infantil es
la cauda de lo que hepatólogos definen como la nueva epidemia hepática entre
los niños, el aumento insólito de enfermedades hepáticas en hígados grasos no
alcohólicos. Hay una fuerte relación entre esta enfermedad y el aumento de la
masa corporal en gente joven. Si bien el aumento de la obesidad entre los niños
en edad preescolar es preocupante en Estados Unidos, también se está dando en
Inglaterra, Australia y Europa. Estadísticas actuales estiman el número de niños
obesos a nivel mundial en veinticinco millones. Es fácil concluir que el futuro
nos depara más niños y adolescentes con enfermedades hepáticas en hígados
grasos no alcohólicos.
En el mercado matrix en que la gente vive hoy
en día, tienen en mente la ilusión de que ciertos alimentos considerados bajos
en grasa, o exentos de ella, son buenos para su salud. Las sopas enlatadas son
un buen ejemplo. Estas sopas no tienen muchas calorías, ni grasa ni azúcar,
pero contienen mucha sal. Es una certeza afirmar que estas sopas tienen tanta
sal como el agua del mar. El consumo de este tipo de sopa aumenta la presión
arterial. Estas sopas son básicamente agua salada con algo de pasta refinada o
arroz blanco y un toque de algún sazonador con gusto de carne y cuatro trozos
de verdura. El porcentaje de alimento saludable que hay en una lata es ínfimo.
Antes de proseguir, precisemos algunos puntos sobre la presión arterial.
Presión arterial sistólica y diastólica
Todo el mundo tiene
presión arterial y esta puede subir o bajar frecuentemente durante el
transcurso de mi día, e incluso de un minuto a otro. El corazón bombea sangre
por todo el cuerpo a través de un sistema de arterias (cada uno de los vasos
que llevan la sangre desde el corazón a las demás partes del cuerpo). Cada vez
que el corazón late, envía una nueva oleada de sangre y la presión arterial
sube. Se trata de la presión arterial
sistólica. Entre latidos, el corazón se relaja brevemente y la presión
baja. Se trata de la presión arterial
diastólica. Cuando nos miden la presión arterial, nos dan dos números, uno
arriba del otro (la sistólica sobre la diastólica), medidos en milímetros de
mercurio, o mmHg. Por ejemplo, un valor podría ser 135/86 mmHg. El corazón, el
cerebro, los riñones, los ojos y otros órganos, dependen de un confiable flujo
de sangre que corre por las delicadas “cañerías”.
Cuando se desarrolla presión alta crónica, o hipertensión, comienzan los
problemas. Esta afección hace que la sangre se impulse por las arterias con un
exceso de fuerza. El corazón tiene que trabajar horas adicionales para bombear
la sangre y es posible que se agrande y llegue a ser incapaz de soportar tanta
tensión.
Las arterias, que
deberían ser elásticas y flexibles, puede que se endurezcan y se estrechen más
rápidamente. Tal vez lleven menos sangre a los órganos y es posible que un
coagulo sanguíneo quede “atrapado” y
obstruya totalmente el flujo, provocando un ataque al corazón. En muchos casos,
los médicos no saben explicar qué es lo que causa exactamente la presión arterial
alta. Pero tienen muy presentes los factores evitables del estilo de vida que
aumentan el riesgo: el sobrepeso o la obesidad, el consumo excesivo de alcohol,
una dieta con demasiada sal o que sea deficiente en potasio, fumar cigarrillos,
un estilo de vida sedentario, el estrés crónico y tomar determinados
medicamentos. Hay otros factores de riesgo que no se pueden cambiar: la edad
(la presión arterial alta es común en la mediana edad y después), la raza (es
más habitual en afroamericanos que en personas blancas) y antecedentes
familiares de presión arterial alta.
La sal, el azúcar y la
grasa son los “agentes matrix” de la industria alimentaria actual. Estos tres
elementos son peligrosos para la salud porque hacen que aumente la presión
sanguínea, el colesterol, la diabetes, etc., pero hacen que las cosas tengan
buen sabor, que es la prioridad número uno para la mayoría de las personas.
El colesterol es una
sustancia cerosa que se encuentra en el torrente sanguíneo. Se utiliza para
producir membranas (paredes) de células, así como algunas hormonas, y también
ayuda en otras funciones corporales. El cuerpo fabrica cierta cantidad de
colesterol y el resto lo obtiene de los alimentos. Tener demasiado colesterol
en el torrente sanguíneo puede ser dañino, ya que impide la circulación y puede
conducir a enfermedades cardiacas o a un derrame cerebral. El colesterol como
tal es transportado por el torrente sanguíneo por dos sustancias: las
lipoproteínas de baja densidad y las lipoproteínas de alta densidad. Comúnmente
se conocen las lipoproteínas de baja densidad por el nombre de “colesterol LBD”; también se le dice “colesterol malo”, porque puede obstruir
arterias e incrementan el riesgo de sufrir un ataque al corazón. Por su parte,
las lipoproteínas de alta densidad o “colesterol
LAD” se conocen como “colesterol
bueno”, porque niveles elevados de estos se relacionan con menores
posibilidades de sufrir un ataque al corazón o un derrame cerebral.
Los mercaderes de la
industria alimentaria han encontrado la manera de contrarrestar las
investigaciones que demuestran la peligrosidad de la sal, el azúcar y la grasa.
Campbell's, la famosa empresa de la sopa enlatada, fundó el Salt Institute, que aconseja a las
personas sobre si la sal es o no peligrosa.
El Salt Institute declara:
“Varios exámenes
sistemáticos han afirmado de que restringir la ingesta de sodio es las personas
con hipertensión reduce la presión de la sangre. Sin embargo, la mayoría de
pruebas en estos exámenes se hicieron en un corto plazo de tiempo y no permitieron
el ajuste completo de la presión de la sangre a la ingesta alterada de sodio o
redujeron la motivación para seguir dietas restrictivas a largo plazo. También
algunas pruebas incrementan la ingesta de sodio en un brazo y la compararon con
una ingesta reducida de sodio en el otro brazo y por tanto no dieron una
estimación de los efectos de abandonar el sodio en una dieta normal”.
La lucha enconada que
sostienen empresas como Campbell's por difundir su “comida veneno” y preservar
sus intereses económicos rayan en la criminalidad. Sin embargo, otro estudio
médico concluye:
“La baja ingesta de sal
ayudar a las personas que toman fármacos para a hipertensión a dejar la medicación
y mantener la presión sanguínea bajo control, pero existen dudas sobre los
efectos de la reducción de sodio en la salud en general”.
Lo que es innegable,
desde cualquier punto de vista, es que la sal en exceso, como la que existe en
productos como las sopas Campbell's, es veneno para el organismo: En todo el
mundo, la sal mata más gente que el tabaco. Casi todos comen demasiada sal y no
todo el mundo fuma; el 90% de las personas en Norteamérica y Europa tiene la presión
alta a partir de un determinado momento. El doctor James J. Kenney, director de
investigación sobre nutrición y educador en el Pritikin Longevity Center and
Spa de Florida, dice que “No se necesita
añadir sal a los alimentos. Si observamos a los animales o incluso a aquellos
que llevan un estilo de vida más natural veremos que no comen sal y no tienen
la presión alta”.
Fast food y Fish and chips
El fast food (comida rápida), la comida chatarra
tan popular en Estados Unidos y en casi todos los países del mundo (fries, papas fritas; hotdog, perros calientes; cheeseburger, hamburguesas en todas sus
variedades y la pizza), ofrecen una
gama de alimentos populares con poco valor nutritivo. Entre los ejemplos
comunes de comida chatarra están las papitas, las frituras de maíz, los totopos
preempaquetados, las tabletas de chocolate, el helado, los refrescos (sodas) la
mayoría de las galletas, los pasteles (bizcochos, tortas, cakes), la comida rápida, etc. Casi toda la comida chatarra se
prepara con harina refinada y es alta en calorías y grasa, por lo que no es
recomendable que forme una parte significativa de nuestra alimentación,
particularmente si sufrimos de diabetes o de hipertensión. Es común en el Reino
Unido las tiendas de fish and chips, el equivalente al fast food impuesto por
los estadounidenses. El fish and chips, es pescado rebozado y frito que se
compra junto con patatas fritas en puestos de comida rápida y a precio popular,
de ahí su atractivo.
LA VORACIDAD DE LOS CONQUISTADORES
Confucio había dicho a
sus antepasados: todo el que tenga sangre china, en cualquier parte del mundo,
seguirá siendo chino. De los conquistadores que llegaron a América, desde
Cortez hasta Pizarro parece ser que tuvieron un pensamiento con un parecido
razonamiento lógico: todo indio que tenga oro encima hay que matarlo. Los
españoles parecían ignorar que para los aborígenes de estas tierras oro y joyas
tenían un poder cosmológico y artístico y no el valor de cambio que ellos le
daban. Fue aquel error de apreciación lo que condenó a los pobladores de esa
América, que en comparación con la docta Europa, estaba en un proceso de cultural
larvaria que se vio truncada por la llegada, no de los “amigos” que ellos creían vislumbrar en esos seres extraños, sino
por una horda de aventureros que al ver tanto oro y plata, se hicieron la
ilusión de poder construirse grandes mausoleos de metal precioso para que
reposaran sus huesos a la hora que tuvieran que abandonar este mundo. A los
españoles no los cautivo ya el trino de los pájaros, los chillidos de aves
exóticas ni los collares de cuentas, zarcillos y pulseras que usaban los
indígenas, todo esto se vio eclipsado por el brillo del oro y la plata que
trastocaron sus mentes al punto de cometer las peores atrocidades contra los
indios en su afán de apoderarse de aquellos preciados metales. Los cronistas de
Indias han dejado testimonios de esta voracidad de los conquistadores en
páginas truculentas donde se narran atrocidades cometidas contra los indígenas
que ni siquiera el autor de ficción más perverso en imaginación hubiera podido
imaginar. Veamos un ejemplo de ignorancia y del temor de los nativos ante la
ferocidad de los conquistadores:
“Bajo la mirada
protectora de la Luna, beben y fuman [los nativos]
sin cesar, entre alaridos y areytos,
hasta caer embriagados en un nirvana que puede prolongarse por toda la
eternidad si, como los de los caneyas
próximos, toman la resolución de colgarse de los árboles para ofrecer sus
cuerpos al Sol, huyendo de los hombres blancos más espantables que sus
imaginados dioses; porque les envían jaurías de fieros perros alanos como
mensajeros de una civilización humanizada y heraldos de la religión de la
caridad y el amor.
A estas horas entre las libaciones de una animada sobremesa, comenta el caballero Porcallo en la ciudad de Santiago la graciosa anécdota de su ingenioso capataz. Se enteró este de que los indios de su patrón siguiendo el ejemplo de otros pobladores, pretendían ahorcarse todos en la misma noche, para liberarse de la vida miserable y aperreada que llevaban bajo la férula de los españoles. Se dirigió a ellos el capataz muy enfadado, amenazándolos con que, si ellos se colgaban, él haría lo mismo, y que en la otra vida los trataría aun peor. Ante tal amenaza, desistieron los indios de su propósito.
A estas horas entre las libaciones de una animada sobremesa, comenta el caballero Porcallo en la ciudad de Santiago la graciosa anécdota de su ingenioso capataz. Se enteró este de que los indios de su patrón siguiendo el ejemplo de otros pobladores, pretendían ahorcarse todos en la misma noche, para liberarse de la vida miserable y aperreada que llevaban bajo la férula de los españoles. Se dirigió a ellos el capataz muy enfadado, amenazándolos con que, si ellos se colgaban, él haría lo mismo, y que en la otra vida los trataría aun peor. Ante tal amenaza, desistieron los indios de su propósito.
(en “Hernando de Soto”, F. Blanco Castilla)
REFLEXIONES TRASNOCHADAS SOBRE NUESTRA MÍSERA Y
CASERA POLÍTICA PERUANA
Alan García ha sido
afortunado para triunfar económicamente; ha contado con una trinidad de
elementos importantes: el legado de Haya de la Torre, la ignorancia de un
pueblo sumiso y el ADN del buen ladrón.
***
El fujimorismo no es un
partido político, es una congregación de gánsters. Sus miembros usan el doble
juego, no están ahí movidos por doctrina alguna, simplemente comparten
intereses comunes: la coima, el robo, la delación, la traición y el escapismo.
Su santo y seña es: Dónde es y cómo es. Entendiéndose el primero como el lugar del latrocinio y el
segundo el porcentaje a recibir por el botín. Se saben las de Alí Babá sin
haber leído Las mil y una noches y
tienen la bravura de Al Capone a la hora de caer sobre la presa. En eso se
parecen a Echenique y a Odría. Ellos y los apristas son como dos testículos que
cuelgan del mismo escroto.
***
Alan García desde joven
tuvo bien en claro ese eslogan aprista que la bufalería repite con retintín: Partido de los trabajadores manuales e
intelectuales. Salvo algunos párrafos y citas grandilocuentes que consideró
útiles para sus fines, nada más le quedó por su paso fugaz por la universidad.
Fue entonces que descubrió que tenía más inclinación para lo manual que a lo
intelectual. Y a eso se abocó con gran eficiencia y maestría: las uñas largas
de sus manos para coger el dinero del Estado le dieron la razón.
***
Todos los candidatos a
la presidencia de la república elaboran sus discursos con el pleno
convencimiento de que el estrado se encontrará frente a una manada de cerdos.
De ahí que vayan a los estercoleros a rebuscar entre la inmundicia las comas
para su retórica, los adjetivos para su verborrea, las oraciones sensibleras,
los bodrios más hediondos para enfrentar a sus opositores en una chamusquina. Expertos
en la administración de un relleno sanitario, conocen los intersticios donde se
acumula la mugre más corrosiva para lanzarla a sus adversarios.
***
El congresista Carlos
Bruce no es un político exitoso, es un forajido descarado. Sus principios morales
caben en una molécula de agua. El año 2011 dijo que Pedro Pablo Kuczynski no
era un hombre en quien se podía confiar, que era traidor, que era traidor, que
era estadounidense y que carecía de programa político. Más errático que Piérola
y experto en lamer culos, tuvo un paso promiscuo por el partido de la estrella
apolillada y mohosa de García. También compartió tragos y eructos con Toledo,
el hombre de la Vinchita vengadora
cuyas borracheras son más endiabladas que las de Morales Bermúdez. Ahora le
lustra los zapatos a Kuczynski y le elige qué ternos ponerse según la ocasión. Cuando
este gringo lobista se largue, ya Bruce encontrará otro nido de ratas donde
cobijarse.
***
La política en el Perú está
tan prostituida que cualquier pobre diablo, sin habilidad e inteligencia, puede
llegar a ser presidente: Fujimori, Alan García, Toledo y Humala, son los
esperpentos más destacados de la fauna.
***
Nuestro Congreso de la
República se parece a una caravana de beduinos que llevan a buen recaudo en la
joroba de sus camellos el fruto de sus rapiñas. Expertos en cambiar de
camisetas políticas, nos hacen recordar a los conversos que abandonan la Tora por la Biblia, o el Gita por el Corán, sin el menos sonrojo.
***
Nuestros Magistrados son
unos verdaderos poser a la hora de
las fotografías o las cámaras. Con ínfulas de intelectuales salidos de La
Sorbona, contornean las nalgas como un afeminado torero en traje de luces,
lanzan opiniones con la soberbia de un erudito y carraspean antes de hablar con
la afectación de un galardonado que va a recibir el Premio Nobel. Sus vestidos
tienen más bolsillos que huecos las calles de Lima; ahí van guardando los
prevaricatos, dobleces y todas sus trapacerías.
***
Ha Toledo cuando se le
interroga sobre algún chanchullo durante su gobierno, tienen la reacción de un
degenerado acusado de violación, de un salvaje indómito a quien le han robado
la presa: el principio de acción y reacción de Newton va de la mano con los
galones de whisky que corren diariamente por sus venas.
***
El olfato político de Alan
García para la coima durante sus gobiernos tenía la agudeza del zorro para
atrapar a la liebre. Después del zarpazo, observaba la prudencia del ratón para
esconder sus fechorías.
***
Y pensar que el gran
Javier Valle Riestra dijo una vez que si Ollanta Humala polemizaba con Alan García,
este lo despedazaría, porque García tenía la aureola de una estadista, el
intelecto de un Disraelí. En otras palabras, Churchill y Russell eran unas zapatillas
de Gamarra al lado de su engreído. ¡Que fiasco, querido Javier! Cualquier Goliat
en el país de Liliput ostenta la talla de un gigante.
***
Si Babieca entrara en la política peruana en busca de Rodrigo Díaz de
Vivar, solo se toparía con lacayos, mercenarios, arribistas, ladrones,
traidores, vividores y alcahuetes; ninguna mano viril digna de sujetar sus
bridas, ningún pie vigoroso para hundir las espuelas, ningún trasero recio a la
altura de su arzón. Manos manchadas de sangre y de dinero ilícito, piernas asténicas
por falta de dinamismo y traseros encallecidos por el parasitismo, no requieren
de un corcel heroico, sino de una mula vieja y achacosa donde montar el resto
de su vida.
***
El enemigo natural del Perú
no debemos buscarlo en nuestras fronteras: Ecuador, Colombia, Brasil, Bolivia o
Chile. Están en el Sillón de Pizarro, en el Congreso, en los Ministros, en la administración
pública, en los directorios de las grandes empresas, en el escaso cerebro
funcional de un pueblo resignado y de huero pensamiento que no tiene ni la más mínima
noción de patria.
ESCRÍBASE ESTA MUERTE EN EL AGUA DE UN LAGO
Muchacho osado, Narciso,
no pudo evadirse de la tentación de ver su bello rostro reflejado en el agua. Fue
esta vieja seductora de sirenas y monstruos fabulosos, embriagadora arpía de
sal y espuma, tumba acuosa de hombres y navíos, la que sedujo a los persas
quienes lo llevaron a la categoría de sagrado. Júpiter se apodero de ese reino,
de ese desierto bamboleante que eternamente llama al hombre con sus olas
cautivantes para ahogarlos en sus brazos y los griegos le dieron un lugar en el
Olimpo. Keats, acuciado por la enfermedad, la pobreza y la impotencia física,
tuvo aun la fuerza para labrar un verso que bien pudo servirle de epitafio y en
el que unió al agua con su espíritu:
“Aquí
yace alguien cuyo hombre fue escrito en el agua”
Día a día, nuestro
Narciso fue llamado por el agua tentadora; dicen (o lo digo solo yo, quizá) que
aun en sueños este joven imprudente se sentía extasiado en la contemplación de
esa faz que lo llevaría a su sepultura. Y allí cayó un día como caen las hojas
en las aguas cenagosas de los ríos, como cae el sol abrasador desmenuzado en
hilos de oro. Y la noche de Narciso se llenó de estrellas en los cielos.
LEYENDAS E HISTORIA
Los primeros cristianos
comprendieron bien que las leyendas, una vez difundidas, tienen una índole cohesiva
en la historia. De ahí que los textos cristianos – canónicos o apócrifos – están
plagados de las leyendas más ocurrentes. La leyenda, a diferencia del cuento,
no es producto exclusivo de la imaginación individual; es creada, en todo o en
gran parte de sus hechos, por la fantasía colectiva, que la tradición popular
recoge y conserva, hasta que, embellecida con formas artísticas, la presenta el
poeta o escritor autor de leyenda. Lo curioso es que los seguidores de estos
textos sagrados terminan convencidos de que esas fantasías son una verdad
ortodoxa.
¡AY! NUESTROS PERIODISTAS
Esta calamidad de
lluvias que nos azota trayendo huaicos y destrucción, ha causado tantos
estragos que parece que estuviéramos viviendo una sinopsis de lo que será un
futuro no muy distante para la humanidad entera. Como una paradoja grotesca, la
escasez de agua en las casas contradice la abundancia que cae del cielo. Dentro
de toda esta catástrofe me viene a la memoria un poema de Octavio Paz, “Temporal”, esa especie de fusión de
naturaleza salvaje y humanidad, representada esta última en la figura de una
mujer casi imperceptible.
“En la montaña negra
el torrente delira en
voz alta.
A esta misma hora
tú avanzas entre precipicios
por tu cuerpo dormido.
El viento lucha a
obscuras con tu sueño
maraña verde y blanca,
encina niña, encina
milenaria,
el viento te descuaja y
te arrastra y te arrasa,
abre tu pensamiento y lo
dispersa.
Torbellino tus ojos,
torbellino tu ombligo,
torbellino y vacío.
El viento te exprime
como un racimo
temporal en tu frente,
temporal en tu nuca y en
tu vientre.
Como una rama seca
el viento te avienta.
El torrente entra en tu
sueño,
manos verdes y pies
negros,
rueda por la garganta
de piedra de la noche
anudada en tu cuerpo
de montaña dormida.
El torrente delira
entre sus muslos,
soliloquio de piedras y
de agua.
Por los acantilados
de tu frente
pasa como un río de
pájaros.
El bosque dobla la
cabeza
como un toro herido,
el bosque se arrodilla
bajo el ala del viento,
cada vez más alto
el torrente delira,
cada vez más hondo
por tu cuerpo dormido,
cada vez más noche.
Algo tan hermoso como la
lluvia puede acarrear miseria y tristeza. Tristeza en aquellos que están
sufriendo las inclemencias de un clima que parece ser respuesta a todas las
atrocidades que el hombre le ha infligido a la naturaleza. Los climatólogos
manifiestan que el clima siempre ha cambiado, pero el ritmo al que lo hace
ahora es antinatural, y es la humanidad la que provoca esto. La famosa
Corriente del Niño comienza con el debilitamiento de los vientos tropicales, lo
que permite que el agua cálida de la superficie fluya de nuevo hacia el este,
anegando la corriente de Humboldt y liberando humedad a la atmósfera, lo que
provoca inundaciones en los desiertos peruanos normalmente áridos. El Niño es
lo bastante extremo, puede llegar a devastar dos terceras partes del planeta
con sequías, inundaciones y demás condiciones climáticas extremas. Esta
abundancia de lluvia y escasez de agua en los hogares, parece reflejada en un
poema del uruguayo Mario Benedetti:
“La lluvia que acribilla
los silencios
es un telón sin tiempo y
sin colores,
y a tal punto oscurece
los espacios,
que puede confundirse
con la noche.
(…) Lo extraño es que no
solo llueve afuera,
otra lluvia enigmática y
sin agua
nos toma de sorpresa,
y de sorpresa,
llueve en el corazón,
llueve en el alma.”
Pero dentro de esta
tragedia, asoma lo jocoso a través de los medios de comunicación y sus
periodistas que se titularon en internet, y, diccionario de sinónimos en mano,
escriben esos artículos en un lenguaje salido de un trasnochado dialecto
desconocido hasta para el más renombrado lingüista. Para hablar sobre el
diluvio que azota al norte del país, dice un plumífero:
“Seis
horas de persistente aguacero”.
Uno de los poemas más
difundidos de César Vallejo, aparte de “Masa”
y “Los heraldos negros”, es “Piedra negra sobre una piedra blanca”.
“Me moriré en París con
aguacero,
un día del cual tengo ya
el recuerdo.
Me moriré en París – y
no me corro –
tal vez un jueves, como
es hoy, de otoño”
(en: “Poemas humanos”)
El angelito que escribió
este titular en el diario La República, parece que nunca leyó a Vallejo. Si
vamos al Diccionario de la lengua española (DEL), encontramos la siguiente
definición:
“Lluvia
repentina, abundante, impetuosa y de poca duración”.
¿Cómo puede entonces llamarse
“aguacero” a una lluvia que duró seis
horas? Pero ahí no queda este resbalón semántico. Más adelante el plumífero
manifiesta que:
“También
Lambayeque recibió un chaparrón”.
Vayamos de nuevo al
bendito diccionario y busquemos al mencionado “chaparrón”:
“Lluvia
recia de corta duración”.
Hasta aquí, todo correcto.
Pero sabemos por otros medios de información que la lluvia en dicha ciudad duró
caso ocho horas. ¿Cómo se explica este desliz? ¿Un chaparrón de ocho horas? Y como
para ponerle el adorno a la torta, el erudito periodista remata su nota con:
“Como consecuencia del
intenso chubasco, las calles, hasta ahora, están completamente anegadas”.
“Anegado” es
inundado, y “chubasco” es un aguacero
o chaparrón con mucho viento. Razón tenía González Prada cuando escribía que “El
hombre que después de revisar algunos diarios europeos, recorre una hoja de
esta ciudad, siente la misma impresión del dilettante que
al salir de escuchar una magnifica ópera oyera los chirridos de una música china”.
EL MISTERIOSO ARTE DE LA CREACIÓN
Sólo en el apartamiento,
en los márgenes invisibles de la soledad, se puede penetrar en las inquietas
profundidades donde se solaza el espíritu; ese espíritu es receloso de los otros, de aquellos que rozan nuestras
vidas, pero que difícilmente logran que nuestros sentimientos se abran para
ellos. Cuando esto se da, poco frecuente en el hombre habituado al silencio, el
espíritu se contrae como los tentáculos de un caracol que se siente amenazado. Ese
espíritu que vive en sombras necesita de la luz para poder expresarse. De esta conjunción
han nacido la “Eneida” de Virgilio,
el “Hamlet” de Shakespeare, “La Gioconda” de Da Vinci, el “Moisés” de Miguel Ángel, la “Novena Sinfonía” de Beethoven y tantas
otras manifestaciones espirituales a
pesar de… La creación personal del artista es egoísta; no porque él la
desee, es su espíritu asceta quien lo impone, quien exige privacidad absoluta
para preverlo de esas fuerzas poderosas que le dicen que él, es solo un
intermediario entre la idea que fluye a torrentes para plasmarse en obra: sea
libro, escultura, sinfonía o pintura. El poeta en un marasmo verbal busca las
palabras y los enlaces donde resuenen los ritmos, las rimas y las cadencias; el
pintor, busca las pinceladas precisas en una sobreabundancia de colores. De estos
trastornos y vacilaciones, de estas depresiones provistas de lágrimas y éxtasis
supremos, nacieron los versos inmortales de Keats y Novalis; los frescos
imperecederos del Urbino; las esculturas idílicas embriagadas de amor de Donatello
que tanto cautivaron a los hombres del Renacimiento. No hay artista que diga: “Yo conocía el camino de antemano para
construir mi obra”; el camino se va descubriendo a medida que la revelación
se va manifestando, todo se sucede en forma involuntaria. El espíritu provee
las imágenes y los símbolos que el artista debe interpretar y descifrar; el
artista aporta la devoción y el sacrificio: el cochero subido en el pescante guía
el carruaje halado por los caballos; el espíritu soporta los pescozones.
GUTENBERG VERSUS BILL GATES: LA BATALLA DEL SIGLO
Hace algunos años, más
que por convencimiento que por soberbia, Bill Gates anuncio en Madrid que en
pocos años acabaría con el libro impreso. Desde ese día, Gutenberg quedó
sentenciado a muerte por el magnate estadounidense. En julio del 2010, como
dándole la razón al fundador de Microsoft, Amazon.com, la librería más grande
del mundo, anunció que en los últimos tres meses sus clientes habían comprado
más libros digitales que “normales”,
es decir, los impresos en papel. Esto no había sucedido antes y era claramente
un punto de inflexión histórico. Eso significaba que los lectores del futuro
solo podrían apreciar un libro impreso en los museos y que el libro cotidiano “normal”, sería electrónico. Adiós a la
textura, luminosidad del papel, belleza de la tipografía, sabiduría de los
márgenes, adiós al placer de ver a los libros envejecer con nosotros, a la
belleza de las portadas multicolores, adiós a las huellas que dejamos
impregnadas en cada página, a las páginas subrayadas, a los estantes
abarrotados de libros y a nuestros sueños de vivir entre ellos. Ya nuestra casa
no será una biblioteca con baño y cocina incorporados o una librería que nos ha
protegido de esa multitud callejera de la que siempre hemos huido quienes estamos
acostumbrados a vivir desde niños entre libros. Víctor Hugo dijo que algunos
tienen bibliotecas así como un eunuco puede tener un harén. Ese no ha sido mi
caso, siempre me he aferrado a mis libros y mi más hermoso sueño será
despedirme de este mundo en mi biblioteca. Que Salgari, Dickens, Dumas, Verne o
Agatha Christie velen mis despojos con la devoción morbosa con la que yo los he
idolatrado a ellos a través de sus libros. Para felicidad mía y desgracia suya
señor Gates, sus palabras que querían significar una profecía han caído en saco
roto. Vayamos a los hechos.
La tierra digital
prometida en el negocio del libro ha caído en el mundo anglosajón en un 17 por
ciento y sigue sin levantar cabeza en otros mercados como en el español donde
apenas orilla un 3 por ciento. ¿Por qué este descalabro? Las causas son varias:
las más importantes apuntan a la fatiga visual que producen los dispositivos
electrónicos. Es la razón que se esgrime para el preocupante desplome del
sector en Gran Bretaña, como ha publicado en estos días The Guardián. Según el responsable de los editores británicos “los libros en papel ofrecen la oportunidad
de salir de las horas que pasamos a la semana frente a pantallas y
dispositivos”. El invento de Gutenberg sigue su curso y se comporta mejor
que otros soportes culturales que no han podido resistir los embates de la
nueva lógica implantada por las tecnologías en la música y el cine. Otro factor
de esta catástrofe para los que hacen dinero a costa de la salud visual, es la
intencionalidad política de subida de precios de los ebooks por parte de las editoriales. Hoy en día es más caro en Gran
Bretaña comprar la versión digital de varios títulos que su versión en papel.
El precio de los libros digitales se ha incrementado en un 7 por ciento en el
2016, mientras que el de los libros en papel en general tan solo ha subido un 3
por ciento. Los negociantes digitales calcularon mal: pensaron que en mundo con
menos lectores en papel, podían subir sus precios acorde con su ambición. Pero
el principal factor sigue siendo el de la salud, el cual ha remecido el mundo
digital. La revista Nature publicó en
2015 un artículo que hablaba de una epidemia de miopía entre los jóvenes y
adolescentes del sudeste asiático – en torno al 90 por ciento de China y el
95.6 por ciento en ciudades como Seúl – debido al abuso de pantallas; las
consecuencias van apareciendo por Occidente y dejando sus señales. Los médicos
oftalmólogos advierten una epidemia de miopía cada día más creciente en niños,
adolescentes y jóvenes por el abuso de pantallas y las escasas actividades al
aire libre. Expertos auguran que para el año 2020, el 33 por ciento de los
adolescentes tendrán miopía como consecuencia de la utilización inadecuada de
móviles y tabletas.
El uso de dispositivos electrónicos
genera síndrome de fatiga visual. Cada hora que un niño pasa al aire libre baja
un 2 por ciento de posibilidad el riesgo de miopía. El oftalmólogo Ramón
Torres, de la clínica de Baviera, observa una preocupante tendencia a la
miopía. “Hay que diferenciar. El abuso de
pantallas puede producir vista cansada, miopía y fatiga visual. La primera, que
solía manifestarse entorno a los 45 años, se está adelantando. La segunda,
también, y la tercera se da porque al parpadear menos frente a la pantalla, el
lagrimeo no actúa como debiera. Si debemos parpadear en torno a 15 veces por
minuto esa frecuencia se reduce a entre
7 a 10 frente a una pantalla”. Este problema tiene que ver con la luz y el
aire libre, la tendencia a espacios cerrados acorta el campo de visión y
acomodan la función de la vista a más cerca con lo que también aumenta la
miopía. ¿Pero… qué es la miopía? Según la literatura oftalmológica, es un
defecto visual que consiste en que los ojos no distinguen con claridad los
objetos.
El aparato visual
viene a ser como una cámara fotográfica, pero más complicada. Los rayos
penetran por la pupila atravesando distintos medios, córnea, humos acuoso,
cristalino y humor vítreo, hasta llegar a la retina donde forman su foco. En la
miopía los mecanismos de acomodación forman su foco delante de la retina.
Entonces la persona ve una imagen borrosa de los objetos y se le llama miope.
No suele ser defecto congénito. Se inicia en los niños y en la adolescencia y
avanza con el transcurso de los años. Como causas importantes de la miopía,
están en primer lugar la herencia – interviniendo las enfermedades y la
alimentación deficiente – y la vida de estudio o trabajo en locales sin luz
solar. Como se ve, la batalla entre Gutenberg y Bill Gates sigue en pie. Ya el
estadounidense debe haber contratado a un grupo de afamados oftalmólogos para
que trabajen conjuntamente con sus técnicos en nuevos dispositivos que amainen
el algo el daño visual de sus millones de adictos a la pantalla.
LA DONNA E MOBILE
A raíz de la publicación
de “El rey se divierte”, drama
histórico en cinco actos, en verso, de Víctor Hugo, Alejandro Dumas escribió: “¡Ah, si yo supiese hacer versos como Víctor
Hugo, o si Hugo supiese hacer un drama como yo”, la alusión era clara, la
obra estaba lejos de ser una de las mejores composiciones teatrales del autor
de “Los Miserables”. El tema que
desarrolla el poeta francés se da en la corte del rey Francisco I, donde un
hecho misterioso despierta la curiosidad y la crueldad de los cortesanos que
rodean al rey: Triboulet, el bufón; tiene fuera de la corte una casa y una
mujer, una vida íntima que mantiene en secreto. Triboulet es el payaso que
oculta su tristeza bajo las carcajadas, el hombre que sufre bajo la máscara del
poeta cuya misión es entretener al rey y a sus cortesanos. A semejanza de
Quasimodo, el campanero de “Nuestra
Señora de París”, Triboulet es deforme, pero, además de sus taras externar,
tiene una de carácter íntimo que le hace mostrarse adulador y celestino de su
amo. Tanto a unas como a otra, Triboulet contrapone un afecto paterno por su
hija, Blanca, que llega hasta la idolatría. Los cortesanos traman contra el bufón
una burla feroz gracias a la cual el desventurado descubre que la mujer que
todos creen que es su esposa, y que no es otra que su amadísima hija blanca, ha
sido seducida por el propio rey. Francisco I, en efecto, sin saber quién era la
muchacha, ha logrado que la inocente muchacha se enamore de él, presentándose a
ella disfrazado de simple estudiante. Enterado, Triboulet cae en la desesperación,
pero sabe disimular el furor que destroza su alma. Es entonces que trama su
venganza. Contrata un sicario para que dé muerte al rey cuando este se presente
disfrazado a una cita amorosa con Blanca. La muchacha, intuyendo el plan de su
progenitor, lleva a cabo un desquiciado sacrificio para salvar al amante, sustituyéndole
y recibiendo el golpe del sicario. A una vida hecha de fracasos, de una
existencia que solo se concibe desde el punto de vista de la desgracia, se
viene a sumar a la vida de Triboulet la muerte de la única felicidad que
albergaba: su hija Blanca.
La obra hubiera pasado
inadvertida su Francisco María Piave no la hubiera tomado como argumento para
realizar el libreto de “Rigoletto”,
la décimo séptima ópera de Giuseppe Verdi, sin lugar a dudas, una de las más
bellas óperas musicales del compositor italiano. Piave convierte a Triboulet en
Rigoletto; al rey Francisco I en el duque de Mantua y a Blanca en Gilda. Más aún,
la fama se debe al famoso verso que Piave pone en boca del duque de Mantua,
preconizando las ventajas del amor ligero, en el acto IV de “Rigoletto”:
La donna é mobile
qual piuma al vento…
En el drama de Víctor
Hugo, en el acvto IV, escena II, se dice:
Une femme souvent
n’est qu’une plume su vent.
O sea, lo mismo que después
se popularizó en italiano y con música:
La mujer es como una
pluma
a merced del viento.
Como diría Juan Valera,
en la literatura está permitido el robo, siempre y cuando vaya precedido del
asesinato.
DONALD TRUMP Y SU PASADO RACISTA
Los misiles que Donald
Trump lanza diariamente a través de su cuenta de Twitter contra todo aquel que
discrepa con sus extravagantes ideas le causan a Estados Unidos más daño que el
que pueda causarle cualquier misil lanzado por su gemelo norcoreano Kin Jong –
un. Su último berrinche se lo ha provocado la dimisión del afroamericano Ken
Frazier, de la farmacéutica de Merck Pharma, uno de sus más altos ejecutivos
que lo asesoraba en la Casa Blanca: “Como
consejero delegado del Merck y como cuestión de conciencia personal siento la
responsabilidad de posicionarme contra la intolerancia y el extremismo”,
dijo Frazier en un comunicado. Trump, como de costumbre, rabioso y bravucón,
reaccionó al ataque en su cuenta de Twitter y escribió iracundo: “Ahora que Ken Frazier de Merk Pharma ha
dimitido del Consejo Manufactureri Presidencial, ¡tendrá más tiempo para bajar
los precios de estafa de los medicamentos!”. Hasta aquí dos puntos
rescatables. Primero, según palabras de Trump, Frazier es un delincuente
estafador. Cabe preguntarse: ¿Un estafador era miembro de su grupo de asesores?
¿Por qué si Frazier lucía tan ignominioso título lo tenía el presidente de
Estados Unidos como asesor? Usted, señor Trump, es tan bruto que no se da
cuenta que al denunciar a su asesor se descubre solo usted a sí mismo por
haberlo encubierto y que ahora sale a denunciarlo porque se siente abandonado.
Segundo, ¿por qué la renuncia de Frazier? Porque su exasesor se da cuenta que
usted no es más que un fanático racista a quien la túnica del Ku Klux Klan cae
como anillo al dedo. Usted, señor Trump, después de que una marcha racista, con
atropello masivo incluido, provocará el caos en una de las principales ciudades
del Estado de Virginia, se limitó a denunciar “la violencia de todas las partes”, sin hacer mención expresa de
las provocaciones y las agresiones de los grupos racistas y supremacistas
blancos (Ku Klux Klan, neonazis) que provocaron unos altercados que dejaron
decenas de heridos, muchos de gravedad, y al menos tres muertos. Esa tibieza de
su rechazo a una jornada de disturbios le ha pasado a Trump una factura gorda:
hombres de negocios tan poderosos como Douglas Mc Millón, consejero de Walmart, el mayor minorista del mundo y
Brian Krzanich, el fabricante de procesadores Intel, también abandonaron al furibundo twittero. Como si esto
fuera poco, hoy los medios de comunicación le recuerdan al presidente algunos
desatinos racistas: su carrera política cobró fuerza como gran promotor de una
teoría conspirativa que en 2011 cuestionaba que Barack Obama hubiese nacido en
Estados Unidos; al final, lo reconoció en el 2016.
En 1989, desempeñó un
papel denigrante en el caso de los cinco
de Central Park, en el que cuatro adolescentes negros y otro
latinoamericano fueron detenidos por error en un crimen atroz (la violación y
brutal paliza a una joven blanca que corría por el parque) que no habían cometido;
todavía no habían sido enjuiciados, y ya Trump publicaba anuncios a toda página
en los periódicos reclamando la pena de muerte para ellos. Los muchachos habían
confesado, tras horas de interrogatorio, y fueron a prisión más de una década.
Aun cuando el año 2002 fueron exonerados, Trump no se rectificó: “Ellos dijeron que eran culpables. “Es un escándalo
que el caso se cerrara con tantas pruebas en su contra”, afirmó. Su afán de
figuretismo viene desde hace mucho tiempo. Otra perla: cuando Donald Trump en
1973 era ya un reconocido promotor inmobiliario y había empezado a trabajar con
su padre, un hombre que se hizo millonario alquilando viviendas asequibles para
los trabajadores de los barrios de Queens, Brooklyn y Staten Island. En 1973,
padre e hijo fueron denunciados por discriminación racial. En el informe del
FBI figuraban testimonios de negros y exempleados. El caso se resolvió
extrajudicialmente gracias a que el dinero es un buen compensatorio. Pero el
padre de Trump, Fred, tiene también una historia negra que su hijo, a pesar de
su blancura, parece haber heredado con creces. Fred Trump fue liberado sin
cargos en 1927 durante unos disturbios provocados por miembros del Ku Klux Klan
en Queens, según una publicación de The
Washington Post en febrero de 2016. El hijo, ya candidato cuando se
difundió la información, lo negó. Pero los documentos recogidos por el diario
dan cuenta de esos sucesos y recogen a un detenido llamado Fred Trump, con
domicilio en el 175 – 24 Devonshire Road, en el barrio de Jamaica, donde vivían
los Trump, según el censo de 1930. El verdadero apellido de la familia era
Trumpf, pero tras la Segunda Guerra Mundial, Fred, el padre, hijo de un
inmigrante alemán, eliminó la “f” y mintió sobre su origen germano presentándose
como ciudadano sueco, para no generar recelos en potenciales clientes judíos. La
medalla de tan “honroso” currículo la
pone John O’Donnell, antiguo presidente del Trump Plaza Hotel and Casino en Atlantic City. O’Donnell, autor del
libro “Trumped, la historia interna del verdadero Donald Trump”, relata en él
las barbaridades que el actual presidente de los Estados Unidos decía sobre los
negros y judíos: “Tengo contables negros Trump Castle y en el Trump Plaza, ¡tipos negros contando mi dinero!”,
cuenta O’Donnell citando al hoy presidente. “Lo
odio; el único tipo de personas que quiero que cuenten mi dinero son los tipos
bajitos que llevan Yarmalkes [la Kipá judía] todo el día. Nadie más. Además, te digo otra cosa: creo que ese tipo
es vago. Y probablemente ni siquiera sea su culpa, porque la pereza es algo común
en los negros”. Este es el bruto que dirige los Estados Unidos actualmente.
Y pensar que muchos creyeron que el bárbaro de George Bush II era inigualable.
JAVIER, SIEMPRE JAVIER
Ya aparecen los días
calurosos, sofocantes, amenazantes y, con ellos, el recuerdo de mi Javier
Heraud, tan tierno, tan niño, tan inteligente. En tono confesional y en un
bello poema, “Estación del desencanto”,
el joven poeta le dice a su madre la aversión que siente hacia esa época del
año en que el sol hace de las suyas. Yo también siento lo mismo, siempre esos
cuerpos sudorosos y malolientes que llenan los autobuses, las calles hediondas
con sus bolsas llenas de basura, la polvareda que el viento suave eleva en
cualquier hora del día, en conclusión, el ataque artero a la pobre nariz,
sufrida y quieta como un obelisco enano. Hay gente que parece tenerle aversión
al agua, que no se bañan nunca y no exagero, pues, hay seres inmundos que nunca
se asean. En una fotografía de Mao Zedong (Mao Tse - Tung) junto a su brazo
derecho, Lin Biao, se observa los dientes negros del líder chino, que casi
nunca se cepillaba. Tampoco se dio un baño ni una ducha durante su mandato de
27 años. Lin Biao no se quedaba atrás. El inventor del Pequeño Libro Rojo, Lin
Biao, sufría de numerosas fobias y tenía la apariencia de un drogadicto. Su
hidrofobia eran tan arraigada que llevaba años sin darse un baño y se limitaba
a frotarse con una toalla seca. El verano en Lima es el Paraíso de moscas,
zancudos, polillas, ratas, cucarachas y perros y palomas que se cagan en las veredas.
Esta es mi fobia al verano, estación, repito, que tanto odiaba el poeta de “El río”. Transcribo el poema “Estación del desencanto” como un tierno
homenaje al poeta fallecido hace 54 años:
1
Cuando en mi casa nadie
ríe
y he peleado con mi
madre,
o con mi padre,
o con mi hermano más
pequeño,
ya no hay más
tranquilidad:
2
tengo que dormir toda la
tarde,
levantarme a las siete,
comer mi pan con
mantequilla,
leer a Keats o a Machado
y continuar mi lectura
de Proust entre las
horas.
(No busco el tiempo
recobrado y lo pierdo
cada tarde entre tus
labios).
3
Como decía,
cuando no tengo con
quien
conversar,
después de leer un rato
salgo a pasear al
malecón y me entretengo
con el mar y la
quebrada.
Camino lentamente,
(¡verano terrible,
no sé qué hacer contigo!)
Entreabro los vientos
submarinos y bajo
al baño de las piedras
y me distraigo
con las sombras de los
días.
Escribo un poema entre
los
labios
y digo tres o cuatro que
luego olvido.
4
Ya no sé qué hacer,
es muy tarde para
sentarme ante la mesa
y muy temprano aún para
acostarme.
Entonces,
busco a Mario,
nos sentamos
en un bar del mediodía
a beber un vaso de
cerveza
y terminamos por el
centro
de los parque
conversando y
conversando.
5
Y así es todos los días
que peleo o que fastidio,
y como me he acostado
tres o
cuatro horas después
de medianoche,
ya no tomo desayuno y
me despierto con el
verano
entre los ojos.
(Mamá, tal vez tú ya
lo sepas,
pero el verano no
me gusta,
es fofo y dulce y
no me agradan los
helados
ofrecidos).
6
No crean que es así todos
los días,
digamos que son uno
o dos a la semana,
pero el verano es el
culpable y el sueño
siempre el mismo,
el mismo sueño.
Mientras más se duerme
menos se descansa
y en el verano
pegado a las ventanas
y a los techos
mojando las vidrieras
con su llanto.
7
Ustedes perdonarán mi
mal
humor,
y es que además en mi
calle
cortaron las hojas de
los
árboles y la sombra
ya no existe entre mi
casa.
Un árbol es un árbol,
y no
este
sol
malvado,
maldito
y angustiante.
(en… “Estación
reunida”)
NECRÓFILOS IDEOLÓGICOS
Hay necios como Abimael
Guzmán que son necrófilos ideológicos incurables. Su pasión por las ideas
muertas raya en la patología. Es el náufrago que se aferra en un mar tempestuoso
a un salvavidas que no existe. Es el político marrullero que se aferra a
creencias cuya falsedad ha quedado demostrada con pruebas irrebatibles.
Seguidor a rajatabla de Mao Tse Tung, inició una “revolución” cuando las ideas de éste eran ya piezas de museo.
En su célebre Pequeño Libro Rojo, esa recopilación de
citas muy breves de Mao, utilizado como instrumento de adoctrinamiento y creado
por Lin Biao, colaborador del líder chino desde las primeras incursiones
políticas allá por 1929, se lee lo siguiente:
“El Comunismo es el
sistema más completo, progresivo, revolucionario y racional en la historia de
la humanidad... solo el sistema ideológico y social comunista está lleno de
juventud y vitalidad”.
En la Conferencia de los Siete Mil, en 1962,
Lin salvó el pellejo a Mao atribuyéndole una especie de infalibilidad papal.
Más tarde, mientras Mao preparaba el terreno para la Gran Purga, Lin siguió trabajando por hacer del ejército el bastión
del culto a Mao. En público, Lin ponía a Mao por las nubes, aunque no sentía
una verdadera devoción por él. Y en privado a menudo realizaba comentarios
desdeñosos hacia él, algunos de los cuales constan en su diario. Lin Biao
apoyaba y ensalzaba a Mao por pura ambición, la ambición de convertirse en el
número dos y sucesor de Mao. Como le explicó a su esposa, él quería llegar a
ser lo que fue “Engels para Marx, Stalin
para Lenin, o Chiang Kai – Shek para Sun Yat Sen”.
Con la Gran Purga, cuyo principal objetivo era
el presidente Liu Shaoqi, Lin Biao esperaba conseguir su ascenso. El hombre que
estaba a punto de ascender a lo más alto sufría de numerosas fobias y tenía el
aspecto de un drogadicto. Las más extremas estaban relacionadas con el agua y
el aire. Su hidrofobia era tan aguda que llevaba años sin darse un baño y se
limitaba a frotarse con una toalla seca. No podía soportar la visión del mar,
por lo que su contacto con la marina fue nulo. Tenía una casa de campo junto al
mar, pero estaba situada entre montañas para que él no lo viera. En sus
residencias había numerosos aparatos sensibles al viento que colgaban de los
techos. En cierta ocasión la señora Lin advertía a un visitante que caminara
despacio en presencia de Lin no fuera a ser que el aire al moverse despertara
la fobia de su marido a la brisa. Lin Biao era un hombre, como su propia mujer
escribió en su diario:
“... especializado en el
odio, el desdén (la amistad, sus hijos, su padre o su hermano no significaban
nada para él), en sospechar lo peor y lo más bajo de las personas, en pensar
egoístamente (…) y en instigar y dejar en mal lugar a los demás”.
Este era el prototipo de
hombres que rodeó a Mao durante cincuenta años, años en los que millones de
incautos se emocionaron con la Revolución
Cultural. ¿Pero qué fue la tan aclamada Revolución
Cultural? Hagamos un recuento histórico. De 1953 a 1957 se va gestando el
llamado “Gran Salto Adelante”, etapa
en la que la China Popular desarrollo su primer plan quinquenal siguiendo el
modelo soviético: colectivización de la agricultura y prioridad a la industria
pesada. En 1956, se creó la base del poder: el Comité Permanente del Polítburó,
compuesto por siete miembros. Pekín estrechó también lazos con los estados no
comunistas del Tercer Mundo. Entre 1956 y 1957, se lanzó la campaña de las Cien Flores para aprovechar el capital
intelectual del país y crear escuelas de pensamiento: un proceso único de
libertad de expresión y críticas al poder establecido. Pero los dirigentes
comunistas empezaron a inquietarse ante el celo de los intelectuales y la
agitación estudiantil. La reacción contra “los derechistas y
contrarrevolucionarios” no se hizo esperar. La línea dura impuso su ley en un
momento de graves dificultades económicas y divergencias con la URSS a causa
del proceso de desestalinización y la política de coexistencia pacífica en la Guerra Fría.
En 1958 se dio el Gran Salto Adelante, que intentó
imprimir a la agricultura el ritmo veloz de la expansión industrial en la
búsqueda del camino más corto hacia el desarrollo económico. De las
cooperativas agrícolas se pasó a las comunas colectivas, mucho más grandes,
donde había que acelerar la transición a una sociedad comunista. Las comunas
rurales y urbanas se multiplicaron por todo el país hasta que, en agosto de
1959, el Comité Central del Partido Comunista decidió rectificar. La falta de
planificación condujo al desastre económico y a una escasez generalizada de
alimentos que costó la vida a unos cincuenta millones de campesinos. El Gran Salto Adelante supuso un fracaso
personal de Mao, que había abandonado la presidencia de la Republica Popular en
diciembre de 1958. A partir de 1961, hubo que dar marcha atrás y establecer el
orden de prioridades en el campo económico: primero la agricultura, seguida de
las industrias ligera y pesada. Así se produjo una lenta recuperación basada en
el sentido común y la planificación conservadora. A comienzos de la década de
los sesenta, crecieron las diferencias ideológicas entre Moscú y Pekín. China
repudió el modelo soviético de desarrollo, condenando tanto su abandono de los
principios leninistas como su aproximación al mundo capitalista. En octubre y
noviembre de 1962, los combates fronterizos entre la India y China, en los que
el ejército soviético suministró aviones Migs a los indios, y la crisis de los
misiles en Cuba, donde los chinos acusaron a la URSS de aventurerismo y
capitulación, contribuyeron a deteriorar aún más las relaciones chino –
soviéticas. Al año siguiente, se consumó la ruptura. En 1964, Mao denunció el
seudo comunismo de Kruschev y la degeneración de un proceso revolucionario que
amenazaba a la propia China, nuevo miembro del club nuclear tras la explosión
de su primera bomba nuclear. Al cabo de una lucha interna por el poder, de 1962
a 1965, Mao emprendió una ofensiva política conocida como la Revolución Cultural, para acabar con la
renaciente burocracia y sus privilegios, que tuvo varias etapas. En noviembre
de 1965, Mao por fin estaba listo para poner en marcha la Gran Purga que llevaba tanto tiempo planeando, dirigida a “castigar a este Partido nuestro”, según
sus propias palabras. Mao actuó por etapas. Decidió que su primera andanada
fuera contra la cultura, razón por la que la Gran Purga recibió el nombre de Revolución
Cultural. Madame Mao se puso al frente del ataque. Era una ex actriz que en
realidad amaba la cultura, pero a la que no le importaba lo más mínimo
negársela al resto de los chinos, por lo que disfrutó con la oportunidad de
descargar su veneno, del que andaba sobrada. “El veneno de Jiang Qing es tan mortífero como el de un escorpión”,
confesó alguna vez Mao y a un familiar, moviendo su dedo meñique como la cola
de un escorpión. Mao sabía exactamente cómo explotar su potencial como
entusiasta de la persecución. En 1963 la había asignado al Ministerio de
Cultura como su supervisora particular para la censura de óperas y películas.
Allí nos funcionarios solían ignorarlas. Ella ya era de por sí bastante
paranoica y en ocasiones había acusado a sus enfermeras de tratar de
envenenarla con somníferos y de querer a abrasarla viva cuando se daba un baño.
Mao llevaba tiempo intentando proscribir una ópera de época, sin éxito. Se
titulaba “La destitución de Hai Rui”,
y estaba basada en una historia tradicional de una mandarín al que el emperador
castigó por defender a los campesinos. Mao la acusaba de constituir un velado
ataque a lo que él (el “emperador”)
había hecho con el destituido ministro de Defensa Peng Dehuai, por lo que
ordenó su condena. Para deshacerse de todo lo cultural que le resultara
incómodo, Mao contaba con su “escorpión”.
Pero la mujer de Mao comenzó a quejarse de que los funcionarios la “ninguneaban e intimidaban”, por lo que
empezó por vengarse de ellos despiadadamente. Mas la convirtió en su jefe de
policía, poniéndola a cargo de erradicar la cultura de toda la nación. Una de
sus tareas fue elaborar un manifiesto condenado todas las formas de cultura
sobre la base de que todas ellas habían estado en manos de funcionarios que
seguían “una línea siniestra opuesta al
Pensamiento de Mao Zedong”. Como todos los regímenes totalitarios, la China
de Mao utilizó la propaganda personalista como método de obediencia y control
sobre la población y como forma de proyección en el exterior. La China moderna
era, indudablemente, hija de Mao, pero el amor que el país profesó a su “padre” se convirtió en adoración. La
figura de Gran Timonel lo presidía
todo, su obra y su ideario regían el quehacer diario de todos, su sombra, como
la de Stalin en Rusia o la de Hitler en la Alemania Nazi, llegaba a todas
partes. El discurso oficial era el único posible y la imagen proyectada
mostraba siempre la cara amable de la nueva sociedad China. La imagen de Mao se
plasmó y se plasma aún hoy en multitud de objetos que la gente vende, compra y
colecciona, y que tanto sirven para adornar la casa como para rendir culto al Gran Timonel. Desde un huevo pintado
hasta un pisapapeles, pasando por relojes de mesa y pequeñas estatuas, todo
sirve si es susceptible de incluir la imagen del dirigente chino para su mayor
gloria. A finales de mayo de 1966, Mao estableció una nueva oficina, el Pequeño Grupo de la Revolución Cultural,
para ayudarla a llevar a cabo la Purga.
Madame Mao lo dirigía por él, ayudada por el antiguo secretario de Mao, Chen
Boda, en el cargo de director nominal, y el experto en purgas Kang Sheng como “asesor”. Esta oficina, junto con Lin
Biao y Zhoy Enlai, constituía el círculo íntimo de Mao. Bajo el poder de este
nuevo conciliábulo, el culto a Mao alcanzaría sus máximas cotas. La cara de Mao
dominaba la portada del Diario del
Pueblo, una de cuyas columnas diarias estaba dedicada a sus citas. Pronto
aparecieron chapas con su cara, de las cuales llegaron a fabricarse, 4,800
millones. El número de ejemplares de sus “obras
selectas” y de sus retratos (1,200 millones) superaba al de los habitantes
de China. Fue en aquel verano cuando se repartió a toda la población el Pequeño Libro Rojo, que debía llevarse
consigo y blandirse en todos los actos públicos, además de recitar sus
prescripciones diariamente. De 1965 a 1967, cayeron en desgracia personajes
secundarios y algunos miembros influyentes del Politburó, como el alcalde de
Pekín. Fue la época dorada de los Guardias Rojos (el equivalente a la SS de
Hitler), de los periódicos murales y del culto sagrado al Libro Rojo de Mao.
Entre 1967 a 1968, aparecieron los comités revolucionarios y las purgas a los
ultraizquierdistas. El propio Mao abandonó Shanghái, donde se había recluido, y
regresó a Pekín dispuesto a retomar el poder. En el IX Congreso del Partido
Comunista, celebrado en abril de 1968, fueron destituidos el presidente de la República
Popular, Liu Shaoqi, y el secretario general del partido, Deng Xiaoping, al
tiempo que se hizo oficial la victoria maoísta. Calificado con desprecio por
los Guardias Rojos como el “Kruschev chino”, Liu Shaoqi (1898 – 1969) fue
depurado en 1968 por orden directa de Mao, y las autoridades de Pekín
anunciaron públicamente su muerte en una granja en 1972. Ocho años más tarde
sería rehabilitado por el Comité Central del Partido Comunista, que le rindió
un funeral con todos los honores. “Su
depuración fue el peor montaje político de la historia de nuestro partido”,
se dijo en un comunicado oficial. En los tiempos del Gran Timonel, Liu Shaoqi se reveló como su principal adversario.
Durante la Larga Marcha llegó a ser
considerado el teórico del Partido Comunista. Tras los efectos desastrosos del Gran Salto Adelante puso en
funcionamiento un programa de recuperación económica en el que procedió a
clausurar las comunas y aplicar nuevas fórmulas para estimular la producción.
De 1959 a 1968, ocupó el cargo de presidente de la República Popular China,
pero durante la Revolución Cultural
fue cayendo en desgracia hasta ser expulsado del Partido en octubre de 1968. Un
año después fue detenido y murió en la cárcel al no recibir tratamiento médico
para su neumonía.
En cualquier manual de
historia podemos leer sobre los catastróficos resultados de este Flautista de
Hamelín asiático. El Partido Comunista Chino emitió en 1981 un veredicto
histórico sobre la gran hazaña emprendida por ese genocida:
“Cometió errores de enorme
magnitud y larga duración (…) y lejos de hacer un análisis acertado de muchos
problemas, confundió lo correcto con lo incorrecto y al pueblo con el enemigo.
En esto se centra su tragedia”.
EL PARTIDO DE LOS SIMIOS
Por no sé qué ley natural
o quizá el imaginativo de la gente ha llegado a la conclusión que los elementos
constitutivos del hombre se hayan repartido en el reino animal. Así tenemos que
la afición a la música se haya en la cigarra, la flema en la tortuga, la
traición en la serpiente, la astucia en la zorra, la gratitud en el elefante,
la paciencia en el cocodrilo, la laboriosidad en la hormiga, la sumisión en la
oveja, la terquedad en la mula, la lentitud en el buey, la audacia en el
águila, la ratería en el ratón, la fidelidad en el perro, la ingratitud en el
gato, la cobardía en la gallina, la solidaridad en el licaón y una larga
taxonomía como para llenar varias páginas. Esto me lleva a reflexionar que si
el Apra como organización política se reencarnara (pidamos a los dioses que
esto no suceda) en un animal, sería el pobre mono, por su afán de imitación,
quien cargara con ese estigma. He dejado de lado en esta modesta clasificación
aquello que tiene que ver con el rostro, pues, si fuera así, don Mauricio
Mulder se ganaría la careta del lobo y Velásquez Quesquén la de la alpaca. Pero
volvamos al partido de los “compañeros”.
Los apristas copiaron de los nazis sus estrepitosos desfiles, haciendo de sus
mítines, para placemiento del viejo Haya, un espectáculo de boudeville más que una reunión política;
también el saludo hitleriano a lo Ave
César pasó a ser, como la popular picada,
parte del menú, buscando darle a su organización un toque pintoresco y teatral.
Los nazis se
aprovecharon de la ingenuidad de la niñez y del candor juvenil para formar las
bases del Partido Nacional Socialista: los apristas los imitaron con desparpajo
y, sin rubor algunos, firmaron sus criollas filiales made in Perú, y como si esto fuera poco, como hicieron los jerarcas
nazis y el ejército concentrando todos los poderes del estado en manos del Führer
bajo juramento, los líderes apristas se rindieron a los pies del soberbio Haya,
rindiéndole pleitesía en juramente genuflexo cuando este (como hace ahora la
hija del reo de la Diroes con el gobierno de Kuczynski) dictaba las directrices
a seguir a sus parlamentarios para socavar, importándole un carajo el bienestar
del Perú y los peruanos, al frágil gobierno democrático de Bustamante y Ribero,
en conciliábulo, bajo los escaños del Congreso, con sus enemigos de antaño, los
odriístas. Pero no solo de los germanos los monos
y los bucéfalos tomaron algunas “cositas” prestadas pasándolos como
originales, con toda desfachatez, y con esa concha
que es más peruana que el pisco y el ceviche, se adueñaron de la Marsellesa,
esa joya coral de los franceses que nos hace recordar la Novena Sinfonía de Beethoven o el Réquiem de Mozart, para transformarla en esos mugidos carneriles
propios de un camal de yerbateros: la llamada Marsellesa Aprista. Lo único que les ha faltado es ponerle Reichtad del Pueblo a la vieja casona de
Alfonso Ugarte, cueva primigenia de ladrones de siete suelas. ¿No será la
estrella aprista una inspiración de la estrella de David? El pueblo judío tiene
la palabra.
LAS VIEJAS MAÑAS DEL APRISMO
Escuchar a Mauricio
Mulder es escuchar a su mano, Alan García. Mulder da náuseas. Su boca es un
culo donde las flatulencias se convierten en una Marsellesa aprista, en una
estruendosa música de pedos. Rastrero por naturaleza, bajeza que le viene desde
el vientre materno, a Mulder no le importa mentir, ni calumniar, ni deslizarse
por la inmundicia de las triquiñuelas y los infundios más aborrecibles. Si
fuéramos benévolos diríamos que no se puede pedir otra actitud a su persona:
quien nació para maceta no pasa del corredor, y en esa caterva de apristas
ladrones, al pobre Mauricio le tocó ser solo “campana”. Al señor Mulder la desvergüenza se le ve en la cara. Sus
añagazas para justificar al delincuente de García están impregnadas de una
halitosis política de larga data. Para entender lo que es el aprismo, hay que
traer en mientes algunos crímenes cometidos por el mal llamado “Partido del pueblo”. Vayamos por
partes:
1.
El
domingo 30 de abril de 1933, el Presidente Sánchez Cerro asistió al hipódromo
de Santa Beatriz (ubicado en el lugar donde ahora está el Campo de Marte), para
ver el desfile patriótico de treinta mil movilizables. Terminando el desfile, a
la una de la tarde, más o menos, el Presidente abandonó el recinto entre los
aplausos de la multitud, en un automóvil descubierto (la misma imprudencia de
Kennedy cuando fue asesinado en Dallas). Cuando el automóvil oficial había
andado unos metros, un individuo, rompiendo la fila de gendarmes que abría calle
al costado izquierdo, se abalanzó sobre el automóvil presidencial, seguido de
pocos metros de distancia por dos gendarmes y un civil. El agresor se apoyó con
la mano izquierda en la capota y, con un revólver, disparó a quemarropa, por la
espalda del Presidente, varios tiros (Basadre). Se oyeron disparos en varias
direcciones y el atacante, Abelardo Mendoza Leyva, fue abatido. Mendoza Leyva
era un hombre pobre, ¿de dónde pudo haber sacado un revólver? Las
investigaciones determinaron que el automóvil fue blanco de ocho disparos
hechos por varias manos que no fueron las del elemento oficial, o sea sí hubo
complot. Mendoza Leyva se había inscrito en el partido aprista en 1931; todo
apunta a que fue utilizado (como Oswald en el asesinato de Kennedy, como un chivo
expiatorio). Víctor Villanueva afirma en su libro “El militarismo en el Perú”, una teoría bastante
interesante que encaja como anillo al dedo en el modo en que los apristas tienen
de salir de apuros. Dice Villanueva:
“Es casi evidente que el asesinato de Sánchez Cerro
fue el fruto de un pacto entre Benavides y el Apra. Haya de la Torre estaba
preso en la Penitenciaria de Lima, obtener su libertad era poco menos que
imposible en el régimen tiránico que se vivía, el Apra no tenía salida alguna
después de haber fracasado todas sus intenciones revolucionarias. Sánchez Cerro
estaba respaldado por la fuerza de las armas y no había posibilidad inmediata
de derrocarlo. El Apra no encontró otro camino que el magnicidio, ya lo había
intentado meses antes [6 de
marzo de 1932], cuando los mismos
apristas pretendieron asesinarlo en la iglesia de Miraflores. Para que el
crimen no fuese inculpado al Apra que habría sido el directamente beneficiado,
habrían propuesto a Benavides y este aceptado, que asumiera el poder y luego
procediera de acuerdo con el esquema general que siempre ha planteado el Apra:
Benavides convocaría a elecciones generales, el partido aprista saldría
victorioso y Haya de la Torre podría subir al poder en forma constitucional”.
Si bien esta visión es
simplemente una conjetura como afirma Basadre, la historia posterior ha
demostrado con creces que el modus operandi de los apristas es el mismo cuando
hay que desenfundar las pistolas. Tengamos presente que cuando Benavides se
hizo del poder después de la muerte de Sánchez Cerro, ordenó la libertad del
jefe del aprismo. Haya quedó libre, pero se quedó con las manos vacías en
cuanto hacerse del poder. Entre ratas, Benavides fue el más astuto y dejó al
aprista mordiendo el aire.
2.
El 15
de mayo de 1935, el director del diario El Comercio caminaba con su esposa por
la Plaza San Martín de Lima, cerca del Club Nacional. Su nombre, Antonio Miro
Quesada de la Guerra. El Comercio no ocultaba su ojeriza contra el Apra, eso
quizá explique en algo los hechos que se dieron ese día. Carlos Steer Lafont,
un mozo de 18 años perteneciente a la Juventud Aprista del balneario de
Barranco desde 1934, disparó contra Antonio Miro Quesada; la señora María Laos
de Miro Quesada, la esposa, levanto su cartera instintivamente contra el
atacante. El victimario, ofuscado, según declaró, y creyendo que la señora iba
a sacar un revólver, disparó sobre ella e infortunadamente también la asesinó.
Al verse perseguido mientras escapaba, se disparó dos tiros, uno a la cabeza y
el otro al corazón. El asesino falló en su intento de suicidio, quedando con la
mandíbula desarticulada e inconsciente. Como de esperarse, El Comercio acusó
del asesinato al Apra y a Haya de la Torre, no solo a Steer, a quien veían como
un simple ejecutor, un chivo expiatorio.
3.
El martes 7 de enero de 1947, don Francisco
Garland, director del diario La Prensa, próspero empresario y promisorio
candidato a la presidencia del Perú fue asesinado en su automóvil que acababa
de encender. Eran las 7 y 15 de la noche cuando se escucharon los disparos; su
automóvil Mercury estaba estacionado cerca del portón del Instituto Sanitas.
Graña tenía solo 44 años y había sido amenazado de muerte reiteradamente.
Acababa de obtener una resonante victoria ante dos organizaciones que influían
en el destino de los peruanos: la International Petroleum Company (IPC) y el
Partido del Pueblo (Apra) que defendía en el Congreso a la empresa petrolera
estadounidense, para que se concediera los yacimientos de Sechura, con
perjuicio de los beneficios del Estado peruano (¿Quién mató a Graña?, Efraín Rúa). Así se apagó la vida del hombre
a quien el pueblo estrechaba la mano, porque veían en él al hombre que haría
posible la transformación del país. Las sospechas cayeron inmediatamente sobre
el APRA, partido que veía en Graña un rival difícil de vencer en la lucha por
la presidencia. El 10 de enero, Vanguardia,
un semanario político dirigido por el comunista y exaprista Eudocio Ravines,
publicó un texto incendiario contra el llamado Partido del Pueblo.
Ravines había pertenecido al Apra, porque este movimiento de masas – de
trabajadores manuales e intelectuales – había surgido enarbolando una lucha
frontal contra el imperialismo estadounidense. Eran los primeros años de 1930,
pero con el correr de los años, Ravines notó que la proclama de Haya contra el
imperialismos yanqui fue reemplazado por un elegante eufemismo político, “Interamericanismo democrático sin imperio”,
estrategia política para no confrontar los intereses estadounidenses. El gran
cambio se produjo el 20 de mayo de 1945 ante una gran multitud concentrada en
la Plaza San Martín de Lima, donde el líder del aprismo dijo que no había que
quitarle la riqueza al que la tiene, sino crearla para el que no la tiene.
Enterró así otra de sus propuestas primigenias: la nacionalización de tierras e
industrias. Haya cruzó el río para cambiar de ribera (Efraín Rúa). De ahí que
las palabras de Ravines en “Vanguardia”
tuvieran una fuerte dosis de ataque:
“Con el director de La Prensa se repite el mismo
crimen alevoso que hace años se cometiera contra el director de El Comercio
[Antonio Miroquesada]. El ánimo que ha inspirado este crimen es el mismo que
inspira al otro. Este asesinato alevoso, premeditado, tecnificado y
planificado, ha estado dirigido, por el mismo infame cerebro; ha sido planeado
por la misma sádica y depravada voluntad criminal (…). Esta es la venganza por
el rechazo de la entrega de seis provincias peruanas a un trust extranjero. Es
el despecho ocasionado por la derrota infringida en el más probo y limpio
estilo democrático a la más torpe barra de traidores que haya tenido país
alguno”.
Las claras alusiones al partido aprista saltaban a la vista. El oscuro
historial de la International Petroleum Company (IPC), incluía aquel hecho de
1922, cuando gracias a un laudo arbitral, logró que el Perú no pudiera aumentar
el nefando derecho de exportación que estaba fijado en 3.50 soles de 24 peniques.
No solo eso: logró la exoneración del pago de las regalías de producción.
Hagamos un resumen de la International Petroleum Company en el Perú hasta la
muerte de Francisco Graña Garland.
Primero echémosle una mirada a lo expuesto por Emilio Romero en si “Historia económica del Perú”, ese
clásico Sanmarquino publicado por Editorial Sudamericana de Argentina en 1949:
“El combustible del siglo actual, el petróleo, fue
conocido en el Perú desde los tiempos incaicos. Los indios hacían luminarias
don hachones de algodón empapado en el petróleo que entonces surgía en Tumbes y
corría en raudales al mar. Los españoles no valorizaron de los pozos petroleros
nada más que la brea para calafatear navíos o para la industria de cerámica.
José Eusebio Llano Zapata en su curioso libro de “Memorias
Histórico-Físico-Apologéticas de la América Meridional” dice que “en la punta
de Santa Elena que es la costa del Perú mana cierta especie de betún que los
naturales llaman copay; es la nafta de Babilonia o aceite de Medea. Sácase,
como lo refiere Herrera, de unos pozos que están cerca del pueblo de
Colonchillo, pero según Absalón es manantial continuo, aunque Cieza afirma que
es una fuente que por cuatro o cinco bocas despide este aceite”. Ya Oviedo y
otro cronistas se refirieron a la existencia del petróleo en Venezuela, pero en
realidad el valor económico del petróleo solamente comenzó a mediados del siglo
pasado y acaso no fuera arriesgado decir que no antes de que se inventara el
motor de explosión, que revolucionó la industria y la vida humana.
Durante la dominación española los depósitos de
brea fueron dados en Locación. Existen documentos del año 1642 autorizando
sacar brea. En 1717 don Juan Benito de Heras había solicitado una concesión en
la mina “La brea” de Piura, la que pasó al convento de los Bethlemitas y
finalmente volvió al gobierno al proclamarse la independencia.
El año 1826 José Antonio de la Quintana solicitó
del gobierno venta de la “Mina de brea”, lo que consiguió por decreto de 22 de
setiembre de ese año, en la suma de 2.695 pesos pagados en créditos. La venta
no fue nunca de terrenos, ni de minerales, que eran desconocidos, sino
simplemente de una mina de brea situada en “Cerro Prieto” a diez leguas del
mar, atrás de cerro de Amotape. Es importante recordar este hecho, para
comprender por qué más tarde la cuestión de “La Brea y Pariñas” se transformó
en el más grande escándalo y apasionante problema político de los últimos
tiempos del Perú.
El señor Quintana vendió la “Mina de brea” a don
José de la Lama por escritura de 14 de marzo de 1827 y después de otras
traslaciones de dominio llegó a ser del Dr. Genaro Helguero. Este Helguero
pidió posesión, no de la “Mina de brea”, sino de la “Hacienda Mineral de la
Brea” ubicada en el distrito de Amotape, inventando esa nueva denominación para
extender la propiedad hasta la orilla del mar, o sea cien leguas cuadradas, sin
ningún título de propiedad ni de dominio. Como se trataban de tierras de
desierto nadie se dio cuenta de la trascendencia del asunto. Helguero se hizo
dar posesión de esa inmensa superficie de tierras con un juez de paz, que era
un empleado a su servicio, el 14 de enero de 1886, agregando también que “pedía
posesión de la sustancias minerales subyacentes”. Sin embargo, el juez no fue
más allá que de dejar constancia en la diligencia de que otorgaba posesión de
los sitios en que las sustancias minerales se encontraban “a vista o al
descubierto, el mineral de brea líquida o aceite nombrado copé”.
La propiedad fue adquirida más tarde por un inglés,
Mr. Henry Keswick, en 1888, y en 1889 por el Dr. W. C. Tweddle, cuando en
Londres acababa de organizarse la “London Pacific Petroleum Co.” para explotar
esa región petrolera.
Cuando esta entidad pidió el reconocimiento de su
propiedad, los linderos de la misma eran distintos de los que aparecían de los
títulos del vendedor Helguero. Es así como, por arte de magia, un punto del
globo terráqueo que era un pozo de brea se convirtió audazmente en la famosa
concesión petrolífera de “La Brea y Pariñas”, que abarcó más de cien leguas
cuadradas. En el año 1911 esta Compañía organizó una subsidiaria, la “Lagunitas
Oil Co.”, para explotar los yacimientos al sudeste de Negritos, en la provincia
de Payta. Ambas compañías vendieron más tarde sus acciones a la International
Petroleum Co., subsidiaria de la Imperial Oil de Toronto, Canadá.
En realidad, los gobiernos del Perú descuidaron en
forma lamentable los vitales intereses de la nación en el aspecto petrolífero
cuando permitieron una mistificación tan monstruosa como la de “La Brea y
Pariñas”. En el año 1914 los ingenieros Héctor Boza y Alberto Jochamovitz
fueron comisionados por el gobierno para hacer una mensura exacta de la
hacienda, pero fueron las primeras víctimas del imperialismo capitalista.
Privados de agua y alimentos en el desierto y hostilizados por el gerente
inglés, apenas pudieron llevar a cabo su cometido. La empresa cerró sus
fronteras a toda intervención, incluso del Poder Judicial del Perú, estableció
un régimen absoluto y duro sobre el personal obrero y se consideró un estado
libre incrustado dentro del Perú. Se negó a pagar al Estado las contribuciones
propias de la industria y el asunto fue llevado al Tribunal de la Haya, donde
naturalmente, debía triunfar. Sin embargo, no se olvidó un principio de
justicia al declarar que deberían pagar derechos de exportación por el petróleo
a la nación peruana en la ridícula cantidad de $3,50 por tonelada métrica,
durante el periodo de 20 años a partir de 1922, que por el bien del país ya han
fenecido”.
En el libro de Carlos
Loret de Mola, “La página once”,
también nos permite obtener estos datos:
1.
Respecto
de los yacimientos petrolíferos de La Brea y Pariñas existía controversia desde
1887 (propietario Genaro Helguero), que se agrava a partir de 1911 (empresa
explotadora London Pacific Petroleum Company), cuando se ordena la remensura en
las pertenencias comprendidas en el área.
2.
Esta
controversia se origina, en la forma, sobre una cuestión tributaria; pero su
verdadera causa fue siempre que el Estado Peruano sostenía su derecho de propiedad
sobre el subsuelo, frente a los poseedores de la superficie (cuya propiedad
nunca fue discutida) que alegaban ser también propietarios del subsuelo y de
las riquezas existentes en él, en contradicción con las disposiciones de la legislación
minera, que no admite, ni admitía en esa época, excepciones de ningún género en
cuanto que el Estado es el único propietario de todas las fuentes naturales de riqueza
que se encuentran dentro de su territorio.
El llamado Laudo de París
de 1922 (transferida ya la explotación a la Internacional Petroleum Company) no
se pronunció expresamente sobre el Status legal de la propiedad minera, sino
que se limitó a reproducir el convenio suscrito un mes antes por el Ministro de
Relaciones Exteriores del Perú (Alberto Salomón) y el representante del
Gobierno Británico (Gran Duff) que estableció normas de tributacion por un
periodo de cincuenta años (hasta el 1 de enero de 1972), a cuya expiración, “La Brea y Pariñas se sujetará al canon de
superficie, canon de producción, regalías y cualesquiera contribuciones e
impuestos que establezcan las leyes entonces vigentes que se dictarán después”.
Es decir que aun en ese entreguista
e írrito convenio (base del llamado Laudo de París) se reconocen las normas del
desecho minero, aunque postergando su aplicación por un lapso de cincuenta
años, en inaceptable condición de privilegio, violatoria de la Ley Fundamental
de la República y lesiva a los intereses nacionales (Carlos Loret de Mola, “La
Página once”).
Si bien muchos peruanos
no recordaban estos tristes y denigrantes hechos contra las riquezas del Estado
Peruano, don Francisco Graña Garland no lo había olvidado. En su editorial del
2 de enero de 1947, el diario La Prensa, puso el dedo en la llaga:
“El contrato de Sechura
concede a la International (IPC) el derecho de explotar más de dos millones
doscientas mil hectáreas de un territorio que se extiende por gran parte de Piura
y Lambayeque, y la autoriza para retener lo que estime “conveniente”, hasta por
el 30 por ciento del área indicada. Unidas esas concesiones a las que
actualmente tiene la compañía, se formará un vasto feudo de la Standard Oil en
el norte del país”.
La posición alevosa de
los apristas que apoyaban a la empresa estadounidense que atentaba contra los
intereses del Perú, era por demás falaz y denigrante. Los jefes apristas
llegaron, en el colmo del cinismo, a decir que los inversionistas peruanos no
tenían interés en la explotación y exploración petrolera, lo cual era
completamente falso, pues, meses antes del editorial de La Prensa, los dos
mayores capitalistas peruanos, los hermanos Fernando y Augusto Wiese,
reclamaron un permiso de exploración que les fue negado por el Ministerio de
Fomento:
“Resulta clamoroso que
se cierre el acceso a capitalistas nacionales que querían acometer por su
cuenta una empresa en una sección del área enorme de Sechura. Solo con una
política de sometimiento colonialista a la Standard Oil ha podido llegarse a
ese extremo”.
(Editorial de La Prensa, 2 – 1 – 1947).
José Antonio Encinas,
doctor en jurisprudencia y senador por Puno, en los años 1945 y 1950, hizo una
denuncia contundente y valiente al subrayar que no se podía firmas un nuevo
contrato con una empresa corrupta, que estafaba el país invadiendo el pago de
impuestos y derechos de explotación. Y aseguró que la IPC mentía descaradamente
en los volúmenes de exportación, pues los barcos cargueros contenían más
petróleo del que consignaba en los papeles.
Visto todo esto, era
evidente que Francisco Graña Garland era un hueso duro de roer, sus campañas
contra el entreguismo del Perú a la empresa yanqui eran demoledoras para los “intereses” apristas defendidos desde el
Congreso. No quedaba otra cosa que sacarlo del medio. A un partido de
pistoleros no le faltan asesinos a sueldo. Uno de los más famosos asesinos
apristas era Chaney Sparrow. El tipo delincuencial de Sparrow encajaba con el
hombre que mató a Graña. Fanático que creía en la revolución prometida por el
aprismo, se dice que Chaney Sparrow confesó el crimen ante Esparza Zañartu, el
Montesinos de Odría, pero Esparza desestimó la declaración porque ya tenía a
los “culpables” y no deseaba quebrantar la investigación del general Manuel
Odría (Efraín Rúa). A pesar de las cortinas de humo, la tergiversación de los
hechos y los amañamientos que realizó el Apra, el agente fiscal que veía el
caso, acusó a siete implicados. Fernando León de Vivero, en su libro “El tirano
quedó atrás”, publicado en Méjico en 1951, escribe unas páginas indignas sobre
el asesinato de Graña, palabras reveladoras de un encubrimiento. Libro plagado
de mentiras, inexactitudes, embustes, tergiversación y una que otra verdad
histórica, el mamotreto de León de Vivero cumple con su cometido, desviar la
culpabilidad del Apra en el alevoso crimen, aunque para ello haya que profanar
la memoria del muerto:
“Conducido prestamente
Graña Garland al Hospital Italiano, los médicos certificaron el fallecimiento.
Beltrán, Ravines y adláteres resuelven sobre el cadáver aún caliente y las
lágrimas sentidas por el padre de la víctima, trasladar los restos al edificio
de “La Prensa”. La voz de la coalición se uniforma para otorgar a los funerales
“significación política”. El dinero se gira y distribuye y los “señoritos” se
movilizan…
Los familiares de Graña
Garland, su amasia Esperanza Vargas y un grupo de personas respetables circulan
la primera versión:
“Es un crimen pasional. ¿Quién sabe si algún socio? Puede
que sea un amigo ultrajado, un esposo vengador de honra. ¿Tal vez el negocio…?”. Los
limeños cuchichean, “sí,
es posible que las drogas y la mafia…”.
La ley y el reglamento
de la materia preceptúan que las drogas deben expenderse por intermedio de dos
o más personas o entidades a quienes se haya adjudicado la concesión en subasta
pública, previo depósito y demás garantías. Por causas inexplicables hasta
ahora, no se cumple con la ley. La distribución de las drogas se dio a una
entidad. Familiares de funcionarios de Salubridad trabajan en la firma
distribuidora de drogas. De esa firma se surtía Graña Garland para “Sanitas” y
demás operaciones. Los contratos de cocaína son turbios. En su venta y reparto
figuran muchos elementos. La cadena es larga y los pájaros de alto vuelo se
mueven entre bastidores. Los amigos íntimos de Graña en los primeros instantes
explicaron la muerte como resultado de discrepancias y desavenencias. Los
cabecillas de la coalición reaccionaria – comunista sindican al Apra. No
pierden el tiempo. Se ajustan al plan de Montalbán. Armada la capilla ardiente,
la oligarquía limeña dispone suspender las labores en las fábricas e industrias
– donde poseen intereses – el día del sepelio, y conminan a los obreros a
concurrir. Si asisten se les pagará el salario. En caso contrario, no recibirán
su día y se les someterá a represalias.
Alberto Ulloa (el padre)
rotuló a los oligarcas peruanos de “Traficantes de cadáveres”, por
su pericia en este comercio y por el Show que montan para capitalizar políticamente la
muerte de alguno. Sí, para los fascistas, primario es la propaganda – y esto lo
aprendieron de los comunistas –, para el “civilista” peruano la propaganda del
muerto es en esencia de su mediocre filosofía política. Los pachecos peruleros
suelen ser artistas en el arte de traficar con los muertos. Más finos artistas
si “el muerto no murió de muerte natural”. En el comercio del fallecido no se
repara en pelillos. Ingeniosos en el decorado, peritos en el bambalinón,
experimentados en el escenario y el estuco son ventajeros en la capitalización
del difunto que pasean. El finado pudo ser un infeliz, un analfabeto, un ente
desconocido o un hombre capaz. La técnica no acusa diferencias al darle bombo y
extraer de la velación, innegables consecuencias políticas. Si pudieran
encerrar en frase el sistema, dirían, “Bienaventurados los muertos porque de ellos depende
nuestro reino en la tierra…”. Al revés de la hija de Herodíades que distrajo con
la danza y el cuerpo torneado en demanda de la cabeza del justo, los
“civilistas” distraen con el mortuorio en pos del dividendo político y del
lucro avorazado. El muerto ayúdalos a rascar la sarna de una opinión
minoritaria, pobre y vil. Y si la sarna, al rascado de las uñas, se extiende y
crece, la opinión y su fuerza disminuyen y esfuman”.
León de Vivero no se
anda con lindezas y no ahorra veneno para escribir estas páginas vitriólicas y
ponzoñosas. Experto cañonero y profanador de tumbas, el cacógrafo principal de
ese esperpéntico panfleto que se llamaba La Tribuna, León Vivero cumple con
maestría su función dentro del Apra: desatorar las cañerías de la Casa del
Pueblo por donde corren ríos de calumnias,
infamias, contubernios, crímenes, complots, latrocinios, prebendas, coimas,
drogas y sangre de inocentes, como la que quedó en los asientos del automóvil
de Alberto Graña cuando fue asesinado.
Todos los acusados por
el asesinato de Graña eran militantes del partido aprista. Cuando se expidió el
fallo definitivo, los dos principales acusados fueron condenados a 20 años de
prisión. López Obeso, Jeri e Ingunza, recibieron una pena de 10 años; Vaccari
Gallo, seis; Perla Ramírez, tres. Arrunátegui, Marazzani y el periodista
carnero Hocke un año de prisión. Efraín Rúa, manifiesta en su libro lo
siguiente:
“Cuando el caso Graña
pasó al olvido, Chaney Sparrow cambió de nombre e instaló un taller de mecánica
en uno de los ambientes de la Casa del Pueblo. Allí recibía encargos de sus
compañeros para construir carpetas destinadas a escuelas y otros centros de
estudios. Cuando bebía en exceso contaba que él era, en verdad, el asesino de
Graña. Chaney murió de cáncer en 1989, a fines del gobierno de Alan García.
NO SE RECONSTRUYE UNA CASA SOBRE EL LODO
La campaña mediática
emprendida por Jorge del Castillo, Mauricio Mulder y Javier Velásquez Quesquén,
para defender al difunto suicida de Alan García, tiene como finalidad,
limpiarle la cara al APRA, pensando en las elecciones del 2021. No es entonces,
como dice el refrán, Amor al chancho,
sino a los chicharrones. Expertos en mentir, engañan y manipulan a las
masas, estos “expertos” políticos discuten,
exponen y cuestionan hechos, basados solo en las palabras y sus múltiples significados
y no sobre los acontecimientos, los cuales soslayan para no verse descubiertos.
Enmascarados como el Llanero Solitario,
para colmo, apelan a un lenguaje oscuro, rancio, leguleyo, rebuscado y hermético,
convencidos de que la masa que los escucha no los entenderán, pero que,
escudados en la imagen de Haya de la Torre, los aplaudirán a rabiar con el
fanatismo de los cruzados medievales, porque están convencidos de que algo
bueno y verdadero les están diciendo. Ese trío de truhanes acomodaticios, no
ahorran palabras para difamar e injuriar a los fiscales que con pruebas
contundentes, arrinconaron con la justicia en la mano a quien hizo de la política
peruana su máquina de producir dinero, a ese hombre de actitudes pomposas y
arrogantes que se creía intocable y valiente y que al final, hundido en las
turbias aguas de su vida repudiable, se voló los sesos para escapar de la
deshonra de verse encarcelado como el más vil delincuente. El cinismo de Mulder
al afirmar que García no sabía nada del dinero que recibían sus testaferros,
Nava y Atala, nos lleva a preguntarnos: ¿Cómo se puede ser tan iluso y
rastrero, para llegar al límite de la razón para hacernos creer que lo que dice
es cierto? Pobre Mulder, parece que la pérdida de sus neuronas es proporcional
a la caída de sus cabellos. Estos tres lacayos del expresidente, a quien rendían
obediencia y sumisión a cambio de prebendas y mancebías, saben que el fango
excrementicio dejado por García les ha llegado al cuello haciéndoles la atmósfera
irrespirable y que, si no logran salir de ahí cuanto antes, en los próximos comicios
electorales no sacarán votos ni para sostener la pálida estrella descolorida
que aún cuelga en la destartalada casona de Alfonso Ugarte. Estos tres
mosqueteros del bandidaje siguen basando su discurso picoteando de aquí y de allá
el pensamiento de Haya, machacando ese catecismo de ideas anquilosadas, eso que Gramsci llamó “doctrinarismo pedante”, que se derrumba como una muralla de arena
ni bien se le pone enfrente la realidad concreta, las pruebas irrefutables de
una organización delictiva que tenía como Padrino
al pusilánime suicida. En el colmo de la desfachatez y la desvergüenza, los acólitos
de este Monopodio cervantino, quieren cubrir las fechorías de su amo declarando
el día de su cobarde suicidio como el “Día
de la dignidad aprista”. ¿A los pocos apristas decentes que aún quedar,
permitirán este arribismo político de esa podrida cúpula parlamentaria aprista?
Permitirán que esos impresentables profanen la memoria de Haya, poniendo en
paralelo una celebración que vaya de la mano con el “Día de la Fraternidad”. Parece que lo urgente ahora es encontrar
una tabla de salvación al naufragio político que sufre el Apra, pensando en las
elecciones del 2021. Pero como lo que queda del Apra no pasa de una muchedumbre
de fanáticos, ahí los escucharemos gritar como carneros su rancia y raída frase:
El APRA nunca muere.